Erbil, Mosul y Qaraqosh son las otras tres ciudades iraquíes que el Papa visitará en esta tercera jornada de su viaje al país del Golfo. Son realidades diferentes y complejas y, como el resto de Irak, han sido escenario de masacres y violencia durante años, pero también tienen en común el deseo de renacer. Y si el hombre no puede hacer nada frente a la adversidad, Francisco vuelve a reiterar, en los diversos mensajes esperados para hoy, que Dios en cambio tiene el poder de vencer los males, las enfermedades, de restaurar los templos físicos y los de nuestro corazón. Sólo de las heridas de Cristo puede surgir ese bálsamo capaz de curar a la humanidad y de sanar las memorias dolorosas inspirando un futuro de paz y fraternidad, pero el Pontífice afirmará también desde el compromiso diario de la Iglesia, que en Irak sigue estando viva y presente de muchas maneras.
La parada de Erbil
La primera parada del día fue en el aeropuerto de Erbil, donde el Papa llegó poco antes de las 6:20 de la mañana en Italia, 8:20 hora local. Al pie de la escalerilla del avión le recibió el presidente de la región autónoma del Kurdistán iraquí, Nechirvan Barzani, junto con otras autoridades civiles y religiosas, entre ellas monseñor Bashar Matti Warda, arzobispo de Erbil de los caldeos, y monseñor Nizar Semaan, arzobispo de Hadiab-Erbil de los sirios. Una pequeña ofrenda floral y luego el largo paseo por la alfombra roja con breves paradas para los saludos entre los presentes, representantes de diferentes religiones. A continuación, Francisco y el Presidente entraron en una sala privada del aeropuerto, acompañados de cantos y saludados por los presentes con ramas de olivo y banderas de colores, para mantener un breve encuentro privado.
Esta parte de Irak, la única de la región kurda que tiene autonomía propia, es reconocida oficialmente con la introducción de la nueva Constitución, aprobada en 2005. La región kurda, dividida entre Turquía, Armenia, Irán, Irak y Siria, fue de hecho desmembrada al final de la Primera Guerra Mundial por el Tratado de Sevres. Posteriormente, nunca se definió un territorio que se asignara a todo el pueblo kurdo y, especialmente en Turquía, esto ha generado movimientos de independencia que a menudo han dado lugar a sangrientos conflictos internos. Aquí, en Erbil, considerada una de las ciudades más antiguas del mundo, destinada a convertirse, por su posición favorable y sus riquezas arqueológicas, en la Dubai de Irak, y en cambio, en los últimos años vejada por el azote de la emigración, con más de 540.000 refugiados sirios y desplazados iraquíes hacinados en campos de refugiados, el Papa volverá por la tarde, a las 16 horas, para
celebrar la misa en el estadio "Franso Hariri". Es un momento esperado con gran alegría y efervescencia por los católicos locales, que participan activamente en muchas organizaciones caritativas y que, junto con las Iglesias locales, ayudan con cariño a la gente de este país en la labor de reconstrucción y renacimiento social.
Oración por las víctimas de la guerra
La segunda parada de Francisco será Mosul, también conocida como la "Ciudad de los Profetas" y la "Madre de las Dos Primaveras", con sus edificios islámicos, cristianos y otomanos, y una extraordinaria mezcla de etnias y religiones, pero hoy reducida a un montón de escombros que hiere el corazón.
De hecho, en junio de 2014 fue ocupada por las tropas del autodenominado Estado Islámico y sometida a una devastación sistemática que no perdonó las iglesias, los mausoleos, las obras antiguas y los rarísimos manuscritos conservados en las bibliotecas. En junio de 2017, el Is también destruyó la mezquita de Mūr ad-dīn, lugar simbólico del Califato, que, sin embargo, unos días después fue reconquistada por el ejército iraquí junto con parte de la zona medieval de la ciudad. En julio de 2017, tras nueve meses de combates, Mosul fue finalmente liberada y ahora, gracias también a la cooperación internacional, se está trabajando en la reconstrucción de la ciudad, para permitir el regreso de quienes, desesperados y hambrientos, tuvieron que abandonar sus hogares. Pocas palabras y muchos silencios marcarán la oración del Papa en sufragio de todas las víctimas de la guerra en Hosh al-Bieaa. Tras escuchar el testimonio de un suní y de un párroco local, el Pontífice descubrirá una placa conmemorativa y, a continuación, soltará una paloma blanca en el cielo y dejará que el viento de la paz sople también en este lugar, y que las voces de dolor y angustia sean sustituidas por las de esperanza y consuelo.
Confirmar a los cristianos en la fe
Otro momento emotivo y esperado será en Qaraqosh, en la Catedral de la Inmaculada Concepción, durante el cual el Pontífice visitará y se reunirá con la comunidad cristiana. Al igual que toda la ciudad, donde los cristianos representan el 90% de la población, este lugar sagrado en agosto de 2014 fue vandalizado, profanado y luego incendiado por las milicias del autodenominado Estado Islámico y su reconstrucción comenzó apenas el año pasado. La ayuda de la Iglesia y de la comunidad internacional ha sido crucial para la reconstrucción y ha permitido que hoy en día alrededor del 46% de las personas que vivían en la ciudad antes de la invasión del Is puedan regresar y comenzar una nueva vida. Francisco lo recordará varias veces, alabando el gran compromiso de la Iglesia iraquí que, incluso en medio de la pobreza y las dificultades, ha ofrecido generosamente ayuda concreta y solidaridad a los pobres y a los que sufren, por lo que el Sucesor de Pedro sintió la necesidad de hacerse peregrino en esta tierra, para confirmar a los cristianos en la fe. El patriarca sirio-católico de Antioquía, Ignace Youssif III Younan, dará la bienvenida al Papa junto con el arzobispo, el párroco y algunos niños que le ofrecerán flores. También aquí el Papa escuchará las experiencias de vida de una laica y de un sacerdote y luego rezará la oración del Ángelus con toda la comunidad y dará una breve catequesis. A los cristianos y demás almas de Qaraqosh, el Papa les llevará su aliento y la cercanía de toda la Iglesia, para que, incluso en medio de los signos de devastación y del poder destructivo de la violencia, el odio y la guerra, brille la luz de la esperanza y se restauren no sólo los edificios, sino también los lazos y las raíces que unen a las comunidades y a las familias, a los jóvenes y a los mayores.
Fuente: Vatican News