Comunidad parroquial Apóstol San Pablo de Copiapó apoya ollas comunes y lecherías
No hay duda que la pandemia ha tenido graves y crecientes consecuencias socio económicas en los sectores más vulnerables de la región. Para responder a esta emergencia las comunidades parroquiales han organizado ayuda para sus territorios, respetando las estrictas normas sanitarias de la cuarentena en el caso de Copiapó, y del confinamiento voluntario en otras comunas de Atacama.
Una de las comunidades parroquiales que ha estado en esta tarea es la de la parroquia San Pablo de Copiapó. Su párroco, el P. Rodrigo Herrera, junto a su equipo, ha estado participando junto a dirigentes sociales de dos campamentos, en la organización de ollas comunes y lecherías.
“La pandemia ha dejado en el camino mucho sufrimiento por los contagios, personas enfermas, víctimas fatales y la desolación en la ciudadanía, especialmente en los más vulnerables” dice el P. Rodrigo. “Hemos visto políticas de Estado que no han estado a la altura de la realidad, gobiernos frágiles en cuanto a políticas sociales y sanitarias; más allá del valorable esfuerzo, se han visto colapsados por la realidad y no han podido responder a las necesidades que demanda la ciudadanía: salud, seguridad, acceso a salud, estabilidad laboral, vivienda, educación virtual, alimentación”, señala.
El sacerdote dice que la Iglesia responde a este llamado. “Queremos ser un aporte con nuestra oración, presencia y trabajo para transformar la realidad social con la fuerza del Evangelio”.
El trabajo ha sido de inserción en las poblaciones uniéndose al trabajo de los vecinos y dirigentes a través de la solidaridad, “que no consiste solo en entregar una ayuda material, sino compartir la vida con nuestra cercanía, poner en la mesa lo que tenemos para compartirlo, orientar la reflexión hacia la construcción de una vida digna y desde nuestra fe dar testimonio llevando la presencia de Jesús el Señor de la vida y la historia”.
La Iglesia de Jesús encarnado
Como Parroquia, junto a feligreses y amigos particulares y una gran red de apoyo, se ha articulado gestión en donación y trabajo. “Nos hemos insertado en los campamentos pertenecientes al sector parroquial. Apoyamos la lechería un día a la semana y la olla común los fines de semana donde llegamos a 250 familias aproximadamente en el campamento Las Lomas” señala. También se entrega mercadería a familias más vulnerables en un sector del campamento Altos de Andacollo y a vecinos de mayor vulnerabilidad en las demás poblaciones del sector parroquial.
“Aquí está la Iglesia de Jesús” dice el P. Rodrigo. “La solidaridad hoy nos abre los caminos para la evangelización, porque desde lo social hoy anunciamos a Jesucristo encarnado en medio de su Pueblo, que se hace cercano tocando la carne de quien más sufre, haciendo presente a Jesucristo Dios de todo consuelo”, y hace un llamado: “Hoy como ciudadanos y como cristianos tenemos la posibilidad de construir una nueva sociedad donde la vida fraterna, el trabajo por el bien el común, la justicia, la paz y la solidaridad sea una realidad, solo hay que arriesgarse y ponerse a trabajar”.
Fuente: Comunicaciones Copiapó