Una hermosa celebración eucarística llevó a cabo la Iglesia osornina, junto a la comunidad Jesuita y el Hogar de Cristo, con el objetivo de festejar el Día de la Solidaridad, en memoria de la pascua del Santo chileno, donde se resaltó su figura, su obra, y la asamblea presente, puso a los pies del Altar; mascarillas, guantes y alcohol gel como signo del trabajo y la dedicación de tantas personas vinculadas al área de salud, una canasta de alimentos en representación de la generosidad de quienes trabajan en comedores abiertos, y el logo institucional de la fundación confeccionado con fotos de diversas actividades de las personas acogidas en el programa de Hospedería.
Durante la Santa Misa, por intercesión del padre Alberto Hurtado, la plegaria a Dios se elevó por el proceso constituyente para que se logre un Chile más justo, más inclusivo; por los hermanos y hermanas haitianos para que la solidaridad latinoamericana se manifieste y pueda contribuir a que el país salga adelante; por los caminos de la paz y de la justicia en Afganistán, especialmente por las mujeres y los niños. La oración también se extendió por los niños trabajadores, por los migrantes, por quienes no tienen un techo digno, por los privados de libertad, por quienes viven alguna adicción, por tantos hombres y mujeres que han perdido la alegría, para que el Señor se acerque a sus vidas y les renueve la esperanza.
En su homilía monseñor Jorge, resaltó que el amor es el camino seguro que conduce a la vida y a pesar de los obstáculos, de las dificultades e incluso del sufrimiento “no debemos titubear en recorrerlo”. También dijo que el texto del Buen Samaritano (Lc 10, 25-37) hace recuerdo que la compasión, la empatía, la apertura desde el corazón ante toda miseria humana, es la entrada al camino amplio del amor “porque es la clave que nos humaniza, que nos permite reconocer la dignidad de los demás y pone justicia en la forma de relacionarnos con la creación entera”.
Añadió que la intranquilidad con sentido de urgencia, la inteligencia creativa con que el santo chileno vivía su amor a Dios y al prójimo, en especial por los pobres y los pequeños, no lo dejaban esperar; “sintió y asumió esta inquietud como una responsabilidad de su vida, lo que es una responsabilidad de todo cristiano, de todos nosotros”, y dijo que este sentido del amor al prójimo, de su prontitud, con inteligencia, "con creatividad no puede faltar en la Iglesia, y por ende en nuestra Iglesia particular de Osorno, y en lo que depende de esta diócesis, en nuestra pastoral solidaria y social, en nuestras comunidades y en todas las obras”.
Hoy sigue habiendo heridos y caídos, agregó el obispo Jorge, y resaltó que Jesús en su Evangelio nos llama a ser samaritanos unos de otros para participar de la vida, “Alberto Hurtado lo leyó, lo escuchó y lo hizo obra, y hoy sigue interpelándonos a los cristianos y a nuestras organizaciones, a nuestras instituciones”. También destacó la mirada atenta que permanentemente el fundador del Hogar de Cristo tuvo "sobre la realidad y los procesos que vivía Chile en su tiempo, buscaba poner su mirada desde y para su gente, y particularmente, desde y para quienes se iban quedando al margen de esos procesos, por tantas formas que eran marginados”.
El padre Hurtado, explicó el Pastor, “veía a Chile como una real posibilidad de ser una sociedad más justa, fraterna y solidaria. La verdad era que frente a él había serias y férreas dificultades históricas, culturales y estructurales de todo tipo, y por lo mismo tenía tanta razón cuando se preguntaba si Chile era o no un país cristiano, católico, cuando parecía que esa pregunta estaba fuera de foco y hasta algunos la veían como ofensivas”.
“Para nosotros esa mirada y esas inquietudes respecto de Chile siguen teniendo actualidad”, agregó y señaló que hoy “el proceso constituyente que vive nuestra Patria nos debe involucrar a todos y a todas, y frente a ese proceso debemos transitar desde la simple expectación y la preocupación, a la participación efectiva a través de los canales de participación que correspondan, y a pesar de las tantas dificultades antiguas y nuevas”, añadió monseñor Jorge.
Aseveró la necesidad de que Chile crezca en compasión, en solidaridad, en amor al prójimo. “La solidaridad que nos enseña el Evangelio y que practicó Alberto Hurtado nos hace siempre ser personas abiertas a la fraternidad universal porque vemos a todos como compañeros de viaje en esta vida y todos podemos hacer, unos por otros, el bien de tantas formas”, finalizó el obispo de la Iglesia osornina.
Fuente: Comunicaciones Osorno