La parroquia Nuestra Señora de Fátima, en el barrio 18 de Septiembre, fue el primer punto de donde nace el Centro de Vacaciones, sumándose las comunidades de San Miguel y Cristo Obrero. Así se acogieron a los primeros monitores y
niños que dieron vida a los primeros Cevas con los cuales la Iglesia quiso dar dos semanas de esparcimiento y evangelización a partir del verano de 1971. Una historia que sigue desarrollándose.
“Gracias a tantos que hicieron, hacen y harán posible seguir con este legado de servicio a los hermanos más pequeños”, dice con cierta emoción Cecilia Gómez Márquez, la asesora diocesana de los Centros de Vacaciones de Magallanes al resaltar los 50 años de los Cevas y evocar la primera versión en el verano de 1971.
Se suponía que en este verano los niños y monitores de los Cevas celebrarían en grande, pero la pandemia del Covid-19 cambió todo y hoy los Centros de Vacaciones se transmiten por el canal regional de televisión ITV Patagonia de lunes a viernes desde las 19 horas. Ya se completó la primera semana y queda la última desde mañana.
Los salones, pasillos y comedores de cada una de las parroquias y comunidades permanecen vacíos como si los gritos, risas y cantos de centenares de niños se hubiesen callado para siempre, pero en los monitores hay esperanza que para el próximo verano volverán a reencontrarse entre todos. Anhelan que ese será el momento de la gran celebración donde quizás regresen muchos de los jóvenes que abrazaron vocaciones de servicio para siempre. Advierten que sólo quedó pendiente celebrar como lo tenían pensado.
Cecilia Gómez recuerda que la idea de los Cevas se gestó en el seno de la parroquia Nuestra Señora de Fátima cuando el cura párroco era el padre Alejandro Goic, ex obispo de Rancagua entre los años 2014 y 2018. A comienzos de la década de 1970 llegó a Punta Arenas el fallecido padre belga Hugo Cornelissen, quien era vice párroco de Cristo Obrero.
“Desde su llegada a nuestra ciudad hace notar su preocupación por los niños que en el largo período de vacaciones deambulan semiaburridos sin que nadie los organice y les dé la posibilidad de unas vacaciones alegres y plenas de vitalidad. Y comenzó a hablarle de los Centros de Vacaciones al padre Alejandro Goic. Como en su patria eran una realidad estupenda, con tenacidad y constancia fue insistiendo que aquí en Punta Arenas se podía hacer algo parecido, que como cristianos debemos preocuparnos de este problema y no permanecer indiferente a tantos niños que, por carecer de medios económicos suficientes, nunca podrán tener unas vacaciones parar recordar”, recuerda Cecilia Gómez.
Así comenzó en febrero de 1971 la primera versión de los Cevas que buscaron ser un servicio de los jóvenes de la Diócesis de Magallanes hacia sus hermanos más pequeños.
La actual asesora de los Cevas advierte que los Centros de Vacaciones no sólo significaba reunir a niños y llevarlos al campo o algún salón a jugar, sino que es una obra de verdadera educación y recreación al aire libre para los menores durante sus vacaciones.
Y desde su primera versión hasta el presente se suman en promedio 400 jóvenes, mayores de 16 años, que se capacitan como responsables de los grupos para trabajar durante dos semanas con vocación de servicio.
Una historia parecida a tal como ocurrió en ese primer verano cuando más de 450 niñas y niños de las poblaciones 18 de Septiembre, Gobernador Viel y Playa Norte fueron incorporados a esta idea que nacía.
A lo largo de estas cinco décadas son miles de niños y jóvenes que han vivido la experiencia de encuentro, canto, juegos y formación cristiana en los Centros de Vacaciones, al tiempo que -como decíamos- se han extendido por diversas regiones del país. También fueron incorporándose muchas personas que han colaborado en la realización de los Cevas. Las primeras fueron mujeres generosas de las parroquias y comunidades cristianas -muchas de ellas eran mamás de los niños que participaban en los Cevas- que se encargaban de preparar las onces para los miles de niños y jóvenes que cada tarde llenaban de canciones y juegos los locales de las comunidades cristianas.
Fuente: Comunicaciones Punta Arenas