Dos nuevos diáconos permanentes en Futrono
Dos nuevos diáconos permanentes en Futrono

En una solemne Eucaristía celebrada en la Parroquia San Conrado de Futrono, Mons. Ignacio Ducasse confirió la Ordenación Diaconal permanente a dos nuevos laicos de la Diócesis de Valdivia. Se trata de Sergio Hernán Villarroel Ortiz y René Hernán Contreras Figueroa, ambos casados.

Sergio Villarroel nació el 1 de noviembre de 1949 en Futrono. Es casado con Juana Riquelme hace 20 años, tienen dos hijos, Ricardo de 18 y Patricio de 16 años. Expresa que Consultado servir en la Iglesia como Diácono permanente significa primero, el paso de Dios en su historia personal y familiar. "Y segundo, significa estar siempre disponible, atento, abrir mi corazón a Él y abandonarme en sus manos. Donarme para el servicio de la Iglesia que son mis hermanos y hermanas, especialmente los sencillos y humildes", manifiesta.

Por su parte, René Contreras es oriundo de Valdivia y nació el 19 de octubre de 1956, es casado con Elena Ruiz Pérez, tienen tres hijos: Marco Andrés, René Patricio, Ingrid Roxana; además de dos nietos: Patricio Andrés y Francisca Catalina.

Emocionado confiesa que su vida siempre ha estado ligada a la Iglesia, desde niño. "No recuerdo ni me imagino vivir fuera de ella; por lo que el Diaconado permanente es la confirmación de la obra que Dios inicia en mí y mi familia hace 48 años. Es difícil expresar con palabras el sentimiento que provoca, la alegría incomparable de sentir el amor de Dios”, testimonia.

En Valdivia, la formación hacia el Diaconado permanente se inició con Mons. Alejandro Jiménez, el 26 de junio de 1993, ordenándose 11 laicos, el 20 de abril de 1997, de manos de Mons. Ricardo Ezzati. Sergio y René son los primeros diáconos permanentes que ordena Mons. Ignacio Ducasse.

Diáconos Permanentes: Ministros y servidores de la Iglesia

Son los encargados de animar a los cristianos en su propia vocación de servicio, tanto en el orden de la solidaridad como de la evangelización. Son, por lo general, hombres casados que forman parte del personal consagrado, con un ministerio que cumple un triple servicio: profético, litúrgico y caritativo.

Los diáconos permanentes son, por lo general, hombres casados, que reciben este ministerio para colaborar con el Obispo en el quehacer pastoral y de evangelización de la Iglesia. Pueden presidir la Liturgia de la Palabra y los sacramentos del Bautismo y del Matrimonio.

Este ministerio, si bien tiene su origen en los primeros siglos de la Iglesia, fue restablecido en el Concilio Vaticano II (1962-1965), como un grado estable de la jerarquía eclesiástica. A partir de ese momento, se subraya el valor del servicio que presta el diácono. Asimismo, se responde a las exigencias pastorales actuales, como es la escasez de sacerdotes y la necesidad de una cercanía de éstos al pueblo fiel, y, finalmente, la Iglesia se enriquece con la ordenación, el compromiso estable y la función litúrgica de los diáconos.

Fuente: Comunicaciones Valdivia
Valdivia, 01 de Diciembre, 2004

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