Iquique elevó sus oraciones por pampinos caídos en 1907
En matanza de la Escuela Domingo Santa María
Iquique elevó sus oraciones por pampinos caídos en 1907

Reflexión y contemplación en la memoria histórica de la masacre de la Escuela Domingo Santa María, se sintió en el emotivo responso con que la Iglesia de Iquique y la comunidad conmemoraron los fatídicos acontecimientos del 21 de diciembre de 1907.

A la Catedral de Iquique, llegaron la noche del jueves 20 de diciembre representantes de todos los sectores e instancias civiles y militares, además de sacerdotes, religiosas y la comunidad cristiana. Entre los religiosos presentes, destacó la asistencia del actual subdirector de Caritas Chile, padre Alfonso Baeza, quien viajó especialmente para ser partícipe en las actividades del Centenario.

Una cruz revestida de negro rodeada de hojas de palmera, como símbolo de luto, fue el centro de los signos que se realizaron en la celebración.

Antecedió a la procesión de entrada, un grupo de personas vestidas a la usanza del tiempo de las salitreras, quienes depositaron elementos de la vida pampina a los pies del altar.

Al finalizar el responso, los representantes de la Asociación de Pampinos, recibieron de parte de la Iglesia la ofrenda floral colgada en la cruz de luto y, acompañados, entre otros, por el Obispo diocesano, Mons. Marco Antonio Órdenes, por el sacerdote Franklin Luza y por el padre Alfonso Baeza, marcharon en una romería alumbrada por antorchas hasta el monolito de la Escuela Santa María, donde depositaron esa y otras ofrendas.

La sobrecogedora solemnidad de la celebración permitió escuchar el silencio de una ciudad en vísperas de cumplir cien años de dolor, por un hecho violento e injusto que marcó al pampino, a la región, al norte de Chile, a un país entero. “Hermanos de la pampa, nobles hijos de Iquique y del Patria: Réquiem in pacem. Descansen en paz”, fueron las palabras del obispo de Iquique en su homilía.

Mensaje de la Homilía

Este responso nos invita a levantar nuestra sincera oración por los que murieron, señaló monseñor Marco Antonio Órdenes, y afirmó que Jesús, “el Maestro y Mesías, solidariza con el dolor de la familia de Lázaro. Llora porque lo ama. La presencia de Dios en la muerte del ser humano es solidaria y germen de esperanza. Esta noche nos permite entrar en el misterio del otro. Los acontecimientos de la Santa María, con su fuerza histórica, constituyen un sagrado lugar para contemplar al hombre en sus anhelos, en sus luchas y en sus necesidades”.

La marcha de diciembre de 1907, unida a muchos otros momentos de movimientos obreros en la pampa, constituye una lucha por la búsqueda de justicia, agregó el Pastor de Iquique y aseguró que el petitorio de las demandas de aquella huelga, fue un reclamo de legítimas necesidades y que por la pérdida del diálogo en uno de sus actores, llevó a la injusticia y desproporción en el uso de la fuerza, dándose paso a la violencia y la muerte. “Esta noche de vísperas de estos históricos cien años, es una invitación para guardar un reverente silencio ante la sangre derramada, pues la muerte del otro implica una gran solidaridad entre todos, tal como lo significan nuestros funerales pampinos”.

También dijo que el contemplar los hechos de la Santa María, no es sólo hacer recuerdo cronológico de los hechos sino que la experiencia existencial de los mismos, “esto es hoy una urgencia, pues si no logro colocarme en la situación del otro, difícilmente lograré comprender la profundidad de la existencia del que está junto a mí”.

La marcha de los pampinos a Iquique fue un inmenso movimiento solidario y ejemplar, afirmó el obispo y aseguró que las demandas del petitorio que requerían no eran solo de un sector o grupo particular, sino de todos. “La tragedia de la Santa María es una oportunidad para preguntar por el hoy. Para mirarnos con honestidad, para plantearnos en la verdad de nosotros mismos y de nuestros modos de hacer ciudad, política, sindicalismo. Es oportunidad para preguntarnos por los modos de ejercer la autoridad”.

El Evangelio, dijo, narra que María, hermana de Lázaro le dijo a Jesús: Si hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto” ¡Que urgente es que el Dios de la vida y la justicia esté más presente en nuestros días, para que haya paz y vida verdadera! ¿Dónde estaba Dios en los acontecimientos de 1907? Sin juzgar a las personas en la realidad de su propio tiempo, sin duda, podemos afirmar que Dios no origina la muerte. No daña a otros, no busca su destrucción. Más bien, reclama la sangre derramada del inocente, como reclamó a Caín la de Abel. El hombre y la sociedad cuando se olvida de su Creador y de sus principios pueden llegar a ser asesinos de su hermano”.

Monseñor Ordenes instó a aprender, a la luz de la tragedia de los pampinos “que nadie está sobre la dignidad del Ser humano: ninguna institución, autoridad ni el Estado. Que la vida se respeta siempre, en todo momento de ella, en todo lugar; y en cualquier circunstancia, y con mayor fuerza la vida del inocente, del que no tiene como defenderse. Esto nos impacta y conmueve en los hechos de la Santa María, la desproporcionalidad entre los objetivos y los medios que se vuelven inmorales para alcanzarlos”.

Asimismo, dijo que la justicia es una palabra invocada y solicitada por todos que implica un derecho, pero también un deber del empleador, de la autoridad, del Estado, y la equidad es el ejercicio de la justicia. “Se requiere equidad en los sueldos, en las condiciones laborales, en la vida de la organización social”, pero también señaló que el trabajador debe dar lo que al otro le corresponde: responsabilidad, calidad, honradez, eficiencia.

Por otra parte, afirmó que para hacer verdad la justicia entre todos “es necesario el diálogo y la capacidad de colocarse en la verdad del otro. Dialogar sobre el principio del respeto y de la sincera búsqueda del bien común, es necesario y urgente. Los hechos de la Santa María muestran la incapacidad para el diálogo de los empresarios salitreros de la época a pesar de la insistencia de ciudadanos notables”.

De la misma forma con que Cristo ordena “Lázaro, sal fuera”, que la voz del bien común, de la plenitud del Bien que es Dios, “y que las voces de los pobres, de los excluidos nos griten a nosotros: autoridades, trabajadores, empresarios, políticos, estudiantes, comerciantes, profesores, empleados públicos: ¡Sal fuera! ¡Sal de tu egoísmo y tus posturas intransigentes! ¡Quítate las vendas de la intolerancia! Y ven afuera a la luz del respeto donde el bien común te quiere de vuelta a una vida que lucha por lo que es verdadero, bueno y justo. Como Lázaro, tienes oportunidad de otra vida. No te quedes en el sepulcro”.

Y esta noche nos lo grita al corazón las voces de los hombres, mujeres y niños muertos en la Santa María. Nos lo gritan: No te quedes en el sepulcro del egoísmo, de tus intereses personales ni en el ejercicio de una justicia parcial. No te quedes en el sepulcro de la prepotencia y de la fuerza autoritaria que mata. Sal a la tierra del diálogo y del encuentro, al país de la verdad, de la solidaridad entre los que tienen poco y los que tienen mucho. Sal de tu oscuridad, porque la oscuridad corrompe y destruye lo mejor del hombre. Sal, porque esa tierra es más dura que la muerte porque destruye incluso la nobleza de la dignidad de tu persona.

“La paz se construye sobre la base de la justicia, pero esta justicia exige al que la recibe también practicarla. Que a la luz de los caídos en la santa María, aprendamos a buscar más el bien común. La patria nos lo exige. Las nuevas generaciones requieren de una sociedad más equitativa en la distribución de los bienes. Son notables los esfuerzos del Estado, pero estos se vuelven inútiles cuando la corrupción, el partidismo o la ineficiencia interrumpen su recto obrar”, afirmó el obispo de Iquique.

Los pampinos y pampinas nos dan lección con su sangre del ejercicio del derecho a luchar y reclamar lo justo; pero sin violencia y maniobras mentirosas. Nos dicen que es posible la justicia, que es posible la equidad, que es posible el respeto, porque ellos ya lo saben; ellos saben que el amor es más fuerte que la muerte.

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Fuente: Comunicaciones Iquique
iquique, 21 de Diciembre, 2007

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