Pedro es un joven que ha construido tres capillas y no es ingeniero. Tomás, un sacerdote que recorre miles de kilómetros a pie para atender sus fieles. Carmen, una religiosa de claustro y Juan, un laico que, arriesgando su libertad, ha repartido miles de Biblias en Cuba. Ellos son los protagonistas de la nueva campaña que lanzará la fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre, a partir de agosto.
Ayuda a la Iglesia que Sufre es una obra de derecho pontificio cuya misión es llevar fe a los lugares y comunidades más amenazadas. En el curso de su labor, se han encontrado con estos superhéroes, que no están en las primeras planas, pero que son personajes reales cuyos nombres han sido cambiados para respetar su anonimato. Son personas que lo dan todo por aquellos que se ven amenazados ya sea por lo droga, la delincuencia, la persecución o la pérdida de los valores.
La fundación invita a todas las personas a conocer e imitar estos ejemplos de vida y entusiasmarlos para que se sumen a estas aventuras de heroísmo. En un mundo en que los modelos provienen mayoritariamente de la farándula, quieren mostrar el ejemplo de miles de superhéroes anónimos, que no sólo entregan bienes económicos, sino que se entregan enteramente como personas.
Ayuda a la Iglesia que Sufre es una obra internacional fundada hace 52 años por el holandés Werenfried van Straaten. Conocido como el mendigo más grande de la historia, este sacerdote estaba convencido de que el hombre y la sociedad necesitaban –además de educación, salud y cultura- de valores para crecer. El padre Werenfried dedicó su vida a llevar fe a los más amenazados: hoy principalmente en lugares como China, Sudán, Cuba y Latinoamérica.
El 2002, Ayuda a la Iglesia que Sufre inició la campaña Capillas para Chile, que busca construir capillas en lugares en que existe una comunidad católica, pero no puede prosperar por falta de un espacio físico. Desde entonces, se han construido seis capillas con dineros recolectados en todo el país.
La experiencia les ha demostrado que la presencia de una capilla tiene, además de efectos espirituales, repercusiones sociales importantes, ya que dignifica el lugar y las personas. La presencia de una capilla impulsa a los vecinos a salir de su situación personal –a veces desastrosa- y hacer un renovado esfuerzo por ser mejores padres, hijos o familias.
Las comunidades de las capillas Santa Gertrudis y Padre Pío en Alto Hospicio, Iquique, dan cuenta de esta realidad concreta. Lo mismo ha sucedido en Valparaíso en la azotada Población Montedónico, y también en otros lugares como Los Ángeles, Puelo, Puerto Montt.”, afirman.
La novedosa y educativa campaña que lanzará próximamente Ayuda a la Iglesia que Sufre, fue preparada gratuitamente para Ayuda a la Iglesia que Sufre por la Agencia 180 °, quienes comprendieron la necesidad de promover este mensaje mundial de solidaridad. Además, diversos medios nacionales han prometido brindar su apoyo.
Mayores informaciones: Sofía Aldunate Bengolea. Teléfonos 2350660, 09.2332087