El texto comienza recordando que el 18 de agosto es el Día Nacional de la Solidaridad, en homenaje a san Alberto Hurtado, agregando que: "A nombre de los Obispos de Chile, queremos agradecer a todos quienes cada día sirven a sus hermanos en múltiples iniciativas y organizaciones solidarias. De modo especial, a todos quienes en medio de la pandemia han dado muestras de una solicitud constante por aquellos hermanos más frágiles y desvalidos, particularmente en el ámbito de la salud. Cómo no recordar a médicos, enfermeras, TENS y tantas otras personas que han servido incluso hasta dar su vida por ser fieles a su vocación de servicio".
Posteriormente se cita la Encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco, destacando que la solidaridad es mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos, pues “es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales” (N° 116).
"Vemos como un signo de esperanza que en nuestro país se esté desarrollando un diálogo institucional que busca un modo de organizarnos y de convivir que atienda de mejor forma a la dignidad de las personas y a los anhelos de mayor justicia social" señalan los representantes del episcopado nacional, agregando que para que este proceso dé buenos frutos, es "indispensable cultivar una auténtica amistad cívica, que permita un diálogo en respeto mutuo y escucha verdadera. La intolerancia y la descalificación no son el camino, sino generar una cultura del encuentro que integra las diferencias y permite la gestación de un pacto social" .
Más adelante, el Comité Permanente de la CECh expresa que la solidaridad también nos abre al dolor de los otros más allá de nuestras fronteras, manifestando su preocupación por la actual situación que se vive en Afganistán y Haití. Respecto de lo vivido en la isla del caribe se añade que en el marco de una fraternidad universal y las normas vigentes: "Creemos que un modo concreto de solidarizar con Haití, afectado por un nuevo terremoto y una crisis social permanente, es facilitar la regularización de la situación migratoria de miles de haitianos residentes en nuestra patria, abriéndoles la posibilidad de traer a sus hijos y familiares cercanos".
Finalmente, confiados en el Evangelio, se valora en especial el ejemplo del Padre Hurtado como fuente de inspiración que sostiene en la Iglesia innumerables expresiones de solidaridad. "Animamos a las Parroquias y comunidades cristianas a renovarse constantemente en el servicio al prójimo, como lo han mostrado tantas de ellas en esta pandemia. A los sacerdotes, consagrados y consagradas, a amar profundamente su vocación como un camino de servicio y de entrega humilde a los demás. A los laicos, a expresar de múltiples maneras su compromiso solidario y corresponsable en la edificación de la Iglesia y de la sociedad. A las familias y a las comunidades educativas, a presentar cada día el camino del amor al prójimo como un valor esencial a integrar en el proyecto personal, porque sólo así se recorren sendas de plenitud. “El cristianismo más que una doctrina es una vida, una actitud total del hombre… El cristianismo o es una vida entera de donación… o es una ridícula parodia que mueve a risa y a desprecio” (San Alberto Hurtado)".
Pidiendo que la Virgen María acompañe a vivir esta invitación a la solidaridad, que el Señor hace en el día de San Alberto Hurtado, concluye el mensaje firmado por el cardenal Arzobispo de Santiago, Celestino Aós Braco, presidente de la CECh; el Arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí Garib, vicepresidente; el Obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González Errázuriz; el Obispo de Copiapó, Ricardo Morales Galindo; y el Obispo de Chillán, Sergio Pérez de Arce Arriagada, Secretario General.
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Fuente: Comunicaciones CECh