Las experiencias vividas por los sacerdotes Rodrigo Tupper, Vicario de la Pastoral Social y de los Trabajadores, Agustín Moreira, Capellán del Hogar de Cristo; Macarena Puigrredon, periodista de Canal 13, y cuatro estudiantes de la Universidad Alberto Hurtado fue “extraordinaria” y ellos fueron los principales beneficiados. Estos son sus testimonios y los de quienes fueron escuchados.
Raquel Carrillo, casada., trabaja en la Universidad Católica de Asunción, Paraguay desde hace 20 años. “Para mi fue una experiencia super extraordinaria. Yo no vivo en Chile y ayer no me dejaron salir del país porque mi cédula de identidad está vencida. Ahora vine a la Catedral y cuando salía una señorita me dijo ‘¿quiere que la escuchen?’, y me acerqué al padre (Tupper). Lloré mucho, porque me siento presa en mi propio país. Me hizo bien que me escucharan”.
¡Por, favor, escuchen al otro!
Macarena Puigrredón: “Tú te das cuenta que nadie escucha a la gente. Ha venido gente a contarme sus penas más profundas. He llorado toda la mañana. Ha sido durísimo, porque la gente tiene muchas penas que no puede compartir.
Llegó una niña que viene del Serviu y no le dan el subsidio para la casa, y está desesperada. Se sienta aquí y me llora. Otra señora me cuenta que su hija fue asesinada por su esposo y me llora y llora. Un papá cuyo hijo murió atropellado y llora y llora.
Como uno los escucha en forma anónima, se sienten con chipe libre para hablar”, señala la periodista. Y agrega: “Cuando me invitaron a esta experiencia pensé que iba a ser entretenido, novedoso y que iba a ser útil para la gente. Pero nunca pensé que iba a encontrarme con la parte más triste de la gente. ¡Por favor, escuchen al otro! Eso es lo más importante. A mí me hizo demasiado bien”.
María Magdalena Ramírez, viuda, trabajó con niños limitados, dijo que “me pareció muy bien que me escucharan y le dije (a Macarena Puigrredon) que no me gusta que se celebre el Mes de la Solidaridad, porque el país debe ser solidario todos los días. Tuve un espacio para que me escucharan”.
Tarea pendiente
El Padre Rodrigo Tupper relata su experiencia: “Muy impresionante. Una persona me decía: ‘Padre, nadie me ha escuchado y yo necesito que alguien me escuche”. Todas las personas con las que hablé estaban marcadas por el hecho de que nadie las escucha. Tenemos que invitarnos que de verdad nos escuchemos más. Sin duda que escuchar me hizo muy bien. Me quedo con tarea, porque pienso en la angustia, la soledad y el dolor en que vive tanta gente. Yo paso todos los días por esta Plaza de Armas y realmente pienso que hay que pasar de una manera distinta. Me siento tocado por este ejercicio. Invito a todos los que lean esa página web a que hagan esta misma experiencia de escuchar a otro.
Una señora, al término de su conversación con la periodista no podía hablar de la emoción y sólo señaló que haber sido escuchada le hizo mucho bien, “y lo necesitaba”, afirmó entre sollozos.
Escuchar no cuesta dinero
Sobre esta iniciativa, el Padre Agustín Moreira s.j. dio su parecer: “Ha sido una experiencia maravillosa, bonita. Una señora joven me decía: “Mira, vengo tan contenta, porque acabo de encontrar trabajo’, y se le llenaban los ojos de lágrimas de una emoción y no tenía con quien compartirla. Vio esta iniciativa, se sentó aquí y me contó su alegría. Otro señor me dijo: ‘estoy muy contento, mi hijo se acaba de casar, se fue a Australia, está trabajando y está feliz allá’. El escuchar es una oportunidad que te abre un mundo, que es el mundo de las personas, y ellas quieren compartir las alegrías y las penas que están experimentando. Escuchar es ser partícipes de la vida de los demás. Algo tan gratificantes que no cuesta dinero. A mí me hizo mucho bien escuchar. Esa señora me hizo un gran regalo al contarme que había encontrado trabajo, porque pude alegrarme con ella. Todos los seres humanos necesitamos compartir nuestra vida. Y al darnos espacio y tiempo para eso vamos haciendo más humana la convivencia, porque nos encontramos profundamente con el otro”.
Escuchar: una cadena nacional
Ivo Goic, estudiante de Derecho en la Universidad Alberto Hurtado: “Hay mucha gente que no tiene alguien al lado quien le escuche, se preocupe de cómo está, qué siente, si tiene problemas o alegrías que compartir con los demás, y necesita que haya personas que estén ahí para escucharle. Ojalá que esta experiencia se convierta en una cadena casi a nivel nacional, para que la gente que no tiene quien la escuche sea escuchada y pueda compartir con los demás.
Para mí fue enriquecedor. Cada palabra de ellos te deja algo, te enseña cosas que uno nunca piensa que las va a recibir de una persona extraña.
Fuente DOP www.iglesiadesantiago.cl
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