Mons. Ezzati sostuvo que la crisis se enfrenta con unidad y solidaridad
Junto con valorar la iniciativa de la Intendencia de la Región del Bío Bío de convocar a todas las fuerzas vivas de la región, en el Gran encuentro por el trabajo y el desarrollo regional, monseñor Ricardo Ezzati sostuvo que la crisis económica debe enfrentarse con unidad y solidaridad y debe ser una oportunidad para construir un futuro mejor. En la actividad intervinieron, además, el presidente provincial de la CUT, Jorge Fierro; el presidente de la Cámara de la Producción y el Comercio, Leoncio Toro y el intendente regional, Jaime Tohá González.
Con un profundo discurso, monseñor Ezzati abrió el acto que reunió a más de 500 representantes de empresas, organizaciones sindicales, instituciones y servicios públicos y privados. En parte manifestó que “el remezón económico financiero, iniciado los meses pasados, es como un ‘tsunami’ mundial que amenaza a todos, cuya intensidad afecta a todos y cuyas complejas consecuencias es aún difícil predecir en todo su espesor. Sin embargo, en la adversidad, la unión hace la fuerza y el sencillo aporte de uno, unido al esfuerzo de todos, crea redes insospechadas de justicia y solidaridad.
Indicó que la jornada es un “encuentro emblemático”, porque a su juicio fue “encuentro que quiere manifestar y estimular la voluntad de ser un pueblo que quiere vivir en comunión y en participación solidaria; un pueblo que tiene conciencia que las crisis y las emergencias son también oportunidades y que se enfrentan mejor si todos nos damos la mano, si todos orientamos miradas e intereses hacia objetivos comunes, si aportamos sabiduría para discernir la dirección justa, si sabemos renunciar a legítimas visiones individuales para orientar las energías hacia el bien común”
Luego, en su intervención sobre los elementos fundamentales para construir este “mejor, todos juntos”. Dijo que los hombres son portadores de un gran don, por estar dotados de capacidad racional y de voluntad libre. De capacidad racional, capaz de buscar y de encontrar la verdad, y de voluntad libre que lleva a adherir a la verdad encontrada, en la praxis de la vida diaria. “Estas dos facultades, ejercidas también en el campo de una economía y finanzas sacudidas por la crisis, permitirán buscar la verdad, en toda su profundidad, a no darse por satisfechos con respuestas fáciles e ilusorias y a buscar, con ahínco y voluntad, los caminos que permitan operacionalizar éticamente la verdad descubierta, sin ceder a la tentación de la fácil corrupción”, afirmó.
Agregó que las empresas saben muy bien que los trabajadores son su patrimonio más valioso; son quienes les han permitido generar utilidades pasadas y tienen un alto potencial para generar utilidades futuras. Los trabajadores son un bien que hay que valorar, proteger y al cual inspirar renovada confianza (…) “En estos momentos de crisis, urge un esfuerzo consciente y generoso de parte de todos, en particular de las empresas, para garantizar aquella seguridad laboral que aleja la desesperanza y el temor. Más que nunca se impone la cultura del compartir y de la solidaridad”. En relación a los trabajadores precisó que ellos saben que son el bien de sus empresas y, al mismo tiempo, tienen conciencia que las empresas son su propio bien. Por eso, con mayor urgencia, los tiempos de crisis reclaman la voluntad de los trabajadores de defender su puesto de trabajo, de participar en la búsqueda de soluciones racionales y dialogadas, para minimizar los efectos perniciosos de la tormenta en sus empresas, incluso postergando beneficios personales o permitiendo mayor flexibilidad para que las empresas puedan manejar con mayor sabiduría y solidaridad las difíciles situaciones que se presentan, y no lleguen al quiebre, lo que significaría la pérdida permanente del empleo”.
Respecto al rol del Estado, manifestó que debe buscar y administrar el bien común. “Por eso que, frente a los temas laborales y a las crisis que afectan a las empresas que dan trabajo, el Estado no es un mero espectador de relaciones entre privados. Su deber es proteger el empleo con medidas económicas preactivas. En este sentido, el nuevo paquete de estímulos económicos, anunciado por la Presidenta y aprobado unánimemente por el Congreso constituye un signo de esperanza para el país. No me detengo ulteriormente en este campo. Espero que el Estado tenga la capacidad y la voluntad de generar puestos de trabajo mediante una renovada política creativa y agresiva de inversión pública y de generación de microempresas familiares y vecinales que supere, la mera asistencialidad, que disminuya el “Pro empleo”, y genere “empleos” estables y dignos”.
Finalmente, se refirió a que la economía tiene sus leyes científicas y también sus trampas. Por eso, poner al centro la persona humana y su auténtico desarrollo personal y comunitario, significará, entonces, buscar lo que hace humana y objetivamente justa la economía para no sucumbir a las trampas que la distorsionan. Con razón el Papa Benedicto XVI reclamaba para América Latina y El Caribe estructuras justas: “Las estructuras justas -enfatizó- son una condición indispensable para una sociedad justa, pero no nacen ni funcionan sin un consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales y sobre la necesidad de vivir estos valores con las necesarias renuncias, incluso contra el interés personal”(Benedicto XVI, Discurso de Aparecida, 2007).
Concluyó afirmando que “la invitación a la que hemos respondido, marque un hito importante de mayor comunión y se traduzca en un camino eficaz de búsqueda, de diálogo fecundo y de realizaciones que marquen un auténtico desarrollo para nuestra Región”
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Fuente: Comunicaciones Concepción
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