La declaración, que lleva por título
"Los caminos de la paz", fue leída a las 11:00 hrs. en forma simultánea en sus respectivas diócesis por Mons. Guillermo Vera Soto, Obispo Prelado de Calama; Mons. Mauricio Bridio, Vicario General de Copiapó (en ausencia, por viaje, del Obispo diocesano, Mons. Gaspar Quintana, quien firma el documento); Mons. Cristián Contreras Molina, Obispo de San Felipe; y Mons. Alejandro Goic, Obispo de Rancagua.
Los pastores reiteran una vez más que la violencia no constituye jamás una respuesta justa. Afirman que la violencia es un mal, un hecho inaceptable como solución de problemas, una solución indigna del hombre. Citando el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, subrayan que la “violencia destruye lo que pretende defender: la dignidad, la vida, la libertad del ser humano”
Agregan los obispos que una inmensa mayoría de empleados anhela trabajar y que son impedidos de hacerlo por el riesgo de su integridad física y aun de sus vidas. Y reiteran con energía que "la fuerza no es el camino para encarar conflictos que deben resolverse con racionalidad y diálogo".
Respecto de las diversas interpretaciones acerca de los cumplimientos del acuerdo-marco, los obispos sostienen que "no resulta fácil discernir, en un tema con muchas complejidades y aristas, quién tiene la razón. Se escuchan por muchas partes afirmaciones categóricas a favor o en contra de ambas posiciones, sin un conocimiento real y profundo de lo que verdaderamente acontece".
Reiteran su preocupación por el clima laboral que se está creando en el país y dan cuenta de las angustias que les han relatado organizaciones de trabajadores de diversas expresiones del acontecer nacional. Al respecto, citan parte del Mensaje conclusivo de la reciente Asamblea Plenaria: “Se trata de las problemáticas laborales que surgen desde varios sectores productivos y sociales, y que plantean la necesidad de no recurrir a la violencia, sino a un mayor diálogo y a acuerdos que armonicen el desarrollo, la productividad y la sustentabilidad, por una parte, con la equidad, el bienestar y la paz social, por otro”.
Añaden que el problema de fondo en la sociedad chilena en el campo laboral, son los grandes desequilibrios económicos y sociales existentes en el mundo del trabajo y que se han de afrontar estableciendo la justa jerarquía de valores y colocando en primer lugar la dignidad de la persona que trabaja.
Citando al Papa Benedicto XVI los obispos afirman que en la sociedad actual, si queremos que exista paz social, "es preciso elegir entre la lógica del lucro como criterio último de nuestra actividad y la lógica del compartir y de la solidaridad".
Finalmente, los obispos de Calama, Copiapó, San Felipe y Rancagua formulan un respetuoso llamado a todos los actores en este conflicto a abrir caminos de diálogo, sereno y constructivo, para resolver sus actuales dificultades.
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Fuente: Prensa CECh