“Chile necesita de jóvenes cristianos que, experimentando el amor de Dios en su propio corazón, hacen del amor de Dios un proyecto de su vida para los demás”, fue el llamado que hizo Monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Concepción, a los jóvenes de los colegios que coparon la Iglesia Catedral, en el contexto de la Conmemoración de San Alberto Hurtado, en el Día de la Solidaridad en nuestro país.
La celebración fue preparada por la Vicaría de la Educación, que dirige el presbítero Francisco Osorio. En la oportunidad, Monseñor profundizó sobre la figura del “primer santo chileno”, quien vivió “el evangelio de manera excelente” y les ayudó a reflexionar qué significa la solidaridad para la vida de los jóvenes desde la identidad cristiana. Dijo que San Alberto Hurtado debe ser un modelo de vida para los chilenos, especialmente para los jóvenes, ya que él desde su juventud encontró en el Señor Jesús y en su Evangelio, la inspiración para los más grandes ideales de su vida. “En cada joven hay ideales grandes y quien magnifica estos ideales, quién propone ideales cada vez más grandes y bellos, es justamente el Señor”, precisó.
Monseñor expresó su alegría y esperanza porque los jóvenes de hoy sienten el imperativo de la solidaridad. “En el corazón de los jóvenes especialmente de los que se han encontrado de verdad con Jesucristo, está muy presente el deseo y la voluntad de vivir solidariamente con los demás”, dijo, recordando que en las recientes vacaciones de invierno, conoció la experiencia de jóvenes de colegios y universidades que dejaron de lado su descanso, “para aprender a servir a los demás en una solidaridad que no quiere ser de unos días, de cinco minutos, sino que quiere ser una actitud de vida”, precisó, afirmando que estos jóvenes habían roto el círculo estrecho del egoísmo y le habían dado sentido a su vida y habían descubierto que Dios nos ha hecho para vivir en comunión y en solidaridad con los demás”.
Por último, Monseñor expresó que “Chile crecerá en su Bicentenario de la historia sobre todo a través de jóvenes, hombres y mujeres, que aprendan animar la vida diaria con la solidaridad y con una solidaridad que no tiene fronteras, porque se parece a la solidaridad de Jesús. Hoy, delante del Señor renueven su propósito y su deseo de crecer como jóvenes que abren las puertas a la solidaridad en las dimensiones en las que Cristo los urge a vivir y trabajar por los demás”.
Fuente: Comunicaciones Concepción
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