“Para mí han sido años súper significativos, yo misma dejé instalada la comunidad en Curicó hace 24 años en la parroquia Jesús de Nazaret. Después venía casi todos los fines de semana y a los tres años me quedé. Venía por un solo año y llevo 21”, nos dice la Hna. Esperanza.
“Cuando veníamos a la diócesis aún estaba don Carlos González, él nos dijo: Ustedes saben que yo pronto dejaré de ser obispo de Talca. Sí, lo sabemos, pero nosotras no venimos por usted sino que por el pueblo de Dios. Entonces nos dijo: vamos a tomar té (como era su costumbre) y me regaló el libro “Responsables de la Esperanza”, por mi nombre. Y terminó diciendo: ustedes decidan dónde quieren quedarse son bienvenidas, así era don Carlos. En ese entonces el padre Mauricio Jacques nos mostró su parroquia y nos quedamos por casi 20 años en Jesús de Nazaret. Fue un tiempo muy maravilloso, muy humano”.
Tras la llegada de los padres Franciscanos Conventuales a la parroquia Jesús Nazaret se dieron cuenta que eran mucha gente ahí, en otras partes las personas estaban más solas o un solo sacerdote tenía que atender dos parroquias. “Ahí nos fuimos al sector Santa Fe de la parroquia Santísima Trinidad en el que llevamos cuatro años”.
La Hna. Esperanza reconoce que “al principio no fue fácil pues empezó a correr la noticia que a nosotras nos habían echado de la anterior parroquia. En ese tiempo cumplí 50 años de vida religiosa y pedí celebrarlo solo con la acción de gracias, sin regalos. Si querían llevar algo que fuera un alimento no perecible porque había mucha gente que lo necesitaba. Llegó mucha cantidad de comida, el ofertorio no terminaba nunca. A partir de ahí como que hubo una transformación grande”.
Los motivos de la partida
La considerable disminución de vocaciones religiosas es el principal motivo de esta partida. “Además, nos hicimos cargo de una comunidad en Brasil dada la realidad de venezolanos que cruzan la frontera. Dijimos hagamos un esfuerzo y pongamos una comunidad en Boa Vista para atenderlos. Esto significó que algunas hermanas que iban a venir a Chile fueran destinadas a Brasil. Se cierra la casa en Curicó pero se mantienen las comunidades de Santiago y Paine, por allá me encontrarán”.
No cortar el vínculo, ser familia
“Dentro de las cosas más significativas y con mucha fuerza en Curicó es que tenemos un movimiento con laicos con nuestra espiritualidad”, enfatiza la Hna. Esperanza. “Tenemos 40 familias que están con un compromiso bastante serio de vida y de trabajo pastoral. Somos familia, por tanto a mí me van a seguir viendo en Curicó, no sería justo que los dejáramos. Sin duda el momento es de mucho dolor y pena, ya no solo por uno sino por la gente, porque se crean lazos, les cuesta mucho entender estas decisiones, incluso se echan la culpa. Realmente Curicó ha sido un lugar de mucho cariño y sentido de pertenencia.
¿Cómo fue este año tan particular?
“Creo que también ha sido tiempo de reconstruirnos y de acercarnos al Señor. Estamos más pendiente de las familias, de sus llamadas telefónicas, pareciera que hay más contacto que antes. También ha sido un tiempo bonito de mucha solidaridad y oración profunda”, recalca la Hna. Alicia.
En los meses de pandemia la Hna. Esperanza brindó un servicio en la Pastoral de Acogida y Escucha: “La soledad y el estar encerrados fueron problema para muchas personas; y eso se notaba en la comunidad y a quienes pude acompañar vía telefónica. Incluso diría que ha sido un año como de retiro para mucha gente”.
La hermana Alicia destaca: “Nuestro carisma es acompañar a las personas, ser pastoras, misioneras en medio del pueblo, dejando que ellos tomen la iniciativa y acompañando en el camino de la fe, pero también con el lado humano. Que crezcan como cristianos y personas, tener una fe madura”.
Al despedirse la Hna. Esperanza afirma que “lo típico de los franciscanos es paz y bien. Como Francisco tomó el evangelio de Jesús ahí está lo fundamental: vivir en el amor. Por tanto la invitación es amen a Dios con todo el corazón y amen al prójimo como a ustedes mismos. Siempre habrá dificultades pero si uno tiene la fe amoldada en el Señor va a tener la fuerza para salir adelante. Nos vamos físicamente pero en el corazón nos llevamos a mucha gente, seguirán estando en nuestra oración”.
(Nota publicada en la edición de diciembre 2020 de la revista COMUNICANDO)
Fuente: Comunicaciones Talca