Un particular Te Deum se vivió este año 2020, con ausencia de público y trasmitido por redes sociales. Ante la actual contingencia sanitaria, la Iglesia de Valdivia acogió el llamado a quedarse en casa, por este motivo se decidió ofrecer una ceremonia por medios virtuales.
Las trasmisiones comenzaron a las 11:30 horas, con la interpretación de
una breve presentación de música para órgano, a cargo del músico interprete e investigador, Felipe Arias Faure. El trabajo de este músico se ha desarrollado con varias agrupaciones de música antigua y música sacra en el Región Metropolitana, y quien actualmente desarrolla su Magister en Musicología en la Universidad de la Rioja, España.
A las 12:00 horas inicio la ceremonia, con la entrada en procesión del Administrador Apostólico de Valdivia, R.P. Gonzalo Espina, junto al Vicario General, presbítero Nelson Huaiquimil. También estuvieron presentes el presbítero Mauricio Meza, Decano del decanato San Antonio Abad; el presbítero Fernando Provoste, capellán del Ejercito; el presbítero Alexander Bohorquez, vicario de la parroquia Nuestra Señora del Rosario; y el diácono Miguel Cadiz, quien proclamo el Evangelio. El coro de Tiempo de Encuentro fue el encargado de acompañar el desarrollo de la ceremonia, con las intervenciones del organista Felipe Arias en el salmo y en la interpretación del Himno Nacional.
El mensaje que este año ofreció el Administrador Apostólico de Valdivia, se dividió en dos partes. Una primera parte como una rápida mirada, con la aspiración de poder abordar la realidad actual del país tras un estallido social, en medio de una pandemia, y a la espera del plebiscito. La segunda parte del mensaje de este año abordo una reflexión desde las lecturas seleccionadas para este Te Deum, que fueron
Romanos 12, 1 – 2; Salmo 84, 9ª 10 -14; y del Evangelio según San Mateo 6, 16 -23, invitando al descernimiento desde un ser y hacer.
Respecto al estallido social, el r.p. Espina, señalo el
“gran consenso, con masivas manifestaciones, en contra de la gran desigualdad que existe en nuestro país, de los sueldos y pensiones que no permiten una vida digna, de la necesidad de mejor servicio de salud y educación para todos.” De igual forma condeno la violencia, señalando los muertos y heridos, así como la destrucción. Señalando finalmente como se
“prodigaron buenos ejemplos de diálogo entre ciudadanos, mientras algunos grupos y personas se empeñaron en los actos vandálicos. Del diálogo político surgió el acuerdo de un Plebiscito respecto a una nueva Constitución. Recordamos aquí el llamado del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal a la participación, emitiendo un voto informado, con los debidos resguardos sanitarios, eligiendo libremente la opción que se crea mejor para el bien de nuestra sociedad.”
Sobre la crisis sanitaria abordo el cómo este virus derrumbo la creencia de un control sobre nuestras vidas, y dando como resultado un
“humano-moto", en relación con las consecuencias sociales y humanitarias como las de un terremoto. También aprovecho de referirse a las diferencias que existen en el cómo afecta esta actual crisis sanitaria a las personas más vulnerables, resaltando especialmente el trabajo de tantas personas en favor de estos hermanos y hermanas.
“Esta pandemia afecta a todos, pero no a todos de la misma manera. Una vez más, son los más pobres quienes más la sufren. Además, ella trae consigo que muchos pasen a estar bajo la línea de la pobreza. Por ello, ha desafiado y movilizado ejemplarmente la solidaridad de muchos, de forma espontánea con sus vecinos o a través de organizaciones eclesiales y sociales.”
En la segunda parte del mensaje el pastor de la Iglesia de Valdivia ofreció 7 pistas para discernir, 3 claves extraídas de la lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos, y 4 extraídas del texto del Evangelio de San Mateo. De san Pablo se planteó el
“vivir en clave de donación”,
“el identificar y no seguir tantos modelos nocivos de nuestra sociedad”, y
“vivir en continua renovación interior”. Las pistas extraídas del Evangelio fueron,
“No acumulen tesoros en la tierra”,
“Acumulen riquezas en el cielo”,
“Dónde esté tu tesoro, estará tu corazón”, y
“Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará iluminado”. Todo esto para
“terminar preguntándonos todos: qué renovación interior necesito, qué cambios se deben dar en mi mente y corazón, para ser mejor sujeto de discernimiento en la construcción de un Chile mejor.”
Fuente: Comunicaciones Valdivia