Con ocasión del aniversario 212 de la Patria, el Obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto, celebró el tradicional Te Deum en la Catedral de Rancagua para agradecer a Dios e implorar su bendición sobre el pueblo chileno y sus autoridades para que “Chile sea una mesa de todos”; e hizo alusión al presente que nos interpela, indicando que “somos administradores de una historia que hemos de cuidar y de la cual hemos de aprender y de un futuro que hemos de construir”, enfatizó y aseveró que “deseamos que Chile, nuestra amada Patria sea un país de encuentro”.
Tras realizarse la Eucaristía, la iglesia de Rancagua, representada por su obispo, monseñor Guillermo Vera Soto, reconoció al Consejo Regional de O’Higgins por su aporte en la reconstrucción de los templos destruidos por el terremoto de 2010 en la diócesis de Rancagua. El 2011, el Parlamento aprobó una glosa que permitió al Estado financiar, a través del Gobierno Regional, la reconstrucción de este patrimonio.
En la Diócesis de Rancagua de 64 templos, 38 fueron destruidos seria o totalmente por el terremoto de 2010 y de los cuales 25 fueron financiados con recursos aprobados por el Core. Frente a ello, en la oportunidad se reconoció a 9 ex intendentes y 28 ex Cores, además de las autoridades actuales, entre ellas el Gobernador Regional, Pablo Silva Amaya; y los consejeros regionales, por su generoso aporte y preocupación en la recuperación de las iglesias de la Región de O’Higgins.
Homilía
En su homilía, el obispo diocesano señaló que “cuando nuestra Patria está de fiesta hay que agradecer el temple de nuestro pueblo, formado desde sus orígenes en base al carácter indomable del pueblo araucano y de los otros pueblos originarios junto a la porfía del pueblo hispano, que circulan por las venas del alma de Chile. Gracias a ese carácter fuerte, hemos podido levantarnos como nación una y otra vez de las catástrofes naturales y de las tragedias causadas por la mano del hombre, y hasta de los dolorosos desencuentros entre hermanos”.
Monseñor Vera Soto también hizo alusión “al alma republicana, democrática y respetuosa de la dignidad humana, esta dignidad de la persona y el respeto por la vida desde su concepción hasta su muerte natural hemos de defender siempre con porfía. En nuestra tierra nadie sobra, en nuestro Chile cada vida es sagrada. Confiamos que en la Constitución que se escriba esto quede meridianamente claro”, enfatizó.
Además destacó la labor de las distintas instituciones de gobierno, políticas, las fuerzas armadas y de orden, las organizaciones civiles y también de voluntariado que contribuyen al desarrollo del país; y destacó la solidaridad que durante la pandemia tantas personas e instituciones prestaron.
El obispo de Rancagua rezó para que “seamos un pueblo de entendimiento y no de enfrentamiento, ayúdanos Señor para que sepamos encontrar los caminos y la forma de desterrar la violencia, los robos, el narcotráfico y la indolencia ante el valor de la vida que nos acecha y asusta, no es ese el Chile que queremos. En este tiempo de dificultades económicas, ayúdanos a ser austeros y a sentir la necesidad de compartir y ayudar a quienes sufren más. Que Chile sea una mesa para todos”.
Finalmente, el obispo de Rancagua hizo referencia al presente que nos interpela, señalando el Plebiscito donde se sometió a votación la propuesta de nueva Constitución, frente a la cual aseveró que: “Una inmensa mayoría de chilenos dijo queremos una Constitución, pero que nos ayude a ser una nación de encuentro. Deseamos que Chile, nuestra amada Patria sea un país de encuentro”.
La Reconstrucción
De los 64 templos parroquiales existentes el 2010, el terremoto de febrero de ese año dejó 11 sin daños y 15 con daños menores que fueron reparados por las mismas comunidades.
De los 38 restantes, 22 quedaron con daños estructurales serios y 16 destruidos totalmente o hubo que demolerlos por el peligro que presentaban.
En 2011 parlamentarios y funcionarios de gobierno diseñaron un mecanismo que permitió que el Estado financiara la recuperación de templos afectados por el terremoto. En la Región de O’Higgins, con el entusiasta liderazgo del Intendente Patricio Rey, los parlamentarios, varios alcaldes y párrocos, se puso en marcha un proceso de preparación para postular a fondos del Gobierno Regional con proyectos elaborados para restaurar o reconstruir templos. Esta fórmula se mantuvo por 3 años, del 2012 al 2014.
Se elaboró una cartera con 25 templos, sin incluir dos monumentos nacionales: el convento de San Francisco en San Fernando y el templo parroquial de Zúñiga. De los 25 templos de la cartera inicial se han recuperado 23 y sólo faltan los templos de Codegua, que está en obra y se espera que en abril del próximo año esté terminado, y el templo parroquial de Coínco que tiene financiamiento aprobado por el CORE y fue licitado dos veces sin postulantes.
El Consejo Regional de O’Higgins ha asignado desde el 2011 hasta este año, para estos 25 proyectos, un total de $ 31.212.815.053 que ha permitido la ejecución de las obras de recuperación de esos templos. Hay que señalar que las comunidades parroquiales respectivas han financiado el diseño de arquitectura, ingeniería y especialidades para cada uno de ellos, con la sola excepción de los monumentos nacionales: La Merced, Guacarhue, Codegua y Coínco.
Por tanto, en la Región sólo quedan pendientes por recuperar los templos parroquiales de Coinco y Zúñiga, además el convento de San Francisco de San Fernando y la capilla de La Torina (cuyo diseño original fue hecho por Joaquín Toesca) en Pichidegua.
De los otros templos que no accedieron a fondos del Estado, los de Tinguiririca, Santa Cruz y Litueche fueron reconstruidos totalmente con fondos aportados por donantes privados locales; también de ese modo se financió la recuperación de las sedes parroquiales, entre otras, de Placilla, Nancagua, Graneros, Pichidegua, Palmilla y Santa Gemita, en Rancagua, que está aún en obra.
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Texto completo de la Homilía
Fuente: Comunicaciones Rancagua