El miércoles 26 de diciembre falleció en el Hospital de la Universidad Católica el sacerdote belga Luis Borremans. Nacido en 1923 y ordenado sacerdote en 1948 llegó a nuestro país con no más de doce años de ministerio y fue un “santo sacerdote y un misionero generoso”, en palabras del Padre Mario Garfias, su hermano en la Fraternidad Jesús Cáritas, inspirada en la espiritualidad de Carlos de Foucauld.
Entre sus obras más reconocidas estuvo la Fundación “Ayuda y Esperanza”. En Santiago, entre otras destinaciones, fue párroco de San Cayetano en La Legua y en Melipilla de Santa Teresita. Cuando se creó la nueva diócesis, se incardinó allá; actualmente era vicario cooperador de la parroquia parroquia Niño Dios de Malloco (Balmaceda 58), donde se realiza su velatorio y el jueves 27 de diciembre a las 17:00 horas se oficiará su funeral.
Biografía P. Luis Borremans
Lodewyk (Luis) Borremans Cock nació un 22 de mayo de 1923 en Geraardsbergen, Bélgica. Hijo de Julien y Elmire, quien junto a sus hermanos Leo, Antoon, Hubert, María, Richard, Pieter y Rita, conformaban una familia unida, cristiana, y de mucho trabajo.
Luego de realizar sus estudios, ingresa al seminario en Gent, en plena segunda guerra mundial. Esto va formando de a poco al hermano Luis, quien estaría preparado para una vida dura y de trabajo.
Es ordenado Sacerdote el mismo día en que cumplía 25 años, el 22 de mayo de 1948 en la Catedral de Gent, de mano de Mons. Carlos Colleureert.
Durante sus primeros años de ministerio, trabajo en diferentes tareas encomendadas por su Obispo en su tierra natal. Así entre 1948 y 1959 ejerció como Prefecto de estudios del Seminario San Nicolás y de 1959 hasta 1962 como Vicario cooperador en Bélgica.
Llega a Chile en el año 1962 y se incardina en la Arquidiócesis de Santiago, como respuesta a los Obispos Latinoamericanos que solicitaban sacerdotes misioneros a Europa.
Asume como Vicario de la Parroquia de San Cayetano, en la Población La Legua, hasta 1976, año en que es nombrado párroco en Santa María Magdalena, en Puente Alto, y al mismo tiempo párroco de San Pedro (Bajos de Mena).
También desde los inicios en nuestro país le correspondió trabajar en sectores más pobres y desposeídos. Esto marcó profundamente la vida del Padre Luis, quien trataba de vivir lo más austeramente posible, para ayudar a sus hermanos que más necesitaban.
Durante los años 1986 y 1990 se desempeñó como Párroco de San Luis de Beltrán, en Pudahuel. Y en el año 1988 fue nombrado Capellán del Santo Padre, con el título de Monseñor.
En el año 1991 llega a la Parroquia Sor Teresa de los Andes de Melipilla, pero en el mismo año, tras la creación de esta nueva Diócesis, queda incardinado en este nuevo territorio donde tendría tanto por hacer.
Así, por más de 14 años fue párroco en la comunidad Santa Teresa de los Andes de Melipilla. Allí impulsó un sin número de obras sociales y pastorales, donde los más modestos eran atendidos con especial dedicación. Su sencillez, carisma, dedicación y bondad, le daban un toque de santidad que muchos aludían a su intensa oración.
No dudaba en quedar descalzo o con menos ropa, cuando se cruzaba con alguien que lo necesitaba más. Incluso impulsó comedores abiertos, becas estudiantiles. Fue capellán del Club de Rehabilitación “Nueva Aurora” y gestor de diversas obras que hoy llevan su nombre.
Al cumplir 50 años como sacerdote, en el año 1998 fue nombrado Hijo Ilustre de Melipilla, donde autoridades civiles y eclesiásticas le rindieron un sentido homenaje.
También por algunos años fue Decano de Melipilla, y el año 2000 asumió en el Directorio de la recién creada Fundación Esperanza y Solidaridad del Obispado de Melipilla, cargo que ejerció hasta su muerte.
En abril del año 2005, asume como Vicario de la Parroquia Niño Dios de Malloco, donde continuó acompañando las obras sociales que allí se impulsaban, especialmente en el Hogar de Ancianos que posee la Parroquia.
Fallece el 26 de diciembre de 2007, en Santiago de Chile, acompañado de su Obispo y de su Párroco.
Fuente: DOP - Obispado de Melipilla