El Obispo de Arica, Monseñor Héctor Vargas B. Sdb, presidió el solemne Te Deum con que la comunidad celebró el 467º aniversario de la fundación de la "Muy Ilustre y Real Ciudad de San Marcos de Arica" y su fiesta patronal.
Gracias a Dios
Monseñor Vargas dió gracias a Dios por "las playas, sus cerros, valles agrícolas y costas, desierto y altiplano, que dan a nuestra tierra un paisaje difícil de encontrar en otros rincones de Chile... Dios nos ha hecho sencillos, acogedores con el visitante; un pueblo marcado por su historia, conocedor de momentos de dificultad y que, por lo mismo, es capaz de celebrar aún los pequeños logros..."
El Obispo de Arica manifestó en su mensaje que "...Somos un pueblo creyente, de religiosidad sencilla y profunda que desde hace casi cinco siglos es cuidada por los Santos Patronos. Fe arraigada en la vida de cada día, una fe de sacrificios, de cruces de mayo, de caminatas, de peregrinaciones, de baile religioso y canto, de fiesta y de entrega, de largas noches de vigilia en donde no suele faltar el generoso caliente y pintatani que anima los corazones y la fraternidad ; un pueblo con una profunda devoción a su Madre venerada bajo el título de Nuestra Señora del Rosario de Las Peñas, nuestra Palomita Blanca, en donde miles peregrinan hasta Livilcar con Jesucristo en el corazón y un ave maría en los labios, verdadero camino de santidad , de esperanza y purificación. Un pueblo de bendiciones, de imágenes, de colores y bandas de bronces, de agua bendita y adoración al Santísimo, de misiones andinas y valles, un pueblo que construye su Iglesia paso a paso; una Iglesia de solidaridad, que ha comprendido que compartir la fe es compartir la vida de nuestro pueblo y sus necesidades."
Problemas Regionales
Recordó tambien Monseñor Vargas que Junto a todo lo anterior, no podemos desconocer en la región existen permentemente problemas económicos y sociales, marcadas por la falta de trabajo, "... Necesitamos reconocer con honestidad que existen algunas dificultades, que de no resolverse adecuadamente, pueden ser un obstáculo no menor a la hora de jugarnos por Arica y su futuro."
Pidió a la autoridades una mayor claridad en la definición de la identidad y el rol específico que Arica y la nueva Región están llamadas a jugar en el desarrollo de Chile, al respecto el obispo de Arica indicó "...Pareciera ser cada vez más urgente que la Nación misma especifique no sólo cuál es el lugar y aporte que le cabe dar desde sus características y potencialidades propias, sino crear las instancias y ofrecer los medios fundamentales desde los cuales Arica pueda hacerse cargo de su progreso y destino."
Planteó monseñor Vargas una serie de interrogante que deben dilucidarse para que Arica sea tierra de oportunidades y nop de permanentes incertidumbres.
¿Cuál es el aporte que Arica está llamada a dar al país?,
¿Cuál es el papel que debería jugar en el desarrollo global?,
¿Cuáles son las políticas públicas para esta zona que le permitan jugar ese rol?,
¿Cuáles son los marcos legales que faciliten que efectivamente el mundo privado se sienta atraído a invertir y dejar sus capitales aquí?.
¿Qué le ofrecemos a nuestros jóvenes para que se queden en su tierra?...
¿Qué espera el País alcanzar y ofrecer respecto de las hermanas Repúblicas vecinas a través de las fronteras ariqueñas?.
Monseñor Vargas tomando palabras de S.S. Benedicto XVI, que reflexionó sobre estos temas, indicó “las estructuras justas son una condición indispensable para una sociedad justa, pero éstas no nacen ni funcionan sin un previo consenso moral de la sociedad sobre valores fundamentales, y sobre la necesidad de vivir esos valores con las necesarias renuncias, incluso contra el interés personal. Las estructuras justas han de buscarse en primer lugar a la luz de valores fundamentales, con todo el empeño de la razón política, económica y social. Las estructuras justas, por sobre todas las cosas, provienen de la recta razón, y no de intereses de grupos y sectores, o de ideologías, y mucho menos de las promesas de éstas”,
Ese valor fundamental es el ser humano, la persona y la dignidad de cada hombre y mujer de esta tierra, este es el valor fundamental. En esto no podemos equivocarnos, en esto no podemos discrepar. Esta ha de ser la norma máxima de funcionamiento y el criterio decisivo en la organización social. Es para esto que ha venido Jesucristo, y en él, nos ha traído una propuesta de persona y un modelo de humanidad, sobre el cual cada hombre y cada mujer están llamados a vivir la plenitud de la existencia en el amor que Dios les tiene, y que él mismo suscita en ellos. Para esto Jesús murió y resucitó, para que el ser humano sumergido en la vida divina viva, pero viva de verdad. En consecuencia, lo objetivamente bueno y correctamente ético, será todo lo que contribuya a humanizar las personas. Esta es la base moral de una sociedad sana. Si el valor inalienable de la vida y la dignidad de todos los ariqueños es el valor fundamental, entonces no deberíamos tener mayores dificultades en consensuar entre nosotros las grandes estrategias que nos ocupan." sentenció el Obispo de Arica.
Llamado a la Unidad
Luego recordó que los Obispo de Chile recientemente declararon su preocupación por el clima beligerante y el fuerte tono que se apodera del debate político, este -manifestó monseñor Vargas, puede afectar seriamente la orientación al bien común de la actividad y los proyectos públicos. "...Es sano proteger la libertad de pensamiento y de acción, es sano que exista un amplio espacio para el disenso y que ante los asuntos de Estado concurran distintas miradas que contribuyen a mejores proyectos y decisiones. Esto favorece y consolida nuestra institucionalidad. Pero la falta de respeto hacia personas e instituciones instalada como costumbre daña profundamente a una sociedad. El nivel de descalificaciones personales y agresión verbal que hemos oído a algunos actores políticos en las últimas semanas no se corresponde con la responsabilidad que la ciudadanía les ha confiado. No deseamos esto para Arica, no es esto lo que nuestro sufrido pueblo se merece. indicó monseñor Vargas.
"La ciudad comienza a mostrar signos evidentes de cansancio y creciente malestar, por esta situación cada vez más incomprensible, que no sólo hace daño a personas e instituciones, sino a toda la comunidad, que en estas lamentables dinámicas, y peligrosos juegos de poder, va perdiendo la credibilidad en quienes ejercemos algún tipo de liderazgo o responsabilidad, y experimenta que ello se traduce finalmente en postergación a sus necesidades más agudas. Es hora de recordar lo que nos decía en su visita a Chile el Papa Juan Pablo II, “los pobres no pueden esperar”, y las palabras de amado Cardenal Silva cuando afirmaba en momentos dramáticos de nuestra convivencia nacional, que los chilenos tenemos vocación de entendimiento y no de enfrentamiento."
Monseñor Vargas resaltó las actitudes que las autoridades han venido generando en las últimas semanas generando encuentros y diálogos con distintos actores y constructores de la sociedad ariqueña, como la disposición de éstos para participar en ellos y poder dar así su valioso aporte. "...Nos alegra igualmente la gran preocupación de parte de nuestras autoridades y diversidad de líderes del mundo público y privado, que en el último tiempo han venido dando lo mejor de sí en el sucederse de variadas iniciativas y diálogos, en la toma de importantes decisiones a nivel local, e involucrando simultáneamente al Gobierno Central e instancias parlamentarias, que permitan obtener para la ciudad y región el desarrollo por tanto tiempo esperado. El compromiso de algunos anuncios para los próximos días por parte de la propia Presidenta, es un fuerte indicador de lo expresado." indicó el Obispo de Arica.
Finalmente monseñor Vargas apeló a la conciencia y generosidad de las autoridades, y de los principales líderes del mundo social, político y económico, a conformar una instancia, en donde se pueda gestar y consensuar un gran acuerdo regional, que junto con posicionar a Arica, le dé fuerza y credibilidad a sus propuestas.
Mensaje de esperanza
A la ciudadanía el Obispo entregó un mensaje de esperanza "Queridos ariqueños, nos alientan los signos de victoria de Cristo resucitado, vencedor del mal, mientras suplicamos con humildad la gracia de la conversión, y mantenemos viva la esperanza cristiana que no defrauda. No olvidemos nunca que lo que nos define no son las circunstancias dramáticas de la vida, ni los desafíos de la sociedad, ni las grandes tareas que debemos emprender, sino ante todo, el amor de recibido del Padre Dios gracias a Jesucristo por la unción del Espíritu Santo. Es sólo en ese amor sin límites, en donde se encuentra el sentido de la existencia, y es a partir de las características de ese amor, que podemos encontrar inspiración para construir una ciudad en donde cada uno tenga pan, trabajo y alegría. Que por la intercesión de San Marcos y de María Santísima, bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Las Peñas, sigamos siendo bendecidos y protegidos por el Señor de la historia. A Él el poder, el honor y la Gloria, por los siglos de los siglos".
Fuente: Comunicaciones Arica