En un ambiente de emoción y con un templo Catedral repleto, se celebró la Misa de despedida de Monseñor Fernando Chomali, quien durante doce años lideró la Iglesia de Concepción, hasta que el pasado 25 de octubre se dio a conocer que el Papa Francisco lo nombró Arzobispo de Santiago.
La Eucaristía fue presidida por Monseñor Chomali junto a los Obispos Auxiliares, Monseñor Bernardo Álvarez y Monseñor Oscar García, y los sacerdotes de la Arquidiócesis de Concepción, en presencia de autoridades locales y regionales, y fieles de diversos puntos de la Arquidiócesis.
En su homilía, Monseñor Chomali afirmó que han sido días muy emocionantes y que “las palabras no alcanzan a representar la inmensa emoción que siento en este momento y la inmensa tristeza de dejar Concepción, porque uno después de 12 años empieza más o menos a tomarle el gusto a lo que significa ser un pastor”.
“Si alguien me preguntara hoy día qué quiero para Chile, yo le diría que mire esta asamblea. Aquí hay un verdadero milagro”, destacó, haciendo alusión a la diversidad de las personas presentes.
Monseñor Fernando sostuvo que está contento, “porque creo que la Iglesia de Concepción y los sacerdotes hacemos un esfuerzo por una sociedad más justa y no lo hacemos desde arriba, lo hacemos con la gente”. En ese contexto relató que “hay varios sacerdotes que estuvieron meses en los cerros después del terremoto. Llegué a Concepción con muchos templos destruidos y me animó mucho ver cómo las comunidades quieren sus capillas, cómo quieren sus templos y cómo quieren también a sus sacerdotes. Y hemos reconstruido los templos y la gente está feliz. Sé lo que significa una completada, un mate fraterno, donde hay humanidad, frente a ese frío mundo del marketing, ese frío mundo de los pendones, ese frío mundo de los llaveros, pero que no tiene alma. Conocí una Iglesia con mucha alma y creo que ese es un regalo para la sociedad que tenemos que cuidar”.
“Créanme, se los digo de todo corazón, que si no tuviese la profunda convicción de que el mejor servicio que le podemos hacer a la sociedad es hablar de Jesucristo y hablando de Jesucristo hablar de la dignidad del hombre y de todo hombre, no habría aceptado ser Arzobispo de Santiago. Pero tengo esa convicción de que es mucho lo que podemos hacer y esta asamblea lo ha demostrado. Aquí hay personas muy diversas y todos reconocen un valor, que es la fe, porque la fe unifica, la fe va al fondo del corazón de las personas, Jesucristo conocía lo que había en el fondo del corazón de las personas y eso es lo que hoy necesitamos”, enfatizó.
En ese sentido, aseveró que “nosotros, en la Iglesia de Concepción, reflexionamos mucho. Hace pocos días tuvimos una asamblea de todo un día con seiscientas personas, y cada vez nos convencemos más de que estamos asfixiados de superficialidad, asfixiados de lecturas simples de la vida y de la realidad y nos hemos propuesto más hondura espiritual para poder comprender por qué sigue habiendo tanta inequidad, tanta injusticia, por qué hay trabajadores que sufren tanto las injusticias, por qué hay personas que les cuesta tanto encontrar trabajo (…) por qué hay migrantes sometidos a las peores esclavitudes porque están sin papeles. Necesitamos profundidad espiritual y nosotros se las vamos a dar, pero no por nuestra propia fuerza, sino que porque tenemos dos mil años de historia, un magisterio maravilloso que se traduce en la doctrina social de la Iglesia”.
Monseñor Chomali señaló que como Iglesia “promovemos la fraternidad y eso lo vemos en las parroquias, en las capillas y aquí mismo lo veo. Fraternidad, porque antes de ser de izquierda, de derecha, antes de pensar de esta manera o de esta otra, antes de ser católico o ser ateo, somos seres humanos y los seres humanos estamos llamados a tratarnos bien. Y creo que algo está pasando que no estamos tratando mal (…) y tenemos que volver a recuperar ese concepto maravilloso de fraternidad, de hermanos, que para nosotros es fundamental, porque tenemos un mismo Dios, que hace llover sobre ricos y pobres, sobre santos y pecadores, que hace llover sobre todos”.
El Electo Arzobispo de Santiago se refirió a la solidaridad, destacando que en Concepción hay una residencia universitaria donde se hospeda a jóvenes de la zona de Arauco, que fue una de sus primeras obras en la Arquidiócesis, porque conoció la experiencia de su padre que vivió situaciones difíciles cuando emigró del campo a la ciudad y “uno tiene que hacerle a los demás lo que quiere que le hagan a uno. Y esa residencia universitaria es lejos la residencia más católica de Chile. No hay ningún católico. Y recién ahora, después de once años, hay un joven de la Universidad Católica. Nuestro criterio siempre va a ser el hombre, la pobreza, los necesitados”.
Además, dijo sentirse orgulloso de que durante la pandemia hubo sesenta comedores solidarios funcionando en la Arquidiócesis y que la Iglesia estuvo junto a las personas que se encontraban viviendo diversas situaciones de vulnerabilidad: “Ahí estuvimos y lo hicimos en silencio. Y yo quiero reivindicar el trabajo maravilloso que hacen los sacerdotes, las religiosas, de manera anónima y silenciosa, pero que sin lugar a dudas le da savia a una sociedad que está cada vez más fría, más impersonal y más violenta”.
“Por eso les vuelvo a repetir, no habría aceptado ser Arzobispo de Santiago -porque allá seguiré haciendo lo mismo que acá- si no tuviese la convicción de que nosotros somos vínculo, nosotros vinculamos personas”, agregó.
Monseñor Fernando Chomali relató que comprendió lo que significaba irse de Concepción cuando la gente comenzó a despedirse en la calle,“pero tengo un voto de obediencia al Santo Padre y con la misma tristeza que me voy, me voy con entusiasmo. El entusiasmo de hacer una sociedad más fraterna, hablar más de Dios, hablar más de Jesucristo, hablar más de la Buena Nueva que nos trae Él, que es sin lugar a dudas un elemento unificador para nuestras vidas. El Señor nos dijo “sin mí nada podéis hacer’” y hemos visto que las sociedades que se quieren construir al margen de Dios terminan yendo al margen del propio hombre. Nosotros reivindicamos con mucha humildad este mensaje de salvación, que lo entregamos con mucha sencillez, pero con mucha convicción: Jesucristo salva, Jesucristo es Dios, Jesucristo está en medio de nosotros y nos perdona una y otra vez y nos invita a vivir el mandamiento del amor (…) Gracias. Este es un momento histórico y Dios quiera que todos quienes tienen responsabilidades políticas aprendan que siempre hay que unir”.
“Tenemos que volver a una sociedad inclusiva en el amplio sentido de la palabra y creo que nosotros (…) estamos en ese camino y creo que esta Misa tan hermosa, que me lleva de emoción, lo comprueba”, puntualizó.
En el momento de la presentación de las ofrendas, representantes de los siete Decanatos llevaron hasta el Altar frutos de la tierra y del mar, que son producto de las manos hermanas y representan la abundante generosidad de Dios en la creación. Además, presentaron la imagen de la Inmaculada Concepción, representativa de la Arquidiócesis de Concepción.
Luego, una representante de las Vicarías del Arzobispado de la Santísima Concepción llevó hasta el Altar una cruz con los logos de cada una de ellas, como símbolo de “la redención, el servicio, la identificación con el sufrimiento humano y la esperanza en la vida eterna”.
Posteriormente, la Universidad Católica de la Santísima Concepción presentó una réplica a escala de la Cruz Papal, como signo del “quehacer universitario iluminado por la luz del Evangelio, que Monseñor Fernando, como su Gran Canciller, tuvo especial preocupación por fortalecer”.
Después, representantes de las obras sociales de la Iglesia de Concepción presentaron ante el Altar los logos de las diferentes fundaciones que entregan el servicio de ayudar y acompañar a nuestros hermanos vulnerables y excluidos.
Finalmente, representantes de los trabajadores del Arzobispado presentaron los dones de pan y vino, que luego de la consagración se convertirían en el Cuerpo y la Sangre del Señor.
Tras la Santa Misa, los fieles manifestaron su agradecimiento a Monseñor Fernando por su labor durante estos 12 años en la Arquidiócesis de Concepción.
Fuente: Comunicaciones Concepción