Este jueves 13 de junio, la pequeña localidad de Ollagüe, situada en la frontera entre Chile y Bolivia y hogar de cerca de 400 habitantes, se llenó de fervor y devoción para celebrar a su Santo Patrono, San Antonio de Padua. La jornada estuvo marcada por una serie de actividades tradicionales que reflejaron la profunda fe y la rica herencia cultural de la comunidad.
Desde temprano en la mañana, los vecinos se congregaron en la iglesia del pueblo, un templo que se erige como el centro espiritual de Ollagüe. El día comenzó con una solemne misa oficiada por el obispo Tomás Carrasco Cortés, quien destacó la importancia de San Antonio en la vida de los fieles.
En su homilía, el obispo Carrasco Cortés subrayó tres aspectos fundamentales de la vida de San Antonio que son relevantes para los creyentes de hoy. "San Antonio amaba profundamente a Dios y a la Virgen María", expresó el obispo. "Este amor lo llevó a entregar toda su vida al servicio de Dios, mostrando una habilidad única para transmitir la palabra sagrada con dulzura y claridad. Su legado perdura porque las grandes acciones realizadas en nombre de Dios trascienden el tiempo".
El obispo también relató la historia sobre la lengua incorrupta de San Antonio, conservada en la ciudad italiana de Padua, como símbolo de su elocuencia y devoción. "Es un recordatorio de cómo San Antonio hablaba con ternura y amor, haciendo la palabra de Dios accesible y comprensible para todos", dijo Carrasco Cortés, instando a la comunidad a seguir su ejemplo de servicio desinteresado y amor al prójimo.
La misa fue seguida por una procesión en la que la imagen de San Antonio fue llevada por las calles del pueblo, acompañada por dos bandas de Bailes Religiosos que acompañaron a los habitantes de Ollagüe que participaron con entusiasmo en esta manifestación de fe y que se detuvo para orar por los estudiantes, los profesionales de la salud, los trabajadores del municipio del pueblo y en la casa de uno de los organizadores de los festejos.
En su mensaje final, el obispo Carrasco Cortés exhortó a los presentes a mantener viva la tradición y el espíritu de servicio de San Antonio. "Servir a los demás sin esperar nada a cambio es el legado que San Antonio nos deja. Es un llamado a ser instrumentos de amor y compasión en nuestras comunidades", resaltando la importancia de la sonrisa y el abrazo como gestos sencillos pero poderosos de amor cristiano.
La jornada religiosa en Ollagüe no solo celebró a su Santo Patrono, sino que también reforzó la identidad y unidad de esta comunidad fronteriza, recordando a todos la relevancia de la fe y la solidaridad en la vida diaria. La celebración de San Antonio de Padua en Ollagüe es un testimonio vivo de la devoción centenaria y el compromiso de sus habitantes por mantener sus tradiciones y valores espirituales, un ejemplo inspirador para otras comunidades.
Fuente: Comunicaciones Calama