Mons. René Rebolledo: “Nos alientan los gestos solidarios comprometidos que nos indican que la justicia social es posible”
Para nadie es sorpresa que las Fiestas Patrias de este año serán muy diferentes a lo acostumbrado. Y es que
las lamentables consecuencias de la pandemia por COVID-19, como también la intención de evitar su propagación, han propiciado que las actividades se realicen de forma diversa y la Eucaristía en acción de gracias a Dios por un nuevo aniversario patrio desde el templo Catedral de La Serena no fue la excepción.
La celebración sin presencia física de fieles fue presidida por el Arzobispo René Rebolledo Salinas, siendo transmitida por diversos medios de comunicación social y plataformas digitales, a la cual
concurrieron de forma virtual, vía Zoom, autoridades civiles y militares de la región, representantes de instituciones educativas y sociales de la zona, además de integrantes de comunidades eclesiales de la Arquidiócesis.
Escucha la oración de tu pueblo
En su homilía, el Arzobispo señaló que junto a la alabanza y acción de gracias “elevamos súplicas por nuestra patria. Son las oraciones que le presentaremos en esta celebración a Dios, seguros de que, como nos ha bendecido hasta hoy, contaremos con su amor providente también en el porvenir. Por ello, la primera súplica que le presento a Él, es la expresada en la
Antífona de Entrada a esta celebración: “Señor, escucha la oración de tu servidor y la de tu pueblo”. Oramos al Señor por las autoridades de gobierno, legisladores y otros poderes del Estado.
Tendremos presente a quienes están sufriendo, corporal o espiritualmente, como también a los afectados por la pandemia del COVID-19, particularmente a los fallecidos y a sus familias, a las que manifiesto en estos momentos especial cercanía y aseguro la oración de la Iglesia. Rezamos por quienes se han entregado con gran pasión a servir en centros de salud, teniendo presente también los miles de voluntarios que han entregado su tiempo y dedicación en estos meses a través de diversas organizaciones que han acudido a servir con admirable entrega generosa. El Señor los sabrá recompensar, especialmente en bendiciones para ellos y los suyos”.
Otro de los puntos destacados en su mensaje, fue la necesidad de conocer la realidad del prójimo, tan importante en tiempos de pandemia y dificultades, en los cuales “probablemente nos ha costado más identificar en los otros a un hermano. Tanta violencia verbal y animosidad podría tentarnos a dejarnos llevar por el arrebato y faltar el respeto, agredir, desconfiar del prójimo. Hoy, Jesús nos recuerda que amar a su Padre y al prójimo son dos conjugaciones de un mismo sello. No se trata de una opción en la que se pudiera decidir por Dios o el prójimo. Jesús lo manifiesta con claridad:
El amor a Dios y al prójimo son la perfecta síntesis de la ley y los profetas. Santa Teresa de Los Andes nos invitaba:
Ocupémonos del prójimo, de servirle. San Alberto Hurtado nos recordaba:
el pobre es Cristo”.
Solidaridad en tiempos de crisis
Además, Mons. Rebolledo se refirió al rol que le corresponde a cada uno en la construcción de un mejor país, sobre todo en momentos de incertidumbre. “Como discípulos misioneros del Señor, estamos invitados a un rol activo ante las grandes interrogantes de la vida, también en los enormes desafíos de nuestros tiempos, como en el discernimiento que procede al contemplar los cambios culturales que se verifican en nuestro país y en el mundo. Nosotros, que hemos sido bendecidos con el amor de Dios manifestado en Cristo, somos invitados a responder a nuestro Padre con el mismo amor. Amar a Dios es aceptar su voluntad y amar lo que Él ama ayudando a construir su Reino en la tierra.
Sabemos que el Señor nos ama a todos, pero manifiesta su amor especialmente a los pobres, a quienes sufren -desvalidos, enfermos, cesantes, sin techo ni abrigo-, inmigrantes, deudos y familiares de hermanas y hermanos fallecidos. Por eso nuestra respuesta de amor se traduce en trabajar por su Reino de verdad y justicia, amor y misericordia, libertad y paz”, manifestó.
Asimismo, agregó que “la pandemia del COVID-19 que nos afecta gravemente hizo relucir -junto a la crisis social que tiene antecedentes de larga data en nuestro país- una realidad no suficientemente atendida: la grave inequidad social, el desempleo que afecta a numerosas familias, especialmente en nuestra región, la desproporción entre el sueldo de muchos chilenos y chilenas y el costo de la vida, el endeudamiento y la imposibilidad de numerosos jóvenes para acceder a la educación -especialmente superior- la falta de acceso universal a la salud, entre tantos otros clamores desoídos. Pero, por otra parte,
nos alientan los gestos solidarios comprometidos que nos indican que la justicia social es posible, que la inequidad no es digna de un pueblo mayoritariamente cristiano y que el porvenir estable de la nación, especialmente la paz, no se podrá construir sin atender en justicia a las demandas de parte importante de la población.
Otro Chile es posible
Igualmente, el Pastor destacó que “
otro Chile es posible, superando el egoísmo, practicando la virtud de la justicia, promoviendo la fraternidad desde las propias actitudes. La crisis actual que nos afecta en todo ámbito, cultural y valórico, económico, político y social, podemos asumirla con convicción creyente. Jesús nos enseñó que lo que da sentido a la existencia es el amor a Dios y a las hermanas y hermanos. Para quienes creemos en Dios y en su Hijo Jesucristo, no se trata sólo de una opción que tomamos, sino también del sello precioso de la fe que profesamos. En eso reconocían a los primeros cristianos: “¡Miren cómo se aman!” (
Hch 4, 33)”.
Finalmente, en relación al Plebiscito Nacional que se realizará el próximo 25 de octubre, convocó a que retomemos “estos valores que han engrandecido a nuestra patria. Desde el debate público hasta la convivencia ciudadana, pasando por las redes sociales y los tejidos comunitarios. Volvamos al amor de Dios y al amor del prójimo erradicando de nuestro medio todo signo de muerte, violencia y odiosidad.
Busquemos superar el materialismo, la avaricia y ambición, atendiendo a la justicia social y al espíritu solidario que nos caracteriza. El auténtico progreso consiste en que seamos reconocidos en nuestra común dignidad, y esto sólo será cierto y real cuando todos los ciudadanos puedan sentarse a la mesa con dignidad:
Chile una mesa para todos. En la gran decisión que se avecina respecto de la
Carta Fundamental, procuremos un diálogo con respeto y altura de miras al manifestar nuestros pareceres, mirando siempre el bien superior al que la patria nos llama en un momento decisivo de nuestra historia, para proseguir construyendo una sociedad justa y fraterna. Los difíciles acontecimientos que juntos hemos sobrellevado, nos ayuden a reconstruir los vínculos y a darle a Chile siempre las mejores leyes, los mejores servidores, las mejores voluntades”, enfatizó.
Asumiendo los desafíos en corresponsabilidad
Presente virtualmente en la ocasión, estuvo la Intendente de la Región de Coquimbo, Lucía Pinto Ramírez, quien tras finalizar la celebración destacó que “hemos participado de la Misa de Fiestas Patrias de manera muy diferente a lo que estamos acostumbrados, no por ello menos importante, más aún con un mensaje tan potente como el que nos entregó el Arzobispo. Sus palabras son un
llamado a la solidaridad, a no desanimarnos y velar por el bien de la Patria, sobre todo en estos momentos de angustia. Comprometámonos con los desafíos que tenemos por delante, buscando principalmente la justicia, disminuir las desigualdades y retomar el diálogo con el respeto que corresponde para construir un mejor país. Por otro lado, luego de la crisis social y la pandemia, se han mostrado claramente las desigualdades en salud, sueldos, trabajos, entre otros. Con optimismo debemos ponernos activos y trabajar para superar todo aquello, rescatando la dignidad tanto de hombres como mujeres. Espero que este mensaje que hemos recibido llegue a mucha gente y se pueda llevar a la práctica, con respeto, como hermanos y diálogo. Somos todos hijos de un mismo país y debemos buscar los caminos para superar las desigualdades”.
En tanto, el Teniente Coronel Luis Sagás Díaz, Comandante del Regimiento de Infantería N° 21 Coquimbo, indicó que el mensaje entregado por el Arzobispo “alivia en cierto modo la situación que estamos viviendo actualmente. Igualmente
es un llamado de atención para todos nosotros, que nos hace pensar sobre las relaciones interpersonales que se han generado en el último tiempo, donde quizá se han dejado de lado ciertas virtudes que son relevantes para nuestro diario vivir. Un llamado a la templanza, la fortaleza y la prudencia, que en ocasiones quedan en el olvido”.
Por su parte, la Vicerrectora de Sede de la Universidad Católica del Norte, sede Coquimbo, Dra. Elvira Badilla Poblete, agradeció “la invitación de nuestro Arzobispo a compartir esta Oración por Chile. Aun cuando la pandemia nos pone límites físicos, nuestra voluntad y deseo de una Patria -como la que añoraba nuestra gran Gabriela Mistral- no impide que nos sumemos a esta solemne ceremonia religiosa en la que pedimos y agradecemos a Dios y a María por nuestro país, sus autoridades y su pueblo. Creyentes y no creyentes celebramos este nuevo aniversario del inicio de un Chile soberano y buscamos hacer de esta tierra que nos cobija una mejor nación.
Para la Universidad Católica del Norte es un momento de agradecimiento, pero igualmente de reflexión, frente a las necesidades sociales que el último año nos ha develado y los desafíos del momento constituyente que vivimos. Es por eso, que desde nuestros distintos saberes universitarios, seguiremos aportando cada vez con más fuerza y convicción al desarrollo de la región y del país. Creemos que un Chile más justo es siempre posible”.
Fuente: Comunicaciones La Serena