Mons. Goic: "Chile tiene que dar un tercer gran paso"
Mons. Goic: "Chile tiene que dar un tercer gran paso"

"Se recuperó la democracia, se ha avanzado en crecimiento económico, ahora debemos trabajar por un Chile mucho más equitativo", sostuvo el Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile

A continuación reproducimos las respuestas de Mons. Alejandro Goic, Obispo de Rancagua y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, durante una conferencia de prensa en Punta de Tralca, donde este viernes 23 de noviembre concluyó la 94ª Asamblea Plenaria de la CECh.

Sobre la agresión a mujeres

En nuestra declaración lamentamos profundamente este drama humano que en el país ha costado ya más de 55 vidas de mujeres en este año. A través de la pastoral familiar y en las diócesis tenemos que hacer un gran esfuerzo por hacer comprender a todos, y especialmente a los varones, que cada ser humano tiene una dignidad muy profunda. El gobierno está haciendo un esfuerzo significativo, y nosotros como Iglesia queremos ayudar a cada joven que quiere contraer matrimonio a valorar lo que significa respetar a otro como ser humano. Nadie tiene derecho a violentar al otro y si finalmente no pueden convivir la Iglesia incluso aconseja la separación. Atentar contra al vida de un ser humano a la cual se le ha prometido amor es una falta a la dignidad humana tremenda que nunca compartiremos.

Sobre el planteamiento de "sueldo ético"

Lo del "sueldo ético", desde nuestra perspectiva de fe, fue algo providencial. No es que hayamos hehco todo un analisis -como algunos piensan-para posicionarnos. Fue la Providencia divina que, a través de mi intervención en el conflicto del cobre, permitió que pudiéramos manifestar lo que la doctrina y la tradición de la Iglesia nos señalan. Se hizo mucha cuestión sobre la cifra, pero la cifra en sí misma es simbólica. Pero lo que ha producido es algo extraordinario: se ha abierto el debate. Chile ha recuperado su democracia, se ha consolidado en el crecimiento económico, pero necesita dar el tercer gran paso, buscar un Chile mucho más equitativo. Y he dicho que este tema no puede ser eludido en el próximo debate presidencial, porque está en la conciencia nacional.

- Expuse ante el Consejo Asesor para Equidad Social, y les planteé que lo fundamental es ponernos en el lugar de los pobres. Incluso invité muy respetuosamente a los consejeros a que conozcan los hogares de los pobres, y compartan la vida de un hogar humilde. Esto no es solo cuestión de una nueva ley, es una actitud del corazón. Han surgido muchas iniciativas, lo único que cabe es agradecer a Dios y pedir que todas estas iniciativas se traduzcan en hechos concretos de resolución de los problemas de los más humildes.

Sobre la viabilidad de la propuesta de salario ético en las circunstancias actuales del mercado

En este campo, como en otros, tenemos que procurar un diálogo muy grande sobre el tipo de sociedad de queremos. Si queremos que los bienes de este mundo sean compartidos por todos o que sólo pertenezcan a un grupo. Hay que humanizar la economía, hay que "globalizar la solidaridad", como decía Juan Pablo II. Así como hay un derecho a la vida, a morir con dignidad, también hay un derecho al trabajo, y esos son conceptos que la Iglesia tiene muy presentes.

Sobre el Transantiago

Lo que me duele es el sufrimiento de la gente. He visto las colas inmensas, y ese drama hay que acabarlo, porque no tenemos derecho a hacer sufrir a la gente más humilde de Chile. La parte técnica deben resolverla los técnicos. A mí me parece que la "luca simbólica" no es muy adecuada, pero el tema amerita un diálogo sereno entre la oposición y el gobierno, para que el Transantiago realmente funcione y se evite el drama diario de miles de chilenos. Los políticos también tienen que ponerse en el lugar de los usuarios, no pasarse tanto en peleas de grupos sino que se pongan de acuerdo cómo resolver este tremendo drama humano.

Sobre si los mensajes de la Iglesia en materia social han sido lo suficientemente escuchados

Nosotros somos una fuerza moral, no somos una fuerza política. Tenemos una palabra que la vamos a decir siempre. Y claro, habrá gentes, mentes y corazones que se van a abrir a nuestra palabra, tanto creyentes como no creyentes. Pero otras veces no se nos escucha, como ocurrió con la ley de divorcio. En todos estos temas nosotros seguiremos diciendo nuestro mensaje. Somos portadores de una Buena Nueva que viene de Jesucristo y del Reino de Dios. Y el Reino de Dios, como lo he dicho en mi discurso inaugural de esta Asamblea Plenaria, está en las antípodas de los reinos de este mundo. El Reino de Dios es otra cosa: es respetar al ser humano, amar a los pobres y a los débiles. No podemos callar lo que hemos visto y oído. Somos portadores de un mensaje que no viene de nosotros.

Sobre la capacidad de la Iglesia para influir, desde su fuerza moral, en el empresariado

Yo creo que hay una publicidad que bombardea. Cito parte de mi discurso inaugural en esta asamblea: "el abismo de separación y marginación de los pobres se hace cada vez más profundo, puesto que en la sociedad todos reciben los mismos estímulos de aspiraciones, pero no todos reciben la capacidad de satisfacerlos". La Iglesia trata de educar y orientar a sus fieles y a toda la opinión pública que quiera escucharnos, respecto de que lo más importante es la vida y la dignidad de cada ser humano, y trabajar para mejorar la calidad de vida y para que, poco a poco, puedan ir accediendo a los bienes. Pero a mí me duele inmensamente en mi corazón de pastor escuchar a los fieles, en el campo y la ciudad, que viven endeudados, pagando varias veces lo que cuesta un producto. Aquí hay un problema de educación, de toma de conciencia. Yo tengo un principio en economía que me enseñó mi papá, que era un hombre muy sencillo y me dijo "Alejandro, no gastes nunca la plata que no tienes". Hay gente que vive angustiadísima con sus deudas. La felicidad finalmente no está en tener cosas, sino en vivir con dignidad, ser personas honestas, responsables.

Sobre la llamada "píldora del día después":

- El diálogo es el camino para enfrentar temas delicados. La imposición que se hizo de las Normas nacionales de regulación de la fertilidad estuvo mal en su origen. Qué distinto habría sido si esas Normas hubieran sido dialogadas con otros sectores de la comunidad nacional. Como lo he dicho varias veces, las ONGs que intervinieron en su gestación corresponden a una visión ideológica determinada y respetable, pero no se escuchó a grandes sectores que piensan que la vida debe ser respetada desde su origen hasta su fin natural. Cuando en el tema educacional se busca el diálogo, se logra un consenso, y nuestro mensaje invita justamente a eso, a buscar caminos de diálogo en los grandes temas para propiciar acuerdos. A eso invita la centralidad del mensaje que hoy hemos entregado.

Sobre la voluntad de diálogo con el Ministerio de Salud

- Parte importante de la comunidad científica sostiene que la píldora puede ser potencialmente abortiva. Por lo tanto, ante una situación de riesgo hay que realizar aquello "en la duda, abstente". Estamos abiertos a dialogar sobre cualquier tema, las puertas del Episcopado están siempre abiertas.

- El principio fundamental es el respeto a la vida desde que es engendrada hasta su muerte natural. Mientras la comunidad cientifica universal no se ponga de acuerdo en que la píldora no es abortiva, significa un riesgo, el riesgo de eliminar vidas humanas. Hoy existe un genocidio del que poca gente habla: millones de niños son impedidos de nacer. ¿Quién habla del gemido del niño sin nacer? El principio es "en la duda, abstente". El derecho a la vida es un principio intransable para nosotros. Así como antes defendíamos a los torturados, fueran del partido que fueran, porque nadie tiene derecho a torturar a otro; hoy defendemos el derecho a nacer del niño en el vientre materno.


Ver Declaración conclusiva de la Asamblea Plenaria

Ver Crónica de la Asamblea


Fuente: Prensa CECh
Punta de Tralca, 23 de Noviembre, 2007

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