Muy satisfecha por la respuesta lograda en las distintas comunidades parroquiales y colegios se manifestó la encargada de la pastoral de migrantes de la Diócesis de Rancagua, hermana Ximena Lazcano, por la campaña de ayuda, que se impulsó en el Mes de la Solidaridad y que concluyó en el Día del Migrante.
La hermana Ximena explica que tomando en cuenta dos realidades apremiantes, como es el terremoto que sacudió a Haití el mes pasado y la permanente llegada de migrantes a la zona norte del país, se decidió hacer esta campaña para entregar apoyo a estas dos situaciones.
Para Haití, junto a otros organismos dedicados al tema de la migración, determinaron juntar tres tipos de alimentos: arroz, azúcar y aceite, a lo que sumaron agua embotellada y mascarillas. Pero como llegaron otras mercaderías (como fideos, puré, conservas, salsas de tomate, entre otras) también decidieron como equipo destinarlas a las Diócesis de Antofagasta e Iquique, que están constantemente recibiendo migrantes.
El trabajo fue arduo, pues luego de la recolección de los alimentos hubo que preparar las cajas con ayuda, pero este martes han dado un paso más, pues el camión cargado se dirigió hasta INCAMI, donde se distribuirá tanto para Haití como para las diócesis del norte. En la partida estuvo presente el obispo de Rancagua Guillermo Vera, alentando a todos quienes trabajaron en esta iniciativa.
En la oportunidad, monseñor Vera aseveró que “me alegra mucho lo que se ha podido hacer acá en la Diócesis de Rancagua, pues se ha recibido la colaboración de familias, de comunidades parroquiales y también de colegios, para poder ir en ayuda de otros hermanos”. “Como obispo quiero agradecer la generosidad de quienes han apoyado esta campaña y de quienes la han ideado con creatividad; y además incentivarlos a que en la medida que puedan ayudar lo sigan haciendo; hay que mantener ese espíritu atento, alerta a seguir colaborando en la medida nuestras posibilidades ante tantas necesidades que hay a nuestro alrededor”, dijo el pastor diocesano.
La religiosa Ximena Lazcano destacó, además, que fue una campaña silenciosa y muy digna. “Lo que queríamos también era renovar la esperanza de la gente, pues después de la pandemia la gente en la región está triste, por lo que queríamos esperanzarlos con esta entrega de ayuda”.
De especial manera agradece tanto a las parroquias que se comprometieron, como la de Coínco y Lo Miranda, como a colegios y empresas (Cachantún les donó agua embotellada); y el Colegio Regional de Abogados realizó un aporte económico para solventar parte de los gastos incurridos. “Ha sido una suma de manos que se ha permitido ayudar, lo que es muy esperanzador”, expresa.
Fuente: Comunicaciones Rancagua