Religiosos y religiosas de los distintos institutos presentes en la Diócesis de Osorno, además de la comunidad fiel, llegaron hasta la Catedral San Mateo Apóstol este domingo 15 de agosto, para festejar con la Santa Misa la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María, junto al Pastor, monseñor Jorge Concha Cayuqueo.
Después de la homilía, en esta fiesta eucarística que fue concelebrada por el Vicario general, padre Cristian Cárdenas y el sacerdote diocesano Patricio Sánchez, los consagrados y consagradas renovaron sus votos, leyendo al unísono, la fórmula de sus promesas a Dios en tanto la asamblea presente acompañó en silencio orante.
En la oportunidad, al momento de la ofrenda, junto al Pan y el Vino, también las religiosas presentaron un cirio encendido como signo de la acción del Espíritu Santo en sus vidas, y con el cual ofrecieron al Señor ser luz en el mundo. Este signo fue entregado al Obispo Jorge y puesto sobre el Altar.
El Mensaje del Obispo Jorge
Al iniciar su homilía, el Pastor de la Iglesia de Osorno, expresó su alegría de vivir esta celebración frente a esta gran asamblea “hacía tiempo que no teníamos aquí en la Catedral tantos hermanos y hermanas, y entonces tenemos que darle gracias al Señor porque esto también es fruto de tantos aportes: de la vacuna, de los cuidados, de la responsabilidad de cada quien, y sin duda que el Señor nos ha ayudado porque ha habido mucha oración para poder superar este mal que aflige no solamente a nosotros si no que al mundo entero”.
También dijo estar muy contento porque coinciden dos celebraciones importantes: “la eucaristía de este domingo, doblemente nos ayuda a mirar el futuro con esperanza porque cada domingo celebramos a Cristo Resucitado y hoy además celebramos la Asunción de la Santísima Virgen María al cielo. Ella es un anticipo de lo que está reservado para todos los que creen en el Señor Jesús”.
“María es madre siempre luchadora, fiel, perseverante y llena de esperanza. Es ejemplo para todos los cristianos y para toda persona que quiera ver en ella la bondad de Dios, y lo es de un modo especial para los miembros de la vida religiosa, que son discípulos y discípulas de Jesús que, siendo llamados por el Padre, prometen vivir con más radicalidad las bienaventuranzas, propuesta común para todos los cristianos y que los religiosos la asumen mediante los votos”, añadió el obispo Jorge.
Destacó además que en la vida religiosa también se da el ataque de tantos dragones a la vida, como lo describe en forma figurada el Libro del Apocalipsis en la primera lectura (Apoc 11, 19. 12, 1-6. 10). “Dragones que están en las mismas personas, atacan a sí mismo, a las demás personas, a la vida comunitaria y a la comunidad en general. También la vida religiosa experimenta los ataques que viven en el contexto social, cultural, de fuerzas externas. Todos los dragones de ciertas formas buscan arrebatar al Hijo, a Jesús del corazón y que es el tesoro de la vida de todo cristiano”.
También señaló que “La vida religiosa y consagrada en general por la vocación de sus miembros, por lo que prometen, por sus prioridades de vida evangélica, por su disposición y por su entrega para llevar a práctica de modo radical el evangelio, le son distintivos y el papa incluso usa la palabra de que son expertos, en fe, en fraternidad, en comunión, en oración, en solidaridad y en alegría”.
Pero sabemos que como para todo cristiano no siempre es fácil, añadió el obispo, y dijo que corresponde que la vida religiosa esté renovando su capacidad de inculturación “como parte del dinamismo de la encarnación de Jesús, y sabemos que cuando en la vida religiosa y cristiana en general decae la vitalidad de estos distintivos esenciales que le son propios, es porque le falta la sal y la luz de la que nos habla el Evangelio, y le falta el aceite y el vino de la esperanza que la da Jesús, y más radicalmente, cuando esto decae, es porque falta la fe. Quizás quiere decir que los dragones acechan y a veces logran arrebatar del centro de la vida al tesoro, a la piedra preciosa por la que se ha dejado todo y que es Jesús el Señor vivo y verdadero, motivo de nuestra esperanza y que da sentido a la vida”.
“En nuestro tiempo, en las actuales circunstancias de crisis social tan extendida en el mundo y en nuestro país, y también de crisis en nuestra Iglesia, que es tiempo de prueba, el aporte de vida religiosa es precioso queridas hermanas y hermanos, y por cierto también en nuestra Iglesia particular de Osorno, todo esfuerzo, creatividad, generosidad por un testimonio de fe, de fraternidad, de comunión, de solidaridad, de alegría, como dice la frase de San Alberto hasta que duela, que también la podemos aplicar en este contexto”, aseguró monseñor Jorge Concha.
También aseveró que “Hay muchos hermanos y hermanas en nuestra Iglesia aquí en Osorno a quienes debemos animar y fortalecer un poco más, a quienes debemos ayudar a recuperar la confianza y la esperanza, no será otra cosa que servicio al anuncio de la alegría del Evangelio, en primer lugar, con la vida, con el testimonio y con las obras”.
Finalmente agradeció a Dios y pidió su bendición “para todos los hermanos y hermanas de la vida religiosa de la Diócesis de Osorno y a sus institutos correspondientes. María es ejemplo, es modelo para todos y todas para mantener el sentido de nuestra vida que está marcada por la resurrección del Señor”, y oró a la Madre del Señor; “María; ayúdanos a decir nuestro sí ante la urgencia más imperiosa que nunca, de hacer resonar la buena noticia de Jesús”.
Fuente: Comunicaciones Osorno