Emotiva despedida a Padre Juan de Castro
Emotiva despedida a Padre Juan de Castro

Cientos de personas llegaron hasta la Iglesia de la Recoleta Dominica para despedir al Padre Juan de Castro Reyes, quien falleciera el sábado 16 de junio. En un emotivo saludo enviado desde España, el Cardenal Francisco Errázuriz destacó su figura. “A la misma hora en que ustedes celebren la Eucaristía por él en la Recoleta Dominica, los acompañaré de corazón, celebrando la Misa con mucha gratitud por el eterno descanso de su alma”, señaló el Arzobispo de Santiago.

Gratitud y emoción fueron los sentimientos que se vivieron durante la Misa en memoria del Padre Juan De Castro Reyes celebrada en la Iglesia de la Recoleta Dominica y que presidió Monseñor Cristián Contreras Villarroel, Obispo Auxiliar y Vicario General de Santiago. El oficio religioso fue concelebrado por los Obispos Auxiliares de Santiago, Monseñor Andrés Arteaga y Fernando Chomalí, y por el superior provincial de los Padres Dominicos, Padre Félix Fernández, Orden religiosa a la que perteneció el P. Juan de Castro en sus últimos años. También concelebraron los obispos Sergio Valech, Javier Prado, Tomás González, Antonio Moreno, Juan Luis Ysern, Alberto Jara y Enrique Troncoso; además de numerosos Vicarios Episcopales y más de 150 sacerdotes.

A la Eucaristía asistieron familiares, amigos, delegaciones de colegios, ex trabajadores de la Vicaría de la Solidaridad; dirigentes de la Agrupación de Familiares de detenidos desaparecidos; académicos de la Pontificia Universidad Católica; dirigentes políticos, entre ellos el senador Jaime Naranjo y el ex Ministro de Estado Sergio Bitar. A nombre del Gobierno concurrió el subsecretario general de la Presidencia, Edgardo Riveros. A ellos se sumaron religiosas y cientos de personas anónimas que con su presencia quisieron testimoniar su afecto, cariño y gratitud a este sacerdote ejemplar.

Saludo de Cardenal Errázuriz

La Eucaristía se inició con la lectura del mensaje enviado por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz a Monseñor Cristián Contreras. “Acabo de leer la noticia del triste fallecimiento del querido Padre Juan de Castro, a quien nuestra diócesis le debe tanto, ya que puso a su servicio, sin condiciones, su gran corazón, su aguda inteligencia, su percepción psicológica de las personas y su visión de nuestro tiempo, en una palabra, todo lo suyo, con enorme generosidad y fe”, señala el mensaje del Arzobispo de Santiago. Y agrega: “Nunca antepuso su persona a lo que los Obispos le pidieron. Recuerdo su abnegación ejemplar, al servicio de la Vicaría de la Solidaridad. Compartía con don Raúl no sólo un sentido profundo de justicia, sino también una capacidad extraordinaria de conmoverse por el dolor que los que más sufrían, y de tenderles su mano para ayudarlos”.

“Son muchas las obras de misericordia que marcaron su vida. Fue misericordioso, fue constructor de la paz, tenía hambre y sed de justicia, asimismo pureza de corazón, y en su espíritu era un pobre de Jahveh, que sabía confiar en su misericordia, recibirlo todo de su amor o de sus manos, y agradecerlo todo. El Señor, su Señor y nuestro Señor, seguramente lo ha llevado a su gloria, a la contemplación de todo lo que es suyo, especialmente de las tres personas divinas, después de haber acercado a tanta gente la verdad que encontraba en la creación y en la revelación”, añade el saludo del Cardenal Errázuriz

Ver saludo completo

Especialmente emotivo resultó el momento en que el superior provincial de los Padres Dominicos colocó sobre la urna la estola y la casulla del Padre Juan de Castro. En tanto, Monseñor Damián Acuña, Deán del Cabildo de la Catedral Metropolitana, depositó sobre el féretro el Libro de los Evangelios.

Al servicio de sus hermanos

Monseñor Cristián Contreras Villarroel, en su homilía, recordó la figura del Padre Juan de Castro y su rico ministerio sacerdotal de más de 45 años de servicio a la Iglesia de Santiago y a las personas. “No es fácil hablar del padre Juan en pocas palabras debido a que fue un sacerdote multifacético. Sus áreas de interés eran múltiples y abarcaba prácticamente todas las dimensiones del saber humano, especialmente las que tienen que ver con el alma y el comportamiento de las personas”, dijo Monseñor Contreras.

“El Señor despertó en él -agregó el Obispo Auxiliar y Vicario General de Santiago- un interés muy profundo por servir el corazón de sus hermanos, sus vidas, ciertamente. Pero en este caso el corazón de la vida. Por eso a lo largo de su vida se interesó por la medicina, el acompañamiento espiritual y pastoral, la Teología Moral (…) Tuvo una preocupación permanente por lo que la ciencia descubría en relación a la vida humana. Todo esto para entregarse con generosidad al servicio de sus hermanos y hermanas desde su ministerio sacerdotal”.

Más adelante fue recordando las misiones más importantes que el Padre Juan de Castro desarrolló durante su sacerdocio: como párroco, como vicario episcopal de las zonas Providencia-Las Condes, Norte y Oriente; como Vicario de la Solidaridad y Vicario para la Educación. Especial recuerdo hizo Monseñor Contreras de los años en que fue rector del Seminario Pontificio Mayor. Al respecto, señaló: “Puedo dar testimonio, porque trabajé durante dos intensos años con él en el Seminario, del enorme cariño que tuvo por su ministerio como rector del Seminario Pontificio. El Padre Juan no sólo fue un padre para los seminaristas, sino un gran animador de la fraternidad sacerdotal entre quienes formábamos el equipo de formadores (…) En esos año tuvimos la gracia de recibir al Santo Padre Juan Pablo II y al entonces Cardenal Joseph Ratzinger, hoy nuestro Papa Benedicto. Fueron tiempos hermosos, con decenas de jóvenes que postulaban al Seminario, muchos de ellos son sacerdotes que hoy acompañan al Padre Juan en su Pascua. Personalmente creo que la década del Padre Juan en el seminario fueron los momentos más hermosos de su vida sacerdotal”.

Homilía completa

Condolencia presidencial

Antes del responso final, se dio lectura a las condolencias de la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, y del Gobierno enviadas al Cardenal Francisco Javier Errázuriz. “Quiero unirme a la familia del Padre de Castro, hermanos de congregación y comunidad pastoral, y manifestarles mis sentimientos de pesar y acompañarles con la seguridad y el profundo deseo que con el transcurso del tiempo encuentren el consuelo necesario”, señala el saludo presidencial. Y agrega: “La importante labor pastoral desarrollada por este sacerdote desde la Vicaría de la Solidaridad es uno de los principales legados que deja como huella indeleble entre quienes lo conocieron y supieron de su infatigable tesón y espíritu de servicio, no tan sólo a través de sus cargos eclesiásticos, sino también en sus funciones académicas como decano de la Facultad de Ciencias Sociales y profesor de teología y psicología de la Universidad Católica”.

Agradecimientos de la familia

A nombre de la familia agradeció las condolencias y la presencia de tantas personas María de la Luz Ariztía, sobrina del sacerdote. “Queremos expresar a todos ustedes nuestro enorme agradecimiento por acompañarnos en este momento tan importante de nuestra vida. Hoy en que celebramos la Pascua del tío Juan, nos queda el recuerdo de su presencia, su calidez y su cercanía. El hizo que nuestra familia se mantuviera unida con su preocupación permanente concentrada en las relaciones humanas. Siempre estuvo al tanto de lo que le ocurría a cada uno de nosotros y de nuestros hijos. Siempre alegre, siempre oportuno y dispuesto a colaborar”.

Luego agradeció a la Orden de los Dominicos y a la Universidad Católica por los cuidados que brindaron al Padre Juan durante su enfermedad. “Hoy, queremos cantar al Señor las misericordias que ha tenido con nosotros, estamos alegres pues está en los brazos del Padre. El Señor es bueno, su misericordia es eterna, permanece para siempre”, terminó señalando.

Amor a Dios y compromiso con los hombres

Por último intervino el superior provincial de los Padres Dominicos, Padre Félix Fernández, quien recordó que conoció al Padre Juan de Castro a final de la década de los sesenta. “Fui alumno de él, y hasta el momento de su partida me he sentido muy cerca de él. En nuestras conversaciones siempre aparecía reflejado su gran amor a Dios, amor al ser humano, imagen de Dios. Juan, fray Juan para nosotros los dominicos y dominicas, transmitía su amor a Dios en el compromiso diario con los hombres y mujeres con quienes se encontraba. Fray Juan contagiaba con su alegría y esperanza y sanaba a todo el que se acercaba a él. Todos sabemos de sus múltiples funciones, lo hemos escuchado, sabemos también lo que ha significado para la Iglesia de Santiago, para todos nosotros. El vivió también experiencias difíciles que fue enfrentando valientemente, viendo siempre a Dios en el servicio a los hermanos. Su última opción, opción importante en su vida, fue entrar en la orden de predicadores, los Dominicos. No le fue fácil, como en otros momentos de su vida, también en este se encontró con incomprensiones”, recordó el Padre Fernández.

Y concluyó su testimonio leyendo un texto de la Carta a San Pablo a los Filipenses que retrata lo que era el Padre Juan de Castro. “Este texto era para Fray Juan, si no el más hermoso del Nuevo Testamento, uno de los más bellos, y que él recitaba de memoria. Me atrevería a decir que puede ser para todos nosotros como un testamento. Dice así: ‘Cristo a pesar de su condición divina no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo pasando por uno de tantos, y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz…’

Queridos hermanos y hermanas, estoy seguro que nuestro hermano Juan estaría muy feliz si cada uno de nosotros tratamos de hacer vida estas hermosas palabras”, terminó señalando el provincial de los Dominicos.

Testimonios: Una vida coherente y un ejemplo para todos

Fuente: DOP www.iglesiadesantiago.cl
Santiago, 18 de Junio, 2007

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