El arzobispo extendió una cálida bienvenida a los presentes, los cuales colmaron en su máxima capacidad la catedral. En sus palabras, destacó la importancia de sentirse en casa y vivir con alegría este acontecimiento de fe, incluso en la lejanía: “Tenemos presente también a familiares, amigos, seres queridos que están lejos de sus hogares. Pienso en miles de personas, migrantes y refugiados particularmente. Vaya nuestro saludo y comunión en la oración. Que allí donde estén, el Señor los bendiga y puedan celebrar esta Nochebuena en amor y solidaridad.
Resaltó el verdadero sentido de la Nochebuena al conmemorar el nacimiento en Belén: “Acogemos el gran don de la Natividad con honda gratitud, Jesús el hijo de Dios, es el verdadero regalo de la Navidad. Él es la Palabra de Amor que el Padre dirige a sus hijas e hijos, de todos los tiempos y lugares. Esta Palabra de amor, espera una respuesta en igual medida de todos nosotros: Acojamos con amor al Hijo de Dios”.
“Él es el Mensajero de la paz que el Padre nos ha enviado. Él nos la dona en plenitud: “La paz les dejo, les doy mi paz, y no como la da el mundo” (Jn 14,27). Podamos los pueblos vivir en fraternidad, mutua concordia, acogiendo y ofreciendo la paz que Él en su misericordia nos derrama en abundancia. Animados por el Niño de Belén que se hizo uno de nosotros “en todo excepto en el pecado” (Hb 4-15), salgamos a compartir en el verdadero espíritu de la Navidad, que es amor y solidaridad, animados todos por la esperanza del Reino. Así sea".
La celebración culminó con un emotivo momento, cuando los asistentes, entonaron al unísono el clásico "Noche de Paz, Noche de Amor". Así concluyó la Eucaristía marcada por la esperanza y la alegría por el nacimiento del Niño Jesús: “Compartamos Navidad en amor y solidaridad”.
Fuente: Comunicaciones La Serena