Celebración del Día de la Solidaridad: tiempo para la esperanza y el compromiso de la mano del ejemplo del padre Alberto Hurtado

El pasado lunes 18 de agosto, Monseñor Moisés Atisha convocó a toda la comunidad a participar en una misa especial en memoria del Padre Alberto Hurtado. Esta significativa fecha, establecida como el Día de la Solidaridad, fue vivida con gran emoción junto a las distintas Pastorales Sociales que trabajan en nuestra Diócesis, la comunidad educativa y numerosos feligreses que se unieron a esta celebración marcada por la reflexión, la fe y el compromiso con el prójimo.
Durante la homilía, Monseñor Atisha recordó que estamos viviendo el Jubileo de la Esperanza, un tiempo de gracia que nos invita a abrir el corazón al paso del Señor en medio de nuestra realidad. Nos animó a discernir lo que Dios quiere de nosotros, inspirándonos en el testimonio concreto del Padre Alberto Hurtado. Destacando a su vez, que en esta ocasión celebramos con alegría la vida de un hombre que, escuchando el Evangelio, encarnó el amor de Cristo y lo vivió con profunda justicia en cada uno de sus actos. Su compromiso no solo transformó su entorno inmediato, sino que también contribuyó a cambiar el rostro de Chile, regalándonos la oportunidad de construir relaciones más humanas, fraternas y solidarias.
Así como el Padre Hurtado dedicó su vida a trabajar por los más pobres y por la justicia social, Monseñor nos invitó también a nosotros que trabajemos por levantar al hermano que sufre.
Este día nos recuerda que la solidaridad no debe limitarse a las instituciones, sino que debe vivirse en lo cotidiano, en nuestras comunidades y relaciones más cercanas. Ser cristiano es ser un faro de esperanza, es comprometerse activamente en la construcción de un mundo más justo, más humano y más fraterno.
Al conmemorar el Día de la Solidaridad, finalmente Monseñor nos invita a que dejemos que el Evangelio interpele nuestras conciencias y nos lleve a preguntarnos: ¿estamos verdaderamente dispuestos a ayudar? No solo ante la pobreza material, sino también frente a las carencias espirituales, emocionales y sociales, invitándonos a salir al encuentro del otro, reconociendo su dignidad y valor.
Hoy más que nunca, el mensaje del Padre Alberto Hurtado sigue siendo actual y necesario. Nos invita a mirar con honestidad a nuestro prójimo y cuestionarnos:
¿Qué estamos haciendo para restaurar la justicia en nuestro entorno?
Fuente: Comunicaciones Arica