Alrededor de 600 jóvenes soldados junto a familiares y amigos, participaron de la eucaristía en las gradas de la Catedral San Marcos en el marco de su preparación para el juramento ante la bandera.
Monseñor Vargas durante la homilía invitó a la reflexión sobre la juventud y el futuro y esperanza que sobre ellos tiene nuestra sociedad y la iglesia.
"...en las nuevas generaciones se juega el mañana de Chile, y lo que se desea hacer con él. Orar por el futuro de Chile, exige orar por nuestros jóvenes. Para ello contamos con las grandes cualidades y virtudes de la juventud, entre ellas, proclamaban los Pastores reunidos en Aparecida, no temen el sacrificio ni la entrega de la propia vida, pero sí a una vida sin sentido. Por su generosidad, están llamados a servir a sus hermanos, especialmente a los más necesitados con todo su tiempo y vida. Tienen capacidad de oponerse a las falsas ilusiones de felicidad y a los paraísos engañosos de la droga, del placer deshumanizante, del alcoholismo y de todas las formas de violencia..." señaló monseñor Vargas.
El Obispo de Arica, destacó tambien la capacidad de los jóvenes de luchar por grandes valores, como son la paz, la libertad, la ecología, la fraternidad, la solidaridad "...Aquí en Arica, muchos se han comprometido con el programa “un techo para Chile”, otros como voluntarios del Hogar de Cristo, otros trabajando en el verano con los niños más humildes en las colonias urbanas, cientos comprometidos en los movimientos juveniles eclesiales, etc. Es impresionante la capacidad que tienen de compartir la vida con otros, formar grupos, construir amistad, hacer comunidad."
Monseñor Vargas replanteó las preguntas que el Papa Benedicto hiciera a los jóvenes en la ultma jornada mundial de la juventud "... Queridos jóvenes, permitidme que os haga una pregunta. ¿Qué dejaréis vosotros a la próxima generación? ¿Estáis construyendo vuestras vidas sobre bases sólidas? ¿Estáis construyendo algo que durará? ¿Estáis viviendo vuestras vidas de modo que dejéis espacio al Espíritu en un mundo que quiere olvidar a Dios, rechazarlo incluso en nombre de un falso concepto de libertad? ¿Cómo estáis usando los dones que se os han dado, la «fuerza» que el Espíritu Santo está ahora dispuesto a derramar sobre vosotros? ¿Qué herencia dejaréis a los jóvenes que os sucederán? ¿Qué os distinguirá?..."
Monseñor Vargas tambien analizó las amenazas que los jóvenes deben enfrentar desde la mirada de los obispos de America Latina en Aparecida, entre ellas se encuentra las secuelas de la pobreza; la socialización y la transmisión de valores ya no se produce primariamente en las instituciones tradicionales como la familia, la escuela, la Iglesia, sino en nuevos ambientes no exentos de una fuerte carga de alienación; su permeabilidad a las nuevas formas de expresiones culturales producto de la globalización, lo cual afecta a su propia identidad personal y social. Hay jóvenes que suelen ser presa fácil de nuevas propuestas religiosas o pseudos religiosas. La crisis por la que atraviesa hoy la familia,la educación de baja calidad, una concepción de persona reduccionista, la ausencia de jóvenes en lo político , un porcentaje de jóvenes formados quizás en una cultura materialista que ha ido produciendo en las nuevas generaciones un gran vacío espiritual, existencial, que por carencia de fortaleza interior tienen muchas dificultades para asumir los dolores, pruebas y frustraciones propias de la vida.
"No obstante las dificultades -señaló monseñor Vargas- y fortalecida por el Espíritu y provista de una rica visión de fe, la nueva generación de jóvenes cristianos está invitada a contribuir a la edificación de un mundo en el que la vida sea acogida, respetada y cuidada amorosamente, no rechazada o temida como una amenaza y por ello destruida. Una nueva era en la que el amor no sea ambicioso ni egoísta, sino puro, fiel y sinceramente libre, abierto a los otros, respetuoso de su dignidad, un amor que promueva su bien e irradie gozo y belleza. Una nueva era en la cual la esperanza nos libere de la superficialidad, de la apatía y el egoísmo que degrada nuestras almas y envenena las relaciones humanas. Queridos amigos, el Señor os está pidiendo ser profetas de esta nueva era, mensajeros de su amor, capaces de atraer a la gente hacia el Padre y de construir un futuro de esperanza para toda la humanidad.
Finalmente Monseñor Vargas efectuó una invitación a los jóvenes soldados a atreverse a amar "...”, a no desear más que un amor fuerte y hermoso, capaz de hacer de toda vuestra vida una gozosa realización del don de vosotros mismos a Dios y a los hermanos, imitando a Aquél que, por medio del amor, ha vencido para siempre el odio y la muerte. El amor es la única fuerza capaz de cambiar el corazón del hombre y mujer de esta Patria nuestra, y de la humanidad entera."
La celebracion culminó con los jóvenes soldados entonando el Himno del Ejercito a los pies de la Catedral San Marcos y el Morro de Arica.
Más fotografías y texto completo de la homilía en
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Fuente: Comunicaciones Arica