Abogado, Salesiano de Don Bosco y Obispo de la Iglesia. Primero a cargo de la Diócesis de Valparaíso y luego por veinte años en el Arzobispado de Santiago (1962-1983). Época de profundos cambios socioculturales, políticos y económicos de la sociedad e Iglesia chilena.

Las variadas intervenciones pastorales y la evangelización promovidas por el Cardenal Silva recogen, por lo general, tres elementos esenciales que aún hoy aparecen como luces para enfrentar muchos de los desafíos que la actual pandemia sigue despertando al interior de nuestra Iglesia, la sociedad civil, la política y la economía. Miradas unificadoras y con propósitos comunes para que las crisis actuales se transformen en oportunidades de repuntes y consolidaciones.

1. La formación en la vida del campo chileno. Con una familia de 17 hermanos que contribuyó a forjar un carácter valiente y decidido para abordar las necesidades y las adversidades. Con la Pandemia estamos aprendiendo la valentía para superar las crisis, y a recordar que nos necesitamos mutuamente.

2: Como salesiano. La dimensión educativa de todo proceso de formación y acompañamientos de los jóvenes con la propuesta de Don Bosco: ser buenos cristianos y honestos ciudadanos sigue siendo el lema que, en la vida de los patios de los colegios y en la sala de clases es de vital importancia. Con la Pandemia estamos aprendiendo a revivir esta práctica en el ambiente virtual, la presencia para un acompañamiento que construya y fortalezca la confianza.

3. Como exponente de la Iglesia chilena. El cardenal recogió y fue expresión de una cercanía con el pueblo y los más necesitados promoviendo numerosas acciones y obras de solidaridad. Con la Pandemia nos sentimos solidarios de los que más sufren y extrañamos el no poder estar cerca de quiénes más lo necesitan. Nos hacemos parte de las iniciativas que lleven la ayuda necesaria a los hogares.

En esta perspectiva, justo cuando falta muy poco para el 3 de octubre en Asís, cuando el Papa Francisco dará a conocer una nueva Carta Encíclica “Hermanos entre todos”, recojamos el ejemplo de don Raúl para fortalecer el coraje, cultivar la bondad y multiplicar la solidaridad como expresiones de la fraternidad humana.



Fuente: Fundación Cardenal Raúl Silva Henríquez