Misa del Día de la Solidaridad: “Manos unidas para orar, manos abiertas para dar”
Bajo el lema “Manos unidas para orar, manos abiertas para dar”, se celebró la Misa del Día Nacional de la Solidaridad, presidida por el arzobispo de Concepción, monseñor Sergio Pérez de Arce SS.CC., junto al asesor de la Vicaría de Pastoral Social, padre Pedro Gómez, la mañana de este domingo 18 de agosto en el templo Catedral.
En su homilía, monseñor Pérez de Arce afirmó que “en este Día de la Solidaridad creo que podemos cantar con gratitud el coro del salmo: Gusten y vean qué bueno es el Señor. Porque para celebrar la solidaridad, lo primero es que los creyentes tenemos que dar gracias por el amor que Dios nos tiene, por la bondad que nos muestra siempre”.
Además, animó a agradecer por San Alberto Hurtado y agregó que “tenemos que ser agradecidos de lo que Dios hizo en él y del testimonio que nos mostró y que perdura hasta hoy, que perdura en sus obras, que perdura en el testimonio de tantos hermanos. Y damos gracias por todos los voluntarios, por todas las personas que trabajan en el ámbito de la solidaridad, que se entregan cada día (…) al servicio de los hermanos más necesitados”.
Haciendo alusión al discurso del Pan de Vida, que se ha leído durante los últimos domingos, el arzobispo de Concepción sostuvo que en Jesucristo encontramos la vida, Jesús es la vida y da la vida. En ese contexto, se refirió al Evangelio según San Juan 6, 51-50 y señaló que nos unimos a la vida de Jesús a través de la Eucaristía.
“Esto es muy hermoso porque no es sólo encontrar la vida de manera intelectual o de manera espiritual, sino que también encontramos la vida de manera sacramental, comiendo, comulgando el Cuerpo de Jesús. Eso es tan hermoso de la vida cristiana, que es una adhesión de la mente, del corazón, de todo nuestro ser, pero también tenemos acceso a esta vida a través de los sacramentos y del sacramento de la Eucaristía en particular”, enfatizó.
Monseñor Sergio Pérez de Arce SS.CC. sostuvo que “comemos a Cristo para vivir cada día unidos a Él. Entonces este es un sacramento muy hermoso, que nos hace encontrarnos, unirnos, con la vida de Jesús. Todos sabemos que el que se une a Cristo es para vivir la vida que Él vivió en las circunstancias de cada día. Y por eso este sacramento nos abre a la solidaridad, nos abre al amor, porque todo cristiano que celebra la Eucaristía se quiere unir a la entrega de Cristo, aquí Cristo se entrega por amor a nosotros y nosotros queremos entregarnos unidos a Jesús, no sólo aquí, sino que en la vida de todos los días”.
“Por eso la Eucaristía tiene una dimensión social y solidaria tan fundamental. El Padre Hurtado decía una frase muy sencilla y muy fundamental: Mi Misa es mi vida y mi vida es una Misa prolongada”, enfatizó.
Finalmente preguntó qué es la solidaridad y explicó que no es un sentimiento superficial o un acto aislado, sino que es una determinación constante y permanente por construir el bien común, por edificar una sociedad más justa y fraterna.
En el momento de la presentación de las ofrendas, la Vicaría de Educación y la Pastoral UCSC llevaron hasta el Altar una Biblia y una canasta de alimentos. Mientras que un grupo de voluntarios presentó los dones del pan y el vino.
Al término de la Santa Misa, los voluntarios y agentes pastorales se acercaron al Altar para recibir la bendición de manos del arzobispo de Concepción.
Fuente: Comunicaciones Concepción