En el tema
migraciones destacan la necesidad de “fortalecer las Comisiones de Pastoral Migratoria, en los lugares donde las hay, y crearlas donde no existen”, creando puentes de comunión. Asimismo, la necesidad de motivar y formar al personal consagrado y laico en este tema, junto con acrecentar la acogida en cada Diócesis, en vistas a favorecer la promoción humana integral de los migrantes “lo que implica tutelar su dignidad y sus derechos, el ejercicio de la solidaridad y de la subsidiariedad”, precisan los pastores.
Al referirse a los
pueblos originarios y en comunión con lo expresado en Aparecida, los prelados enfatizan su compromiso en el acompañamiento a los pueblos indígenas y originarios, teniendo “como objetivos importantes la valoración, la integración, el respeto y la participación de los pueblos”, donde la figura de Ceferino Namuncurá se levanta como un don y desafío para la evangelización.
En relación al
tema medioambiental, centrado en la Patagonia reserva de vida del planeta, los obispos explicitan su preocupación por la existencia de proyectos “que buscan instalarse en nuestras tierras y que podrían dañar gravemente el equilibrio ecológico y la paz social”. Hacen un llamado a evitar toda explotación indiscriminada de la naturaleza, sobre todo del agua y a elaborar una política sustentable en función del bien común y que se enmarca en la ética medioambiental. Asimismo, instan a una mayor participación social, a acrecentar la solidaridad con los más pobres e indefensos, a valorar la justicia y la paz y a promover la cultura de la vida.
Finalmente, en el marco
del 30 aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina, a celebrarse el próximo 29 de noviembre de 2009, los prelados proponen tres iniciativas. “Reactivar la promesa hecha por los Episcopados de levantar un monumento a la Virgen de la Paz en el límite de Monte Aymond, que proclame… la victoria de la paz, fomentar y favorecer iniciativas y encuentros binacionales que trabajen y eduquen a favor de la cultura de la paz”, solicitando a ambas Conferencias, chilena y argentina, el tratamiento de este tema.
El Comunicado concluye dando gracias a Dios “por vivir y servir en esta tierra tan fecunda en historia” y poniendo en las manos de la Santísima Virgen María, todo lo suscitado del Encuentro.
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Fuente: Comunicaciones Valdivia