Durante la celebración, oficiada en la parroquia Catedral Inmaculada Concepción, ocho uniformados de la Armada chilena realizaron, con cirios en mano, el signo de la luz en torno al libro que contiene el acta de defunción del héroe patrio.
En su homilía Monseñor Marco Antonio Ordenes manifestó que en los acontecimientos ocurridos el 21 de mayo de 1879, “el pueblo chileno acudió masivamente a levantar su oración por los que habían partido. Así también en los momentos duros: de terremotos y grandes tragedias, supimos levantar los ojos al cielo para implorar el auxilio que nos viene del Señor”. Así mismo agregó que hoy en esta sociedad mucho más secular, “donde la indiferencia religiosa y el olvido de Dios quieren mostrarse como un modelo exitoso y atractivo, la invitación a levantar los ojos al cielo resulta más cuestionante e incluso provocativa para el creyente. Sí, porque debemos decidir si lo hacemos o no para ir más allá de la costumbre social al testimonio de la fe”.
Del mismo modo aseguró que la Guerra del Pacífico no fue solo una estrategia naval o un enfrentamiento de fuerzas desiguales, sino que una experiencia límite en la vida del hombre que se pone de cara a las puertas de la muerte “y es ante esta puerta del Absoluto, de la definición total del ser humano, donde se puede apreciar el vigor, la fuerza y el arrojo de de los héroes de Iquique. El ímpetu y la fuerza de uno, hizo posible el riesgo y la valiente osadía de muchos. La palabra de uno, alimentó el corazón tembloroso de varios. Porque ¿quién no experimenta un grado de incertidumbre ante la verdad de la muerte? ¿Quién no experimenta el desasosiego ante la verdad que desgarra la vida?”.
“¿De dónde provenía esa fuerza vital de Prat?” se preguntó el Obispo de Iquique y sin duda, dijo, “no es instantánea. Se forjó en los principios fundamentales que sostuvieron la experiencia de su vida: la familia, el amor a la Patria y todo ello sostenido en el vínculo a lo trascendente, a Dios. Ciertamente la virtud alcanza su plenitud cuando el hombre tiene una referencia, un norte y una estrella más allá de sí mismo. La tentación permanente es volverse referencia de sí mismo, indicarse como su propio dios. La vida de esta forma se arma pero prontamente experimenta que por sí solo no pude calmar las tormentas más existenciales, ni tampoco mantenerse firme en el valor sin la permanente tentación de la corrupción y la manipulación de la vida y del dominio del otro”.
Nuestro Obispo firmó que el héroe se construye en la misma condición de la fragilidad existencial, pero se vuelve fuerte en la misma conciencia de su limitación, “La sociedad se construye con hombres y mujeres que experimentan a diario sus insuficiencias, pero se vuelven nobles ciudadanos cuando se vuelcan diariamente en las cosas corrientes a vivir en la virtud del ideal. Cuando construyen familia, relaciones más humanas y solidarias, nos volvemos más justos, honrados, eficientes y esforzados, cuando en las actividades más simples y ordinarias actuamos buscando el bien. Así se construye un buen ciudadano. Prat es ejemplo admirable de esto”.
En estos nuevos tiempos de Chile, enfatizó el Pastor que hay urgente necesidad de forjar el valor en virtudes humanas y cristianas esenciales para el desarrollo del país: el respeto, el diálogo, la transparencia, la eficiencia y eficacia de la gestión. “Una vez más debemos decirlo: el bien común del país y de esta región se construye en los actos corrientes de todos los días (…) Toda persona tiene derecho a manifestar su parecer, pero tiene también el deber de dialogar y guardar el respeto por el otro. Pierde legitimidad su reclamo, por muy justo que sea, cuando adopta las formas de la violencia y la intolerancia”.
“Conviene recordarnos que la falta de justicia y la gestión burocratizada sin pasión por el ideal, van generando malestar, frustración y descrédito de la institucionalidad y la democracia, que puede traer violencia incontrolada en diversos actores sociales. Por ello que nuestro tiempo reclama héroes, reclama hombres y mujeres que se donen por entero al ejercicio del bien común. Necesitamos líderes que fomenten el diálogo y sean constructores de paz, solidaridad y justicia”, añadió.
Por otra parte, aseveró que el “ideal en la fe y amor a Dios, el amor a la familia y a la Patria, sustentaron al ciudadano que en la experiencia límite de la vida fue capaz de optar por la virtud. Esto nos impresiona porque no hay mejor estrategia que optar por lo justo, lo bueno y lo verdadero, auque en ello se pierda la vida”.
Por último agregó que “para Prat y para muchos valientes de la historia, nombres conocidos y un número mayor aún de memorias perdidas en el tiempo, la fe en Dios sostuvo su existencia y en él, hicieron el esfuerzo sincero de buscar el bien y seguir las huellas de la verdad, la justicia y el honor. Este bien llevó a Prat a los cerros de Valparaíso a enseñar a leer a los pobres, a sacrificarse para alcanzar el título de abogado, a dejar su familia para ir al llamado de la Patria al iniciarse la guerra. Todo ello, con el escapulario del Carmen en el pecho, y con una oración susurrada en el silencio de una noche en el mar. Así el hombre se hace grande, cuando enfrenta el combate de la vida y de la historia, nunca solo sino con Dios”.
Esta celebración litúrgica contó con la presencia del Intendente Regional Pablo Valenzuela, Diputado Fulvio Rossi y demás autoridades provinciales y comunales. Así mismo acompañaron la memoria de Prat las máximas autoridades regionales de las Fuerzas Armadas.
Fuente: Comunicaciones Iquique
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