Una conmovedora reflexión se vivió en la UCT recordando el compromiso, contribución y defensa de los Derechos Humanos, promovido por la Iglesia durante la dictadura
El documento detalla cada una de las acciones sociales y jurídicas llevadas a cabo a través del Comité Para la Paz en Chile y la Vicaría de la Solidaridad, en auxilio de las personas exiliadas, desaparecidas y privadas de sus Derechos Humanos y a cada una de sus familias.
En el presente año, se conmemoran cinco décadas de este episodio histórico, es por esto, que la Universidad Católica de Temuco ha preparado un calendario de actividades, en las que invita a la comunidad local a reflexionar, analizar y recordar este suceso desde diferentes aristas.
Memoria regional
En el marco de esta programación, la Diócesis San José de Temuco, la Vicaría Pastoral Social, y la Universidad Católica de Temuco, llevaron a cabo el encuentro “La Iglesia de Temuco, su contribución y compromiso en la defensa y promoción de los DD.HH”. Actividad que, a través de experiencias, relatos y exposiciones de protagonistas y expertos en la materia, invitaron a la memoria y reflexión para el Chile de hoy. En la oportunidad se recordó a figuras claves en este proceso como el Cardenal Raúl Silva Henríquez y el Obispo local, Monseñor Sergio Contreras Navia.
El conversatorio se llevó a cabo en las tradicionales Semanas Sociales del Obispado de Temuco, jornadas de diálogo en las que, durante el mes de agosto, Mes de la Solidaridad. En esta ocasión, se relevó la experiencia vivida por la Diócesis San José de Temuco, durante el régimen militar. Al comenzar, el padre Giglio Linfati, vicario de pastoral social, evocó su oración del padre Wilfredo Alarcón Ferrada, sacerdote torturado y sobreviviente de fusilamiento.
El Rector de la UCT, Aliro Bórquez Ramírez, agradeció la asistencia al encuentro y expresó su visión respecto a esta conmemoración.
“Rememorar hechos del pasado que nos causaron división y dolor, nos tiene que ayudar a pensar en un país distinto, construido desde la diversidad, el respeto y la solidaridad. Solo de esta manera construiremos una democracia sólida que nos proteja de los errores y horrores del pasado”, precisó.
Experiencias
La actividad inició con una exposición y conversatorio, dirigido por Gaby Cárcamo, asistente social y dirigenta del colectivo Mujeres por la Defensa de la Vida de Temuco. Grupo vinculado a la iglesia creado con el objetivo de promover el retorno de exiliados políticos de la época, organizando diferentes manifestaciones y actividades de denuncia contra la dictadura.
En este panel, también participaron integrantes de la entonces Vicaría de la Solidaridad; Gladis Rojas y Berta Toro, quienes narraron la labor de personalidades claves en la rearticulación de una red de organizaciones eliminadas en 1973, tarea realizada bajo la administración de los obispos Monseñor Bernardino Piñera y Monseñor Sergio Contreras Navia.
El diálogo fue concluido con las palabras de Gaby Cárcamo, quien hizo un especial énfasis en el espacio de seguridad y apoyo que significó la Iglesia durante estos 17 años.
“En la casa de ejercicio, en cada parroquia, en cada capilla, había un espacio de seguridad para nosotros, fueron momentos muy difíciles. Muchas de las personas que trabajaban allí. No sabíamos si éramos observadas, si podían ser, en algún momento, detenidas. Siempre había temor, pero se contaba en este caso con el apoyo del obispo, siempre ofreciendo un resguardo”, dijo.
Análisis
Otra de las exposiciones fue dirigida por el académico de la UCT Héctor Salazar Ardiles, quien tuvo un rol activo en la Vicaría de la Solidaridad como abogado. El profesor narró cronológicamente su experiencia por la defensa de los DD.HH.
La instancia contó con la ilustre participación del Rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña González, quien desarrolló un análisis de los hechos que desencadenaron el quiebre democrático y los desafíos que estos implican para el Chile del futuro. Destacó el papel de la Iglesia y en los que ha tenido el país a lo largo de la historia.
“El papel que cumplió la Iglesia durante el golpe y en momentos posteriores, fue simplemente notable, es por decirlo así, la reserva moral de nuestra cultura nacional. En un momento en que las elites intelectuales, los movimientos obreros, estuvieron apagados, la Iglesia logró mantener vivo el fuego de la solidaridad, y fue como se decía entonces, la voz de los sin voz”, destacó el Rector Peña.
La jornada fue concluida con la reflexión del Obispo de la Diócesis San José de Temuco, Monseñor Jorge Concha Cayuqueo, quien invitó a la comunidad a la reconciliación, el respeto y colaboración para avanzar como país.
“Debemos ser conscientes de que cuando se carece de una visión compartida de la historia se hace difícil la comunión en torno a los grandes valores que debe guiar nuestro futuro. Los esfuerzos por lograr acercamientos deben continuar como un desafío ético pensando en el bien común, en la unidad y en el futuro”, concluyó.
Fuente: UCT