Llamando a la esperanza y la cercanía con los vulnerables, Andrés Ferrada asume como nuevo Obispo de Chillán

Este sábado 20 de diciembre, en coincidencia con las celebraciones del centenario diocesano, El Arzobispo-Obispo Andrés Ferrada Moreira asumió oficialmente el gobierno pastoral de la Diócesis San Bartolomé de Chillán. La ceremonia, marcada por un clima de profunda oración y alegría eclesial, contó con la presencia del secretario de la Nunciatura, Mons. Giuseppe Silvestrini, Obispos representantes del Episcopado chileno y diversas autoridades regionales.
Con la petición bíblica a Jesucristo como la "Llave de David" que abre las puertas del Reino y libra a los cautivos, Mons. Ferrada Moreira dio inicio a su ministerio pastoral como octavo obispo de la Diócesis San Bartolomé de Chillán. En sus primeras palabras, el nuevo Pastor envió un saludo agradecido a los asistentes y a quienes seguían la ceremonia a través de la radio y medios digitales desde las periferias del dolor: los enfermos, los ancianos y, muy especialmente, quienes se encuentran privados de libertad, a quienes integró espiritualmente en la celebración desde el primer momento.
Una Iglesia de puertas abiertas y reparación
Haciendo eco de la liturgia de Adviento, Monseñor Ferrada trazó las líneas maestras de su servicio en Ñuble, subrayando que la misión de la comunidad cristiana es colaborar con la instauración del Reino de Dios "en el aquí y ahora de la historia", haciendo un llamado urgente a que la Iglesia sea un espacio de acogida y sanación. Por ello instó a abrir los corazones para que el Señor realice obras de "solidaridad, promoción humana, reparación de las víctimas de abuso y reconciliación".
Foco en los "cautivos de las tinieblas"
Haciendo eco de la liturgia de Adviento, Ferrada puso especial énfasis en la atención hacia los más postergados de la sociedad y recordando que: “El Santo Pueblo de Dios, deseamos ardientemente que su Evangelio ilumine a todos los hombres y mujeres que viven “cautivos por las tinieblas” para que sean liberados de ellas, como nosotros lo somos continuamente por la claridad de Cristo, que resplandece sobre la faz de la Iglesia (cf. LG 1)”.
“Hermanas y hermanos, al comenzar mi servicio episcopal también yo, unido a todos ustedes, quisiera renovar mi propia respuesta gozosa y humilde al Señor que me ha escogido como pastor de esta Iglesia que peregrina en Ñuble. Tengo plena conciencia de que esta es, en realidad, una petición para que el Buen Pastor actúe en mí y yo me deje modelar y convertir constantemente por Él, para que pueda actuar en mí siempre con mayor facilidad, a través de su presencia en la Eucaristía cotidiana y en la Confesión frecuente; en la oración y en la piedad popular; en la Enseñanza del Papa y de los Obispos en comunión con él; en el consejo, estímulo y corrección de los hermanos en el Episcopado, de los presbíteros y diáconos, como asimismo de los consagrados y de los otros agentes pastorales y fieles; en los acontecimientos y en los demás signos de los tiempos que en comunión con todo el Santo Pueblo de Dios es preciso discernir”, recalcó el Obispo Ferrada.
El desafío del "desapego" y la humildad
Monseñor Ferrada, citó al Papa León XIV para definir su estilo de autoridad: "desaparecer para que permanezca Cristo". El Obispo expresó su deseo de alejarse de la "autorreferencialidad" y de dejarse modelar por el Buen Pastor a través de la oración y el discernimiento de los "signos de los tiempos" en comunión con el Pueblo de Dios.
Gratitud y compromiso regional
La celebración también fue un momento de gratitud hacia el Padre Patricio Fuentes, quien lideró la diócesis durante el tiempo de sede vacante, a quien nombró al final de la ceremonia como Vicario General y Secretario Canciller. También agradeció a las autoridades civiles presentes, encabezadas por el Gobernador Óscar Crisóstomo. Ferrada manifestó su disposición para colaborar decididamente en el bien común y la justicia social de la Región de Ñuble.
El mensaje del Papa León y la bendición del Pueblo de Dios para el Obispo
Al finalizar, Monseñor Ferrada encomendó su ministerio a la Virgen María, pidiendo la gracia de ser, junto a toda la Iglesia en Chile, "auténticos y alegres anunciadores de la esperanza". Además, hizo lectura de un mensaje bendición del Papa León XIV para la diócesis con motivo de su centenario, momento tras el cual, tomando como ejemplo al Papa Francisco, le pidió al Pueblo de Dios presente en la catedral que lo bendijera al iniciar su ministerio episcopal.
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Fuente: Comunicaciones Chillán
con colaboración Comunicaciones CECh - Arzobispado de Santiago