En el templo mayor de la Diócesis de Osorno, religiosos y religiosas de las distintas congregaciones presentes en la iglesia local se congregaron en torno al altar del Señor para “celebrar la vida religiosa y a todos los consagrados y consagradas como un regalo de Dios”, leyó la hermana Yolanda Guajardo, religiosa de las Hijas de San José Protectoras de la Infancia, al iniciar la Misa.
Agregó que la “solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen al cielo, que año a año vuelve a alegrar el corazón de los creyentes, es una invitación a mirar hacia lo alto, a mirar a María, glorificada también en cuerpo y alma para que recuperemos el auténtico sentido de la existencia, y nos animemos nuevamente a caminar, con renovada esperanza, poniendo nuestra confianza en Dios”.
Junto al canto del coro del Colegio San José, ingresaron por la nave central, el Administrador Diocesano, Padre Cristian Cárdenas Aguilar; el Encargado de la Pastoral Diocesana, presbítero Felipe Fernández Bravo; el padre Juan Delau SVD, párroco de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, y el párroco de la parroquia Espíritu Santo, Aures Da Silva, Sacerdote del Verbo Divino, además de los diáconos Juan Carlos Mardones, Víctor Hugo González, y algunos acólitos.
En la oportunidad, después de la homilía, las religiosas y religiosos a los pies y frente al Altar del Señor, al unísono, leyeron la fórmula de la renovación de sus votos de pobreza, castidad y obediencia, e inmediatamente después los consagrados recibieron la bendición del Administrador Diocesano, en tanto la asamblea acompañó de pie y en profundo silencio orante, para finalizar luego con un fuerte aplauso.
Junto a las ofrendas del pan y el vino, la CONFERRE presentó alimentos no perecibles “como signo de solidaridad, haciendo eco a las palabras del Señor: ´Denles ustedes de comer¨, y uniéndonos a la campaña de la comisión misionera de la Diócesis que durante este mes se está realizando”, leyó la hermana Yolanda.
Cabe destacar que, al finalizar la Santa Misa, el Administrador Diocesano explicó que hace unos días se inició una Novena, pidiendo la intercesión de Monseñor Francisco Valdés por la salud del padre Juan Antonio Mánquez Vásquez, quien, aunque con buen ánimo, se encuentra grave en el Hospital Base de Valdivia. Con esta motivación junto a los religiosos y religiosas desde la misma Cripta del Venerable Siervo de Dios hicieron oración por el sacerdote, párroco de la comunidad de Río Negro, mientras la asamblea, desde la nave central del templo también acompañó con su oración.
Mensaje en la Homilía del Administrador Diocesano
Al iniciar su mensaje el padre Cristian Cárdenas saludó a los religiosos y religiosas presentes en la eucaristía, y dijo que hoy “al estar celebrando la consagración, el sí de María, también hacemos memoria del sí y del día de la consagración de cada uno de ustedes”.
“El ejemplo de María, en el Evangelio (Lc 1, 39-56) que va muy de prisa a saludar a su prima Isabel, quien tiene esa virtud de reconocer, no solo a su prima, sino también a la Madre del Señor, es una alegría para nosotros poder contemplarlo en el texto, pero también un desafío en la vida consagrada. Es quizás las dos cosas a la vez; la alegría de saberse en esa pertenencia a Dios y el desafío de poder llevar esa presencia a los demás, y que los demás puedan descubrir en cada una de vuestras tareas, en cada uno de vuestros apostolados la presencia de Cristo, en la realidad en la cual están insertos”, agregó.
Destacó además que el mundo y la Iglesia pone su esperanza en los religiosos y religiosas, y dijo que El Papa Francisco, en “su mensaje a la Vida Consagrada a inicio de este año, titulado: ´hermanas y hermanos para la misión´, hablaba de la misión que tiene la Iglesia desde el primer día, y nosotros en nuestra Diócesis también nos encontramos en estado de misión, que no es nuevo pero que queremos reforzar, resaltar la acción que nos corresponde como agentes pastorales”.
“Hermanas y hermanos, contamos con la ayuda de ustedes para esta Misión Diocesana, contamos no solamente con su presencia, sino que también con sus habilidades, con su espiritualidad, con sus apostolados para poder llevar esta presencia de Cristo. Ayúdennos a todos nosotros a descubrir a Cristo, y que ojalá toda la Iglesia para ustedes podamos ser una manifestación de esa alegría de Dios, podamos ser una manifestación y una ayuda para encontrar la presencia del Señor”, señaló el padre Cristian.
Continuó su homilía y dijo que “en el diálogo de María con su prima Isabel, la Madre de Jesús comienza una alabanza, que conocemos como el Magníficat, y en la cual “somos invitados a hacer un camino en la presencia de Dios. Esa alabanza o esa oración cuenta también con una manifestación de la misericordia, de la grandeza y del poder de Dios, colocando todo en las manos, a los pies del Señor. Que nuestras vidas siempre estén en las manos del Señor”.
“Que Dios nos ayude, que nuestras obras puedan ser también miradas por el Padre, y que podamos ayudar a la humanidad a desarrollar una sociedad más justa, en la que se promueva la dignidad, y en la que podamos descubrir los valores del Evangelio, que el Señor nos ayude y nos guíe en este caminar”, concluyó el Administrador Diocesano.
Fuente: Comunicaciones Osorno