Uno de los santos más recordados de la Iglesia universal es sin duda San Juan Pablo II (1920-2005). De su figura, es importante destacar su contribución para proyectar la Iglesia hacia el tercer milenio y a la sociedad en general, entre otros ámbitos a través del deporte.
En su Polonia natal Karol Wojtyla practicaba deporte desde su niñez: corridas, esquí, alpinismo, futbol, natación. Sobre todo en tiempos de la ocupación alemana a su país, cuando fue ordenado sacerdote, siguió practicando deportes acompañado esta vez por jóvenes universitarios sobre todo en la época de obispo y cardenal.
El 16 de octubre de 1978 fue elegido papa como Juan Pablo II y siguió haciendo deportes, a veces acompañado o en solitario. Lamentablemente debido a su avanzada edad y enfermedades el papa polaco dejó progresivamente de hacer tales actividades, hasta que el 2 de abril de 2005 partió a la casa del Padre.
Los jóvenes y deporte: historias y frases de Juan Pablo II
En sus viajes apostólicos, los encuentros con jóvenes se desarrollaron en su mayoría en estadios deportivos. Un dato no muy conocido, pero importante se vivió en su recordada
visita a Chile en 1987 cuando el papa en el Estadio Nacional, dijo: “Ahora, en este estadio, lugar de competiciones, pero también de dolor y sufrimiento en épocas pasadas, quiero volver a repetir a los jóvenes chilenos: ¡Asumid vuestras responsabilidades! Estad dispuestos, animados por la fe en el Señor, a dar razón de vuestra esperanza”.
En esa línea, San Juan Pablo II no solo es patrono de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), sino que también es patrono de los arqueros, ciclistas y de la pastoral deportiva de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
“A propósito de esto, mientras os exhorto a dar siempre lo mejor de vuestras energías y de vuestras capacidades en las pacíficas competiciones deportivas, os recuerdo al mismo tiempo que no consideréis el deporte como finalidad en sí mismo, sino más bien como un valioso elemento que os ayude a dar a vuestra persona esa plenitud que procede de la integración de las dotes físicas con las espirituales. En una palabra, el cuerpo debe estar subordinado al espíritu, que da luz, aliento y sprint a la vida, y que os hace ser buenos deportistas, buenos ciudadanos y buenos cristianos”. Mensaje para los Juegos de la Juventud 1980
“En estos tiempos en que por desgracia diversas formas de violencia, y por lo tanto de odio, tienden a desgarrar nefastamente el tejido de la solidaridad social, vosotros contribuís, por vuestra parte, a dar un testimonio luminoso de cohesión, de paz, de unión, en una palabra de "saber estar juntos", donde la competición necesaria, lejos de constituir motivo de división, resulta, en cambio, un factor positivo de emulación dinámica, posible únicamente en un cuadro de relaciones mutuas aceptadas, moderadas y promovidas”. Mensaje para el campeonato de Esquí Acuático Europa, África y Mediterráneo 1979
“Este enlace entre manifestaciones deportivas y celebraciones jubilares contribuye a poner de relieve la relación que debe unir siempre la actividad deportiva y los valores espirituales. Más aún, debe constituir una importante oportunidad de reflexión y renovación, para que el deporte resplandezca con las características de limpieza, coherencia, honradez y comunión que hacen de él uno de los vehículos significativos de altos valores de humanidad.
En efecto, toda actividad deportiva, tanto en el ámbito aficionado como en el profesional, requiere dotes humanas de fondo, como el rigor en la preparación, la constancia en el entrenamiento, la conciencia de los límites de la capacidad de la persona, la lealtad en la competición, la aceptación de reglas precisas, el respeto al adversario, y el sentido de solidaridad y de altruismo. Sin estas cualidades el deporte se reduciría a un simple esfuerzo y a una discutible manifestación de fuerza física sin alma”. Mensaje para el Giro de Italia 2000
“Con esta celebración el mundo del deporte se une, como un grandioso coro, para expresar con la oración, el canto, el juego y el movimiento un himno de alabanza y acción de gracias al Señor. Es la ocasión propicia para dar gracias a Dios por el don del deporte, con el que el hombre ejercita su cuerpo, su inteligencia y su voluntad, reconociendo que estas capacidades son dones de su Creador.
Gran importancia cobra hoy la práctica del deporte, porque puede favorecer en los jóvenes la afirmación de valores importantes como la lealtad, la perseverancia, la amistad, la comunión y la solidaridad (...)A causa de la dimensión planetaria que ha adquirido esta actividad, es grande la responsabilidad de los deportistas en el mundo. Están llamados a convertir el deporte en ocasión de encuentro y de diálogo, superando cualquier barrera de lengua, raza y cultura. En efecto, el deporte puede dar una valiosa aportación al entendimiento pacífico entre los pueblos y contribuir a que se consolide en el mundo la nueva civilización del amor”. Homilía en el jubileo de los deportistas 2000.
San Juan Pablo II, ruega por los deportes en este #Santiago2023
Fuente: Causas de Los Santos en Chile. Por Felipe Torres.