A continuación, texto completo de la carta.

Señor director:

Una lástima que la inauguración -insólita- de los Juegos Olímpicos en París, haya sido ensombrecida por la imbecilidad e incivilidad reflejada en la sacrílega “última cena” de personajes nauseabundos y en otra con la utilización de infantes en bailes eróticos.

¿Cuál es la Francia de verdad? Pienso en sacerdotes franceses servidores de la Última Cena, la Eucaristía, y su consecuencia en el amor y solidaridad con los más pobres: los sacerdotes Pierre Dubois y André Jarlan (fallecido por una bala mientras rezaba con su Biblia en su humilde habitación), ambas vidas entregadas en la Parroquia de la Población La Victoria. Pienso en el P. Charles Muller, teólogo no profesional ni de escritorio, pastor humilde. Al gran párroco de San Cayetano en la Población La Legua, P. Gerard Ouisse; en enero de 2011 señaló proféticamente: “La batalla contra la droga ya la perdimos”. Un llamado al Chile de hoy.

Y qué decir de la Francia de los grandes santos como Teresita de Lisieux y Charles de Foucauld. O de grandes pensadores como Jacques Maritain o escritores y poetas como Georges Bernanos, Paul Claudel, Charles Péguy o el joven escritor Fabrice Hadjadj y uno de sus últimos libros: “La fe de los demonios (o el ateísmo superado)”.

La verdad, bondad y belleza son trascendentales del ser. Jesucristo es la verdad, “pasó haciendo el bien”, y mostró la belleza de la persona humana por haber sido creada a imagen y semejanza de Dios. Ninguna organización pseudo artística tiene derecho a herir la fe de los creyentes cristianos.

+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo de Melipilla

Fuente: Diario El Mercurio