Monseñor Ezzati llamó a construir un mundo diferente
Con Jesús Resucitado
Monseñor Ezzati llamó a construir un mundo diferente

Un vibrante llamado a ser constructores de un mundo nuevo y diferente, donde impere el amor, la justicia y la solidaridad, hizo Monseñor Ricardo Ezzati, en su homilía de Domingo de Resurrección, en una catedral llena de fieles, pocas veces visto.

Monseñor inició su reflexión con las palabras “¡He resucitado y estoy aquí contigo!”, resaltando que Jesús quiere decirnos, a cada uno de nosotros, el sentido más profundo de esta fiesta que definió como “la solemnidad de todas las solemnidades de la Iglesia”.

Manifestó que el Señor, a través de su Pascua, nos revela que lo único que puede llenar el corazón de una persona es amar y ser amado. Por eso, la vida del cristiano, a partir de la Resurrección del Señor, no puede ser una vida pesimista ni una vida consumida por la duda o el dolor, sino que es una vida optimista, esperanzada y llena de gozo.

Afirmó que la Resurrección del Señor no abarca sólo la vida personal, sino que desencadena un proceso de vida que Dios quiere que alcance también las estructuras de la vida humana. “Es el inicio de una vida nueva, de una vida en la cual el odio y los signos de muerte quedan vencidos”, enfatizó.

Pidió no contentarse con gozar individualmente con el don de la paz de la Resurrección del Señor, sino que invitó a abrir los ojos sobre las realidades que nos rodean, para descubrir los signos de muerte en la sociedad. “Los hombres siempre intentan construir una torre que supla la presencia misma de Dios, diciendo que Dios es inútil o que Dios no ofrece nada al mundo o que Dios es el opio de la sociedad. Frente a esa cultura de muerte, los cristianos tenemos la responsabilidad de hacernos visibles en este mundo y ser constructores de un nuevo orden de la sociedad, constructores de paz, constructores de justicia, constructores de solidaridad”, subrayó.

Llamó a no sentir miedo frente a esta tarea y preguntarse ¿Qué cosas podemos hacer nosotros frente a tanta fuerza del mal? ¿Qué cosas podemos hacer frente a tantos hermanos que están al lado del camino, marginados de toda dignidad humana? ¿Qué fuerza tenemos para cambiar las estructuras poderosas del mundo, que hace imperar el individualismo, en propio provecho, el descuido de la misma naturaleza y sobre todo el descuido de la dignidad de las personas? ¿Qué podemos hacer nosotros frente a tanta cultura de muerte, que no tiene miedo de enfrentar el aborto ó la eutanasia y que no tiene conciencia que la vida humana, toda vida humana es sagrada? “

Expresó que la Iglesia “no es una potencia del mundo ni un partido político que gobierna una nación. El Señor nos dice que nosotros debemos ser la levadura y la reserva espiritual que cambia el mundo”. En este sentido, invitó a los niños y a los jóvenes a ser constructores de un mundo diferente; invitó a los adultos (padres y madres) a ser misioneros de Jesús en la vida de sus hijos; invitó a los trabajadores, a los dueños de actividades comerciales ó empresariales para que a partir de Jesús pongan sus mejores energías para construir signos concretos de vida nueva. Asimismo, invitó a todos los constructores del mundo de la cultura, de la escuela de la universidad, de los medios de comunicación social a sumarse con todas sus fuerzas a crear un mundo nuevo, en la ciudad, la región y en el territorio de la diócesis, “para que juntos luchemos para desterrar el pecado que se manifiesta en tantos signos de muerte”, concluyó.

Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 25 de Marzo, 2008

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