P. Enrique Balzán, vicario general: “El padre Gerardo fue un regalo de Dios para nuestra diócesis de Copiapó”
Agradecer al Señor el don de la vida y el servicio del P. Gerardo Díaz, de la Congregación de la Misión, fue el sentido de la misa de Acción de Gracias, celebrada la tarde de este viernes 23 de septiembre, en la Catedral de Copiapó.
La misa fue presidida por el vicario general de la diócesis, P. Enrique Balzán, acompañado del Superior de la congregación, Rodis Christensen, sacerdotes y diáconos. La asamblea que llegó hasta la Catedral provino de toda la región de Atacama, como muestra de cariño por la memoria del P. Gerardo, fallecido inesperadamente el pasado 14 de septiembre, en Santiago, donde se encontraba visitando a su familia.
La homilía del padre Enrique destacó al buen pastor que fue el padre Gerardo, generoso con sus dones y disponible en todos sus encargos pastorales, que lo llevaron a ser párroco en la parroquia Santísima Trinidad en Copiapó, secretario canciller de la curia y encargado diocesano de la catequesis, con pasión por la evangelización. “Enviamos nuestra solidaridad y oraciones a su familia cercana en este momento de dolor, pero sobre todo, nuestro agradecimiento. El p. Gerardo fue un regalo de Dios para nuestra diócesis y para su comunidad parroquial, para el trabajo de la catequesis”. “Estamos seguros que al encontrarse con él, Jesús le dijo: ven, siervo bueno y fiel, entra a compartir la felicidad de tu Señor”.
En el ofertorio, junto al pan y al vino se llevó al altar una estola, signo del ministerio sacerdotal del p. Gerardo; niños de la Escuela San Vicente de Paul, donde fue capellán, llevaron libros de catequesis; se presentó también la cruz vicentina.
El obispo de la diócesis, Monseñor Ricardo Morales, envió un mensaje en audio, que se escuchó en la parte final de la misa. Con sentidas palabras, don Ricardo destacó la cercanía y sencillez del p. Gerardo, con una fraternidad natural y respetuosa, siempre disponible. Agradeció su sinceridad y su humildad. También agradeció a la comunidad religiosa y dijo que “el Señor lo recibe con los brazos abiertos”. Finalizó diciendo: Te extrañaremos, un abrazo, querido hermano”.
Luego, el P. Rodis tomó la palabra, agradeciendo el cariño expresado al p. Gerardo. “Aún no podemos digerir lo sucedido –dijo. También manifestó su alegría por el trabajo evangelizador del sacerdote. “Viene un refuerzo –anunció,- sabemos que recibirán con cariño al p. Víctor Rodríguez, para Santísima Trinidad”.
Posteriormente, el diácono Pedro Flores, de la comunidad parroquial, describió el contexto en el que llegó la presencia vicentina a la parroquia, “una comunidad que ha sufrido mucho, y en medio de una pandemia”. Testimonió todas las acciones en que el p. Gerardo se involucró para ir en ayuda de las familias que estaban más necesitadas, incansablemente.
El siguiente en tomar la palabra fue el director de la Escuela San Vicente de Paul, Rigoberto Barrera, quien habló de la labor pastoral del p. Gerardo como capellán del establecimiento. Sencillo, cercano con los niños, las familias y la comunidad, y destacó cómo ayudó a preparar el aniversario, el próximo 26 de septiembre. “Afianzó el carisma de San Vicente y de Santa Luisa de Marillac”.
Por último, la profesora Marcela Mercado trajo un mensaje de la familia del sacerdote, sus hermanas y hermano, quienes dieron las gracias a la diócesis, sacerdotes, diáconos, comunidad, “a quienes compartieron su caminar en medio del desierto que ahora nos muestra el rostro de Dios en medio de las flores”, expresó.
Fuente:: Comunicaciones Copiapó