“Anunciar y ser testigos de la caridad de la verdad, pero en la realidad de lo social” es un deber cristiano
“La verdad y la caridad no son dos cuestiones universales que están flotando en el aire, sino que se viven en la realidad que nos toca vivir, en la cuestión social que tenemos que enfrentar”, señaló el Obispo de Iquique.
La estructura de la encíclica está dividida en seis capítulos, en los que Benedicto XVI va recorriendo en torno a la temática de fondo que quiere tocar este documento: el desarrollo, porque el gran afán de todos los pueblos es el avance, señaló el Obispo de Iquique y añadió que el Santo Padre vuelve a tocar el dicho tema como una cuestión prioritaria para la sociedad actual, enmarcada en la realidad, pero a partir de una cuestión fundamental: la caridad y la Verdad son fundamentales para que haya una contribución en el pensamiento.
En esto, dice el Obispo de Iquique, se toma el pensamiento paulino, cuando en la encíclica se asegura que “la caridad sin la verdad es peligrosa. No tiene la total iluminación, y la verdad sin la caridad se plantea como una cuestión fría, que no seduce a nadie”. También argumenta que dicho planteamiento implica una mirada de fe; “Este es el corazón que plantea la Encíclica, es una cuestión que parte desde la fe. Enfrentar la caridad en la verdad en una perspectiva de una mirada mucho mayor, que es la mirada de lo trascendente: la mirada de Dios”.
“Así cuando hay una unidad entre la caridad y la verdad entonces se puede producir un desarrollo integral”, agregó Monseñor Ordenes. En su presentación también destacó algunos planteamientos fundamentales de esta tercera Encíclica de Benedicto XVI: “la caridad y la verdad tiene su origen en Dios”, “el bien se encuentra asumiendo el proyecto dado al hombre por quien está más allá del hombre” , “la caridad, es decir la donación del Ser, es la vía maestra, es como la gran avenida, por donde se debe desarrollar y se desarrolla la Doctrina Social de la Iglesia”, “solo la verdad resplandece la caridad” y el cristianismo entre otros.
Por otra parte, también se refirió a algunos planteamiento que, a la luz de la caridad y la verdad, contiene esta encíclica y señaló que en la memoria que tiene la Populorum Progressio se pueden encontrar algunas ideas que se recogen de encíclicas anteriores que, para hablar de desarrollo en estos tiempos, se mantienen algunos principios fundamentales, donde la falta de desarrollo está dado en tres elementos. Voluntad, pensamiento y Falta de fraternidad.
También aseguró el Obispo de Iquique que, otros de los planteamientos de este texto es “el beneficio del bien común”, “la mentalidad acrítica que se ha producido sobre la técnica”, “la justicia conmutativa que plantea el mercado y la necesidad de una justicia distributiva”.
Así mismo, resaltó el planteamiento de cuáles son las estructuras de regulación por las cuales deben desarrollarse el tema financiero o el tema del mercado. Al respecto, el Pastor de Iquique, destacó que Benedicto XVI en esta encíclica habla acerca de la relación privados-Estado, entendiéndose que el Estado “debe regular el ámbito de lo privado y lo privado debe estar en relación con el Estado. Agrega la encíclica que no basta solamente con la regulación del estado para lo privado, es necesario que la institucionalidad de lo social se haga mas presente”.
En dicho contexto también nace la “necesidad de la ética, de un marco regulador fundamental que podamos tener como base común. Hoy día es impensable, podemos discutir muchísimo si existe una ética común a nivel mundial, pero se hace necesario una ética que nos pueda regular”. ¿Cómo plantearlo? Se preguntó Monseñor Ordenes, “sin duda que la fraternidad y la gratuidad, son producto de la caridad, producto de la vinculación”, estando esta última fundamentada sobre “la justicia social, el derecho que tiene el otro, de recibir parte de lo mío y el deber que tengo yo de dar parte de lo mío”.
Finalmente, dijo “el documento plantea una cuestiones sobre la técnica y el desarrollo, dos aspectos que iluminan. La técnica permite dominar la materia, reducir los riesgos, ahorrar esfuerzos, mejorar las condiciones vida, responde a la misma vocación de trabajo humano”. “La encíclica termina planteando que en definitiva el desarrollo no es sólo una cuestión de la regulación de la técnica, de la regulación del Mercado porque en el fondo ¿dónde se producen los grandes acontecimientos del pensamiento, de la voluntad, de la fraternidad?, ¿dónde se producen las grandes opciones por la justicia?. En todos sus elementos se producen, al interior del ser humano”.
“Las tesis que tiene esta encíclica es que el gran problema de la sociedad hoy día el gran problema de las crisis, el gran problema de enfrentar el desarrollo, no está en la técnica en sí misma, no está en las vinculaciones que podamos realizar, sino que está oculto en el alma, en el corazón del ser humano”, enfatizó y dijo: “La pregunta es si estamos dispuestos a reconocer que hoy día es necesario elementos que van más allá del hombre. ¿Cuáles son éstos?, primero la búsqueda de una justicia, pero esta ética y justicia, la búsqueda de la fraternidad, la caridad. El método está en el alma del hombre, pero superan al mismo hombre”.
Estos son los planteamientos de la encíclica, Caritas in Veritates, “entonces para poder buscar el desarrollo, es necesario buscar en el fondo, dos elementos fundamentales: la entrega del ser humano y una muestra porqué el ser humano se entrega a sí mismo. Con esta lógica de justicia de caridad, de fraternidad, de gratuidad es en sí una entrega, pero que esté buscando los principios de la verdad para que no se vaya para cualquier parte, sino que se vaya por aquello que es justo, bueno y necesario para el desarrollo total del ser humano. En caridad y en verdad se desarrolla todo lo humano”, concluyó.
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Fuente: Comunicaciones Iquique