Rector del santuario de La Tirana, P. Marco Antonio Ordenes: "Éste es un fenómeno religioso y social"
Rector del santuario de La Tirana, P. Marco Antonio Ordenes: "Éste es un fenómeno religioso y social"

En entrevista con Iglesia.cl, el P. Marco Antonio Órdenes, rector del santuario de La Tirana, se refiere a los desafíos que esta manifestación de piedad popular supone a la evangelización.

Entrevista de Marcia Valenzuela.

Más información en: http://www.latiranasantuario.cl

Padre Marco ¿cómo nace esta Fiesta de La Tirana?

La Fiesta de La Tirana es una fiesta que tiene sus orígenes en una expresión de devoción a la Virgen María y se remonta hacia el año 1540, cuando se producen los hechos que narra una leyenda con antecedentes históricos, de la Ñusta Huillac y de Vasco de Almeyda.

El Fray Antonio de Rondón colocó una imagen de la Virgen en la tierra del Tamarugal, lo que dio inicio a un culto esencialmente familiar en el que participaban los lugareños y que se mantuvo así por mucho tiempo. Sin embargo, este culto creció y se hizo parte del rito indígena de otros sectores, especialmente de Pica. También se suman españoles y luego otros extranjeros, particularmente ingleses durante el siglo XIX con el desarrollo del salitre.

Este culto cambia progresivamente. En un comienzo estuvo ligado a las manifestaciones de los bailes religiosos y a la danza ritual. La Tirana era conocida como el “Pozo del Carmen de La Tirana”, que es el nombre antiguo de este pueblo. Quienes rendían culto a través de la danza ritual, honraban a la Virgen con trajes y vestimentas de acuerdo a la usanza en Los Andes.

Es en el siglo XIX cuando se empieza a experimentar la primera transformación de la fiesta. Se integran a la fiesta personas que no tienen raíz andina, sino que son provenientes de otros lugares de la zona norte de Chile, de las ciudades del norte chico del país. Después de la Guerra del Pacífico, que también va a afectar a esta fiesta, comienza un momento nuevo, que es el período salitrero.

En el siglo XX, la celebración se va a expandir por todo el norte, constituyéndose en la fiesta más importante de la zona y en la mayor manifestación de piedad pura.

¿Cómo logra crecer tanto esta manifestación en tan poco tiempo?

Durante el período más bien familiar de la fiesta en el pueblo andino, ésta tuvo un crecimiento muy mínimo. Esta celebración se expande es durante la época del salitre. Pero con la crisis del "oro blanco", cuando los pampinos se van de la pampa para comenzar a vivir en las ciudades, se llevan la tradición a las ciudades. Primero llega a la ciudad de Iquique y luego la tradición se va a Antofagasta, a Calama y a otras ciudades del norte.

Venían al santuario peregrinos de todas esas ciudades y eso produce un gran proceso de expansión de la fiesta. Por eso ésta es una fiesta con fuerte identidad cultural. Una vez que la gente se va a la zona central, o fuera del país, vuelve pero ya no vienen solos: vienen con las nuevas familias, con otras generaciones que incorporan a la tradición del santuario.

¿Cómo estos grupos familiares se transforman en los grandes bailes que existen hoy?

En un principio los bailes tenían una estructura familiar, pero en el siglo XIX empezaron a cambiar a una estructura mutualista o de carácter sindical. Ya no es sólo la familia, son varias personas que están relacionadas por un objetivo común: la danza de veneración a la Virgen, que se cultiva hasta nuestros días. Hoy se han incorporado los medios de comunicación y de transportes, las nuevas tecnologías y recursos, el mejoramiento de las carreteras, diversas posibilidades que han contribuido a la expansión de la fiesta.

Padre, hay muchas personas que hoy son bailarines de alguna asociación y conocen la historia de la fiesta, sin embargo no participan mucho de la Eucaristía. ¿Por qué baila la gente hoy?

La danza es una expresión profunda que sobrepasa cualquier característica superficial que nosotros podemos realizar, entonces tiene que ver con la emoción muy honda en el corazón. Cuando uno entra en un diálogo profundo con un danzante, descubre que hay motivaciones de fondo de carácter religioso. Es decir, encuentra en esa expresión cultural la posibilidad de unirse, de conocerse, con lo sagrado. Esa es la razón de fondo para entregarse a la danza, que es una promesa.

Por eso también el baile lleva un traje ritual, pero no necesariamente la danza está unida a la estructura litúrgica que tiene la Iglesia para celebrar su fe. El desafío que tiene el santuario es cómo unir a las personas que poseen esta identidad popular a las expresiones de la liturgia de la Iglesia, pero ese camino es el que pasa por la inculturación litúrgica, es decir la valoración que hace el Evangelio de las riquezas de las expresiones que el pueblo encuentra propias para expresar su fe. En ese sentido, La Tirana es un lugar donde la liturgia de la Iglesia, las celebraciones eucarísticas, las expresiones populares, la identidad popular están en un permanente diálogo.

Es un santuario donde las grandes celebraciones están marcadas por la simbología propia de la liturgia pascual, pero que encontramos especialmente en las grandes liturgias del santuario.

Desde el punto de vista sociológico, ¿qué significa esta fiesta?

Es un fenómeno religioso y un fenómeno social tremendamente importarte. De alguna manera podríamos tratar de encontrar aquí un fenómeno recreativo de la identidad de un pueblo.

El pueblo viene aquí para volver a descubrir quién es. La gente está profundamente comprometida en la oración, por eso es que en el encuentro popular la medición del tiempo anual es antes y después de La Tirana; porque, de alguna manera, esto es un punto de quiebre del tiempo pasado en un presente místico. Es sentir que estamos en un tiempo sagrado de la fiesta y a la vez en un tiempo recreativo. Entonces de aquí se regresa al tiempo ordinario para comenzar otra vez ciclo y esto pone de manifiesto la manera de concebirse que tiene un pueblo.

Y ¿Cómo se concibe el pueblo nortino?

Se concibe profundamente ligado a lo trascendental y eso se ve en la comunidad andina.

Este santuario en su acto tiene una identidad profundamente andina, ya que ha variado en su forma y sigue variando porque en las culturas creativas se van transformando todos los elementos, pero se mantiene la base.

Padre, de acuerdo a los antecedentes históricos los orígenes de esta fiesta están en la cultura andina y luego llegaron los españoles a evangelizar a este pueblo. ¿Cómo se produce la conexión entre el culto que se hacía a la Pachamama y a la naturaleza con lo religioso?

Bueno, la historia ha mostrado que ciertamente se van produciendo procesos históricos diversos, a través de los cuales se terminan uniendo realidades distintas, pero que conservaban un punto de comunión, de diálogo profundo.

Acá llegó la religión cristiana con el catolicismo español y esa expresión tuvo espacios muy dialogantes con la expresión de la iglesia natural que existía en esta zona. Se logra conectar y producir un diálogo sin dificultades y entonces la nueva fe cristiana se acoge al cristianismo, pero el modo de expresión es una simbiosis, (para no hablar de sincretismo porque es una palabra que no corresponde). Una simbiosis nueva que es el barroco católico, el barroco americano, digamos el catolicismo americano, que es nuevo y que está marcado por la tradición, por los elementos de la cultura, con una identidad muy honda y con una verdad basada en los principios de la fe del cristianismo.

¿Hacia dónde va la Fiesta de la Tirana de aquí al Bicentenario de Chile?

Con esta fiesta nos proponemos para este año hacer un camino pastoral, de modo que el tiempo sagrado de la fiesta tenga una repercusión en el tiempo profano o en el tiempo ordinario de la gente. El desafío pastoral de los santuarios es ayudar a que la experiencia de la fiesta se prolongue en el tiempo ordinario, es decir, que el contacto con lo sagrado tenga una repercusión ahora en los lugares y ambientes donde viven.

Entonces la propuesta pastoral del santuario para estos años es entrar en el discipulado de Cristo junto a María. Y al entrar en este discipulado, los discípulos aprenden a vivir las virtudes del cristianismo, los valores del cristianismo en la vida corriente, afirmados, sostenidos, fortalecidos por la experiencia del tiempo sagrado que es esta fiesta. De alguna manera esto es un pozo donde venimos a buscar el agua para poder salir a los caminos que tiene que recorrer el cristiano hoy, en este tiempo del nuevo milenio. Estamos invitados a recorrer nuevos caminos: solidaridad, justicia, fraternidad, defensa de la vida, de la familia, caminos de unidad, de reconciliación. Y todo eso es iluminado por María, la gran discípula, la gran estrella. Así comprendemos mejor el lema del santuario: “Con María hacemos el camino hacia Cristo, con María a Cristo”.

Muchísima gente tiene una mirada más bien simplista de lo que sucede en La Tirana durante la semana del 16 de julio, para la celebración de la Virgen del Carmen. Entonces las preguntas recurrentes son: ¿Qué rol juega en todo esto la imagen de la Virgen? ¿la gente viene a bailarle a la Virgen más que a Dios?

Eso es lo que uno puede ver en una mirada simple, pero cuando uno entra en la comunicación personal, la gran mayoría de los bailarines tienen claro que su baile es a Dios a través de la Virgen. Ahora, el santuario ha hecho todo un trabajo de catequesis Cristológica y vamos en camino de una catequesis Trinitaria.

Se han dado pasos enormes de evangelización en el santuario. Hace casi 50 años comenzó el proceso de acercamiento. El primer periodo para el nuevo tiempo pastoral del santuario fue de acercamiento, de mutuo conocimiento. Un periodo en el que la pastoral de la Iglesia fue mostrando en el santuario el rostro de la Virgen para después dar otro paso y mostrar el rostro de Cristo. Ahora estamos en una tercera etapa en la que buscamos hacernos discípulos de este rostro de Cristo. O sea hay una conexión de cerca de 50 años de trabajo pastoral en el santuario que están profundamente conectado.

¿Y este equipo está evangelizando?

Así es, jóvenes y adultos están evangelizando en las casas, en las calles, a la gente que viene porque se trata de mostrar la dinámica de la fiesta y la fiesta es siempre una sobre abundancia de todo.

Humanamente hablando, acá hay una sobre abundancia de lo humano y una sobre abundancia en lo divino por eso que es fiesta y eso lo intuye la gente. De ahí que nuestra labor pastoral sea precisamente celebrar en todas las instancias de la sobre abundancia que hay acá.

¿Qué expectativas hay para esta fiesta?

La gran expectativa de siempre, pero que no es una expectativa evaluable. Nuestra gran expectativa es que podamos ayudar, contribuir al encuentro de Dios con su pueblo y eso solamente Dios lo sabe ... nosotros podremos evaluar nuestro procedimiento pastoral, pero no vamos a evaluar nunca, cómo fue el encuentro de Dios con su pueblo, porque eso es una cosa personal que entra en el misterio de la persona y en el misterio de Dios. Nosotros podemos evaluar nuestras funciones pastorales, de organización para dentro de lo que es humanamente posible favorecer lo que más podamos este encuentro. Esta es nuestra labor pastoral: favorecer el encuentro, un encuentro que Dios programa y que es movido por el Espíritu Divino.
La Tirana, 15 de Julio, 2004

Especiales de Iglesia.cl