DANIELA CAMPOS, JEFA TÉCNICA DEL DEPARTAMENTO DE RIESGOS PSICOSOCIALES DE LA ACHS:
“Respecto a los desafíos de la salud mental en el país, voy a centrarme en dos: el acceso y el estigma. Respecto del acceso, en 2020 un tercio de las licencias fueron de salud mental, pero vimos en el Termómetro de la Salud Mental (elaborado por la ACHS junto a la UC) que solo un 17% ha consultado con un médico psicólogo desde el inicio de la pandemia. Y también, quienes han recibido atenciones de salud mental, un 24% fue por Isapre y 15% por Fonasa. Y más del 75% de los chilenos es beneficiario de Fonasa. En ese sentido, el acceso indudablemente tiene una arista socioeconómica. En relación con al estigma, noto una fobia al dolor porque se ve como un síntoma de debilidad, centrado en el rendimiento productivo. Si se está triste aparece el estigma de que eres débil, y entonces aparece la culpa. Es importante ser pacientes con uno mismo, no ser cruel, escucharse. No tenemos que estar felices todo el día. Muchas veces parar puede ser mandatorio”.
REINER FUENTES, PSICÓLOGO. MIEMBRO DE LA ALIANZA CHILENA CONTRA LA DEPRESIÓN:
“Creo que la pandemia nos releva algo súper importante y es el sentido de interdependencia. Es importante repensar nuestros vínculos hoy. Hay una mirada compasiva que pudiera ser de mucho aporte: tomarnos esto con una postura y una actitud en la cual seamos cuidadosos y prudentes de nuestro propio bienestar y el de los demás. Estamos en una etapa de transición que va a significar una reorganización. El mundo cambió y eso implica una profunda reflexión sobre cómo gestionar nuestros vínculos y cómo volver a mirarnos. Y un desafío importante en la dinámica familiar, transparentar nuestros roles, ¿será que toda la carga se la debe llevar uno? Además, un segundo desafío en términos sociales también implica una promoción de estilos de vida saludables. Deporte, alimentación. Sabemos que hay cosas que contribuyen a nuestro bienestar, pero algo pasa que no lo concretamos. Y, en términos individuales, transmitir este mensaje: siempre podrías estar acompañado, no estás sola, no estás solo. Hay que atreverse a pedir ayuda. No esperemos a que sea muy tarde”.
JUAN PABLO JIMÉNEZ, PSIQUIATRA. DIRECTOR DEL INSTITUTO MILENIO PARA LA INVESTIGACIÓN EN DEPRESIÓN Y PERSONALIDAD:
“Una de las cosas más impactantes del país, desde el punto de vista científico, es que el promedio del mundo dice que por cada 2 ó 3 mujeres deprimidas, hay un solo hombre deprimido. Pero acá en Chile, el promedio es cinco veces más. Y lo más grave es que esas mujeres son en gran parte pobres y abandonadas. Hay una segunda cosa: estos son problemas estructurales. La sociedad en la cual vivimos nos enferma. El Papa Francisco se ha encargado de decirlo. Frente a eso lo que podemos hacer como antídoto, es que tenemos que ser capaces de establecer sistemas de reflexión participativa. Con nosotros mismos, con nuestros familiares y nuestra sociedad, porque finalmente todas estas cosas pasan por temas políticos, por cambios sociales. Todo esto tenemos que transformarlo en políticas públicas y en políticas generales de una sociedad que sea más respetuosa del otro, de la diversidad y ahí entran las personas que tienen el catálogo de personas que están enfermas. Hay personas que pueden aportar muchísimo y sin embargo tienen diagnóstico de enfermedad. Actualmente los diagnósticos han progresado enormemente. Yo tengo más de 40 años de experiencia clínica, he visto muchos pacientes graves que, sin embargo, se recuperan y pueden tener una calidad de vida muy buena”.
ELISA MONTALVA, PSICÓLOGA CLÍNICA. COORDINADORA DE LOS CENTROS DE SALUD MENTAL CAF DEL ARZOBISPADO DE SANTIAGO:
“La salud mental antes de la pandemia ya era un tema en el que estábamos en deuda en términos públicos. Sin duda, la pandemia ha amplificado y puesto sobre la mesa esta realidad. Probablemente la infancia y la adolescencia ha sido mayormente golpeada y no visibilizada en estos 18 meses. Y lo digo a propósito de que en Chile hay estadísticas preocupantes sobre la crianza de los hijos, ya que los índices de daño, de traumatización, de experiencias de apegos destructivos, dañinos, ambivalentes, es muy alta. Esto se traduce en altas tasas de trastornos mentales en la adultez, porque ya viene la raíz no reparada. Es importante crear políticas en esta área porque a largo plazo es preventivo y es remedial. Y también pongo el acento en la solidaridad. La salud mental es un reflejo de la desigualdad social. Creo que la única salida que tenemos para eso es la gran enseñanza de la pandemia: que solos no somos nadie y que finalmente en espacios colaborativos podemos cambiar la vida de otros. Somos todos responsables de lo que alguna forma le pasa al otro. Los procesos para vivir una vida plena y libre tienen que ver con el encuentro”.
HUMBERTO SORIANO, PEDIATRA. PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN MÉDICA DE LA PREVENCIÓN:
“Desde la medicina mi primer mensaje es que hay que plantearse desde el cuidado, porque el Covid llegó para quedarse, porque lamentablemente nuestro mundo es desigual. En India, en África, prácticamente no hay vacunas, y eso es un caldo de cultivo para la variable delta, pero también para muchas otras variantes que van a seguir saliendo. El mensaje desde la medicina es usar mascarilla. No es una ofensa, es cuidar al otro. Y harto aire libre. Hay que retomar los vínculos. Sobre todo, para los adolescentes y preescolares, es clave retomar los vínculos, porque los hitos del desarrollo se pierden cuando estás encerrado por dos años. ¿Y cómo retomar vínculos? Con vacunas. Es poco solidario no vacunarse. Y finalmente, repensar nuestra existencia porque este virus vino para decirnos que las desigualdades importan. Pensemos un Chile mejor, con más igualdad, en que hay más justicia. Quiero hablar de harta gente que sufre y que en el desconfinamiento va a seguir sufriendo quizás más. En particular me preocupan las personas que consumen alcohol y drogas. ¿Qué se puede hacer con eso? El desafío de la salud mental es preocuparse del entorno”.
JAIME VALDERRAMA, PSICÓLOGO. ASESOR DE SALUD MENTAL DE LA ASOCIACIÓN CHILENA DE MUNICIPALIDADES:
“La pandemia nos encerró a todos con nuestras miserias, entramos a una hibernación con nuestras emociones. Hoy día no hay nada que no pueda ser discutido, y en esta sociedad tan acelerada, tan ansiosa, nos olvidamos de la importancia que tiene la calidad humana. El mundo iba con tanta prisa, con tanto estrés que hacíamos, y yo creo que seguimos haciendo las cosas, como autómatas, sin valorar lo bueno que tenemos, que es mucho. Este es el momento de repensar nuestros estilos de vida. Muchas veces nos quedamos esperando que las cosas se solucionen por arte de magia. Yo creo que hay que tomar acción y ser nosotros mismos quienes provocamos el cambio que queremos en nuestra vida. Si queremos vivir con una salud mental sana, tenemos que desarrollar hábitos positivos y, por lo tanto, eliminar aquello que nos daña. Yo creo que hoy es indispensable y hablo de la mayoría de las personas que no están diagnosticadas clínicamente con problemas de salud mental, sino que tienen síntomas de molestia, que es indispensable hoy un trabajo espiritual. Lo único que libera realmente de la ansiedad, del miedo, de la soledad, del aislamiento, es volver a un encuentro con Dios, y por eso hoy día esta práctica diaria de hacer meditación, contemplación, oración, es tan necesaria. Debemos conectarnos con nuestro mundo interno”.
Fuente: Comunicaciones Santiago