“Sin duda que las flores que ustedes traen es la expresión del gran contento que sienten y no son flores que se lanzan a una tumba cuando uno se despide de alguien, son flores de acogida, flores de recepción. Eso es para nosotros un don de Dios que celebramos en la fiesta del Buen Pastor”, con estas palabras el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Arzobispo de Santiago, comenzó la Eucaristía celebrada en la tarde del domingo 13 de abril en la Parroquia San Luis Beltrán, con ocasión del traslado de los restos mortales de Monseñor Enrique Alvear, Obispo Auxiliar de Santiago, conocido como el Obispo de los Pobres.
La ceremonia de traslado comenzó pasadas las 16:00 horas desde la Basílica de Lourdes. Allí se dieron cita más de mil personas, muchas de ellas pertenecientes a comunidades cristianas de base de la Zona Oeste, para acompañar a quien fuera su pastor. Con cantos y reflexiones sobre textos del Obispo fueron avanzando en el trayecto hacia la parroquia San Luis Beltrán, ubicada en la comuna de Pudahuel, lugar donde don Enrique vivió “de allegado”, como él mismo decía, y donde hoy descansan sus restos en una nueva tumba que quiere ser también lugar para la oración.
Ya dentro del templo, los fieles repletaron el lugar y con mucho fervor y alegría participaron en la Misa, concelebrada por los Obispos Auxiliares de Santiago, Monseñor Cristián Contreras Villarroel y Monseñor Fernando Chomali, además del Obispo de Aysén, Monseñor Luis Infanti, y junto con numerosos Vicarios Episcopales y sacerdotes.
Aprender de su discipulado
El Arzobispo de Santiago dijo en su homilía: “Era muy conmovedor estar en la Eucaristía que Don Enrique presidía con fe, con unción y con contagioso cariño. Uno podía percibir que al decir “éste es mi Cuerpo”, “ésta es mi Sangre que se entrega por vosotros” lo decía en nombre del Señor, pero también en nombre propio, porque salía de la Eucaristía con ánimo renovado a gastar su vida por amor a los demás. Su agenda documentaba casi sacramentalmente lo que acabo de decir, pues en ella nunca había un espacio en blanco. Quería ser un buen pastor, dando la vida por quienes el Señor le había confiado. Y cada vez que rezaba o improvisaba una oración, siempre la dirigía al Padre diciendo ese nombre – Padre - con un cariño tal que no cabía duda de que vivía filialmente en su presencia”.
El Cardenal Errázuriz destacó la figura de Monseñor Alvear como discípulo misionero, tal como lo propone la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano realizada en Aparecida, Brasil. Indicó: “Como buen discípulo, Don Enrique fue profundizando su cercanía con los pobres. El decía, a quien quisiera saberlo, que los pobres lo habían convertido con más fuerza al Señor. Y con esa misma entrañable energía los escuchaba, los acompañaba, los defendía y los servía con gran devoción. El estaba convencido vitalmente que los pobres, los dolientes, los perseguidos, los afligidos son el rostro presente del Señor que nadie debe ignorar. Esto lo hizo patente en los días difíciles del país, optando nítidamente por la defensa de los derechos humanos y la promoción de una pastoral de la solidaridad”. Añadió: “Por eso, hacer la traslación de sus restos en el día del Buen Pastor, es otra señal de Dios Padre que nos pide aprender de la vida, del discipulado y del sacerdocio de este hermano Obispo, Don Enrique Alvear Urrutia. Al dejar respetuosamente sus restos junto a esta querida parroquia de San Luís Beltrán, estaremos atentos a las expresiones de cariño y devoción de los fieles, para discernir en el corazón de la Iglesia, la fe del pueblo creyente en la calidad, la densidad evangélica y la fecundidad de la vida de este pastor bueno que el Señor regaló a la Iglesia en Chile, y particularmente a nuestra arquidiócesis de Santiago”.
Durante la prédica, el Arzobispo de Santiago también hizo un llamado a vivir en una cultura que propicie la vocación al sacerdocio. Dijo: “Forjen en sus hogares una atmósfera favorable a la vocación al sacerdocio y a la vida consagrada. Muéstrenles su aprecio a la vocación a sus hijos, a sus sobrinos y a sus nietos, para que Dios despierte en ellos un amor semejante al que llevó al joven Enrique Alvear a dejarlo todo para hacerse discípulo misionero de Jesús, como sacerdote y pastor en la Iglesia de Chile”.
Finalizada la Eucaristía, el féretro de Monseñor Enrique Alvear fue trasladado fuera del templo, hacia su nueva tumba, que fue bendecida y donde luego fue sepultado, mientras los feligreses cantaron el Salve Regina.
Testimonios
“Conocí a don Enrique trabajando en la Zona Oeste. Él influyó espiritualmente en mí para tomar una decisión y seguir la vida religiosa. Don Enrique me orientó a escuchar la voz de Dios que me llamaba a ese camino. El rasgo que más me impactaba de él era su capacidad de acoger. El era un hombre muy ocupado, pero cuando conversaba con él uno sentía que era lo más importante en ese instante. Ese es un rasgo de Dios, en el sentido que de acoger, aceptar, acompañar, ayudar y guiar. En el legado, lo que más valoro es eso que tenía a flor de piel y era llevar el Evangelio a la gente más sencilla. Ese es su legado más medular”, señaló Luis Muñoz, religioso de la Congregación de la Inmaculada Concepción, actualmente en Talca
“Lo que más me impresionaba de él era su amor a Dios y de ahí salía el resto. El amor a los pobres salía de su amor a Jesús. Nos preguntaba mucho sobre las cosas. Sobre lo que escribía le preguntaba a la gente, nunca hacía las cosas solo. Me alegro mucho que él esté aquí (en la Parroquia) y que lo promuevan para santo, porque es un modelo de Obispo”, indicó Geneve, religiosa de las Hermanitas de Jesús
“No conocí directamente a don Enrique, pero sí estoy trabajando y disfrutando de sus obras, porque soy parte de la Pastoral Social de la Parroquia San Luis Beltrán. Esta pastoral beneficia a muchas personas porque ayuda a muchos pobres a nivelar sus estudios, por ejemplo, da becas para que estudien, hacen cursos para capacitar a mujeres jefas de hogar y tantas cosas que hacemos”, dijo Carmen Muñoz, de la Pastoral Social de la Parroquia San Luis Beltrán.
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Homilía del Cardenal Errázuriz
Fuente: DOP www.iglesiadesantiago.cl
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