Más de seis mil personas repletaron el Templo Votivo de Maipú durante la misa que presidió el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Arzobispo de Santiago, al mediodía de este miércoles 16 de julio. La eucaristía fue concelebrada por el rector de dicho santuario, Padre Carlos Cox; los vicarios Héctor Gallardo y Marco Burzawa.

A la misa asistieron diversas autoridades, entre ellas el subsecretario de redes asistenciales del Ministerio de Salud, Ricardo Fábrega; y el alcalde de Maipú, Alberto Undurraga.

Las tinieblas y la luz

“Hemos llegado nuevamente a este templo que nos es tan querido, llenos de emoción, llenos de recuerdos. Son recuerdos que traen al presente nuestra historia personal, la historia de nuestras familias, la historia de toda nuestra patria”, señaló el Cardenal Errázuriz al inicio de su homilía.

Tomando las lecturas bíblicas correspondientes a la misa (Palabras del profeta Isaías, Primera Carta de San Pablo a Timoteo y Evangelio que narra el milagro de Jesús en las Bodas de Caná), el Arzobispo de Santiago reflexionó sobre el contraste de las tinieblas que se presentan muchas veces en nuestra vida personal, familiar y social, con la luz que irrumpe con Jesucristo.

“La experiencia de las tinieblas también la habrán vivido nuestros antepasados deseando que brillara la luz de la independencia sobre nuestra patria, por ello dieron lo mejor de sus energías, lo mejor de sus reflexiones para estructurar la patria naciente. Pero también hemos vivido esas experiencias de sombras a lo largo de nuestra historia, también de nuestra historia personal. Talvez más de una persona de ustedes, más de algún peregrino recuerda que súbitamente quiso penetrar la oscuridad en su propia vida, en la vida de su familia, en la vida de sus hijos; y con cuanto anhelo, en esos momentos, hemos querido dirigirnos a Jesucristo pidiéndole que irrumpa en nuestra historia como la luz, como esa luz hermosa que nos trae su presencia, que nos trae alegría, que nos trae gozo”, señaló el Cardenal Errázuriz. “Y como no decirlo también en los momentos que vive hoy nuestra patria, donde hay asomo de violencia, de corrupción, donde se acerca a nosotros una mayor pobreza (alza de precios en los alimentos y combustibles) , debido a circunstancias internacionales”.

Muchas veces no somos capaces de abrir en plenitud nuestro espíritu a la luz de Cristo, agregó el Arzobispo de Santiago, “porque se acercan tinieblas, tinieblas que vienen de otras latitudes, de tendencias culturales que son totalmente ajenas a nosotros, a un pueblo que ama la vida, que ama la familia, como se acercan a veces tendencias que nos quieren proponer el aborto, el aborto terapéutico, la eutanasia, tantas cosas que no tienen nada que ver con nuestra historia, con nuestra cultura , con nuestra convicción cristiana”.

“Nosotros hemos querido llegar hasta este santuario –sostuvo el Cardenal- para implorar a la madre de aquel que es la luz para que nos ayude a que tenga vigencia Él en nuestra patria, que cobre toda su fuerza, que ilumine plenamente con la luz de su verdad, de su vida, que ilumine nuestro camino, la existencia nuestra”.

Los caminos del Señor

El Cardenal Errázuriz indicó que frente a la tristeza de la oscuridad está la luz, la alegría y el gozo de los caminos del Señor. “No hay donde equivocarse antes esta opción. Nosotros queremos ser hijos de la luz, nosotros queremos vivir optando siempre por los caminos de la felicidad, de la vida; son nuestros caminos, han sido los caminos de la patria. Y queremos que sigan vigente y por eso llegamos hasta este santuario para implorarla a aquella que es la madre de Cristo, que es la madre de nuestra luz, la madre de nuestra esperanza, la madre de nuestra verdad , que su presencia ilumine nuestros corazones y de todo nuestro pueblo”.

El Arzobispo de Santiago continuó su homilía señalando que nuestra vocación es ser hijos de Dios. “Cuando Chile se reconoce discípulo de Jesucristo asume los caminos de la paz, los caminos de la vida. Asume los caminos de la fraternidad. Asume los caminos de la felicidad. Son esos los caminos que quieren asumir los chilenos. No quieren vivir en disputa, no quieren vivir en confrontaciones, no quieren vivir cercanos a la violencia, no quieren vivir si no en la honestidad, en el amor, en la cercanía. Sólo cuando Chile reconoce su vocación como discípulo de Jesucristo, como Hijo de Dios, reconoce la vocación filial, la vocación fraterna, la vocación a la solidaridad, la vocación al amor de Cristo, al amor de la Virgen María”.

Por último, exhortó a los fieles a profundizar el encuentro con Jesucristo “que en la fuerza de la Misión Continental que vamos a iniciar logremos un encuentro más vivo, más profundo, más fiel con Él por intercesión de la Virgen y en virtud al amor a ella”.

En la parroquia El Sagrario

En tanto, cientos de fieles peregrinaron durante todo el día 16 de julio a la parroquia El Sagrario para participar en los oficios litúrgicos –Misas, rezo del Rosario, imposición del escapulario- programados con motivo del día de la Virgen del Carmen. La misa principal fue presidida por el Pbro. Javier Manterola, Vicario de la Zona Centro, quien se mostró muy contento por la devoción de los fieles.

“Con especial alegría hemos celebrado a la Virgen del Carmen. Esta fiesta nos recuerda que Nuestra Señora del Carmen es Reina y Madre de Chile. Expresiones de esta realidad son la estrella de la bandera, las costumbres, los nombres de lugares y de personas, pero sobretodo el amor y confianza del pueblo a la Madre de Dios. En vista al bicentenario, nuestra invitación es tener más presente la fidelidad de la Madre a sus hijos”, dijo el Vicario de la Zona Centro. “También la fiesta del 16 de Julio recuerda –agregó- el escapulario y las promesas que la Santísima Virgen ha hecho a quienes lo usan: la protección para esta vida y Su intercesión para la vida eterna. Por eso, el Pueblo de Dios pide la imposición del escapulario, especialmente este día”.

En relación a la restauración de la imagen de la Virgen del Carmen que sufriera un atentado incendiario el 18 de abril pasado, el Pbro. Javier Manterola señaló que esta reparación implica dos aspectos: la restauración material y su dimensión espiritual. “La restauración material, como se ha informado oportunamente, comenzó con la entrega de la imagen dañada al Centro Nacional de Conservación y Restauración (dependiente de la DIBAM). Actualmente está en la fase de estudios y contactos con otros centros de restauración en Chile y en el extranjero para luego hacer las intervenciones correspondientes. En tanto, La dimensión espiritual de la restauración se hizo notoria el mismo día del atentado, (18 de Abril pasado) cuando el Pueblo de Dios reaccionó sumándose a los actos de reparación como el de la Conferencia Episcopal en el Santuario de Plaza de Armas, y los que siguieron en los días posteriores. El Espíritu Santo ha movido a los fieles en forma notoria a renovar su amor y confianza en la Santísima Virgen María que merece todo el afecto y honra de sus hijos. Esperamos que todos los chilenos y los que viven en Chile, podamos corresponder a su amor maternal”.

Fuente: DOP Santiago - www.iglesiadesantiago.cl