Un llamado a descubrir el valor de la solidaridad en nuestros ambientes, siguiendo el ejemplo que representa la figura de San Alberto Hurtado en la práctica del amor fraterno, hizo el Obispo de Chillán, monseñor Carlos Pellegrin Barrera, en una conferencia de prensa con motivo del inicio del Mes de la Solidaridad.

“Como Iglesia queremos abrazar, acoger, y acompañar a todas las personas excluidas de los ámbitos de nuestra provincia de Ñuble. Al mismo tiempo, queremos colaborar con las autoridades y todos los responsables que pueden hacer realidad el sueño del Padre Alberto Hurtado: una sociedad más justa y fraterna para todos los chilenos”, dijo el obispo diocesano en su encuentro con la prensa local, el pasado jueves 02 de agosto.

El lema para este año, a nivel diocesano, nace de la pregunta: “¿Quién es mi prójimo?” (Lc.10,27). La idea es invitar a las personas a asumir las tareas prioritarias que contribuyen a la dignificación de todo ser humano, especialmente reconociendo el rostro sufriente de Cristo en los más pobres y necesitados de nuestra realidad local, explicó monseñor Carlos Pellegrin.

Este mes de agosto debe ser también una invitación para difundir la vida, la obra, y la espiritualidad que nos ha dejado San Alberto Hurtado, asumiéndolo como un modelo a seguir, particularmente, en el descubrimiento del Cristo pobre que se nos presenta en la sociedad actual.

Por otra parte, este año, la celebración del Mes de la Solidaridad ha coincidido con la publicación del Documento Conclusivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y el Caribe, donde precisamente los obispos de esta parte del mundo dedicaron un capitulo a la promoción de la dignidad humana. De ahí que a nivel de la Iglesia Diocesana, durante estas semanas, se quiera profundizar en la reflexión de dicho capítulo, señaló el obispo.

En el contexto local, monseñor Carlos Pellegrin también reafirmó el compromiso histórico de nuestra Iglesia Diocesana con la promoción y el fortalecimiento de la Pastoral Social, especialmente en el lugar que ésta ocupa al lado de los excluidos y marginados de nuestra sociedad ñublensina.

También en el contexto del Mes de la Solidaridad, el Obispo de Chillán resaltó la intervención de la Iglesia Chilena como instrumento de diálogo entre partes de nuestra sociedad en conflicto, tal como aconteció hace algunas semanas con monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Concepción, a favor de una solución justa para los trabajadores de su Arquidiócesis, y solo hace algunos días, de parte de monseñor Alejandro Goic, Obispo de Rancagua, quien sirvió de intermediario para encontrar una solución justa a favor de los mineros del cobre de la mina El Teniente. Dichos ejemplos de diálogo y encuentro, son el camino que debe seguir nuestra sociedad chilena, manifestó monseñor Pellegrin.

Fuente: Comunicaciones Chillán