Chile un hogar para todos: El mensaje del Te Deum de Fiestas Patrias en San Antonio
El Te Deum en San Antonio, contó con la presencia de Delegada Presidencial, la Alcaldesa, representantes del Ejército, la Armada, Carabineros, PDI, Gerdarmería, así como los estandartes de las FFAA y de Orden, que se unieron a la comunidad de feligreses de la zona.
Al inicio de la ceremonia, hizo ingreso al templo, la banda del Ejército al son del “Adiós al 7º de Línea”, y luego del Himno Nacional.
La liturgia fue presidida por el Obispo de Melipilla, Cristián Contreras Villarroel y concelebrada por el párroco de San Antonio, P. Vicente Véliz; el párroco de Cristo Rey de Llolleo, P. Guillermo Allendes; y el vicario parroquial de Santa Rosa de Chocalán, P. Marcos Pardo.
En su homilía, el pastor centró sus palabras en la importancia de celebrar y reflexionar sobre el aniversario de la Patria de Chile.
Es así como inició destacando la importancia de las celebraciones patrias en Chile, donde las familias se reúnen y las comunidades se unen para conmemorar. “El “18” nos hermana y es expresión de lo queremos ser: Chile un hogar para todos, también para nuestros hermanos que provienen de otras latitudes, huyendo de regímenes totalitarios, con la esperanza de tener mejores expectativas de una vida más plena”.
Haciendo mención de variadas tradiciones que son parte de estas festividades, el obispo agradeció las diversas iniciativas que hoy se impulsan en la comuna y la diócesis: "Como Patria de hermanos nos alegramos esperando la inauguración del nuevo Hospital Claudio Vicuña y también del Estadio Municipal Doctor Olegario Henríquez Escalante. Como no agradecer a los trabajadores portuarios, a los empresarios generosos, a las obras sociales de la Fundación “Fe y Solidaridad” de Caritas Melipilla: los Hogares de Ancianos en El Monte y en Llolleo, y sus dos Jardines Infantiles de Melipilla. Agradecemos a Dios por el aporte de la diócesis en sus seis colegios: en Talagante, San Antonio, Llolleo y Santo Domingo. La labor de las religiosas en poblaciones pobres, en la Fundación “Las Rosas”, y también en la educación".
Luego, hizo hincapié en la importancia de la celebración del Te Deum del 18 de septiembre como un acto litúrgico y republicano, recordando la tradición patriótica desde 1811, enfatizando en la necesidad de agradecer por los dones recibidos y por las obras benéficas y sociales que contribuyen al bienestar de la sociedad.
También valoró la capacidad de los chilenos para unirse en solidaridad en momentos difíciles, relevando la importancia de ayudar a quienes lo necesitan: ”Como chilenos acudimos a auxiliar a nuestros hermanos que sufren los desastres naturales, pero duele que los niños que nacieron con capacidades distintas no tengan un tratamiento adecuado. Como chilenos hemos aprendido a amar hasta el extremo precisamente en medio del dolor”.
Contreras Villarroel, señaló que estos días son también momentos para recordar y reflexionar sobre los desafíos y problemas que enfrenta la sociedad chilena, como la falta de tratamiento adecuado para personas con discapacidades y otros problemas sociales. También aludió a los desafíos globales, como la persecución religiosa en otros países (como Nicaragua) y la falta de respeto por los derechos humanos.
También, el pastor reflexionó sobre la importancia de recuperar la noción de "bien común" y la identidad nacional como pueblo: “La diferencia entre un pueblo y una masa humana está en que el pueblo tiene una identidad vocacional, en nuestro caso el “alma de Chile”. Una masa, en cambio, es una agrupación impersonal, susceptible a todo tipo de manipulación ideológica y de populismos. A eso se arriesga en la Patria”.
“Al parecer, solo estamos produciendo más irritación, enfrentamiento y desencuentro entre los chilenos. Nuestra convivencia social se parece a esas familias que, lamentablemente, no pueden sentarse a la mesa sin discutir y como se dice en buen chileno: “tirándose los platos por la cabeza”. ¿Hay algo más triste que las peleas al momento de compartir los alimentos? No queremos que nuestro amado Chile siga siendo esa tierra de desencuentro en que pareciera estar convirtiéndose", expresó don Cristián, apelando a la necesidad de superar la división y la agresión en la sociedad chilena, invitando a buscar un proyecto unificador de justicia y paz.
"Solo ese sentido de bien común nos permitirá recuperar nuestra cohesión social que está gravemente herida. El Señor Jesucristo, que es manso y humilde de corazón, y que se compadece de nosotros al vernos como ovejas sin pastor, nos señala el camino de reencuentro, el camino de volver a reconocernos como hermanos chilenos", enfatizó don Cristián.
Para ello, el obispo destacó a la compasión y la misericordia como caminos hacia la reconciliación y el reencuentro entre los chilenos, abogando a mirar a los demás con compasión y reconocer lo bueno y verdadero que hay en quienes piensan diferente.
Al finalizar su mensaje, el pastor expresó que: “La paz no consiste en acallar los disensos legítimos, sino que presupone un espacio de libertad y libertades cuyo marco de referencia ha de ser siempre la dignidad de la persona. La paz no esquiva los conflictos, sino que los asume desde la humanidad”, pidiendo por intercesión de la Virgen del Carmen, Madre de Chile, y el patrono de la diócesis, San José, que las autoridades “den pasos decididos, para lograr acuerdos básicos desde la amistad cívica y la protección de los más débiles”.
Un momento emotivo se vivió durante la conclusión de la oración de los fieles, con la ofrenda de niños y niñas de la catequesis, quienes cantaron a José Luis Perales: “Que canten los niños”, depositando velas a la imagen de San Antonio de Padua.
Tras la celebración hubo cuecas, empanadas, jugos y un buen compartir.
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Fuente: Obispado de Melipilla