Universitarios y escolares se comprometen a ser mensajeros de esperanza en tiempos de crisis
Desesperanza, soledad, aislamiento y pobreza son algunos de los efectos de la grave crisis sanitaria que afecta a nuestro país. Por eso, cientos de jóvenes universitarios y escolares, movilizados por proyectos de la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana de la UC, han decidido ponerse al servicio de las comunidades más necesitadas de Chile, a través de acompañamiento virtual y ayuda material.
Patricia Venegas es animadora de la capilla Nuestra Señora de Lourdes, una comunidad relativamente nueva, integrada por 30 personas y ubicada en el sector Santa Rosa de Temuco. Vive en un contexto de alta vulnerabilidad social, rodeado por tres campamentos. En julio de 2019 recibió la visita de
Trabajo País, proyecto que cada año reúne a casi mil estudiantes de distintas instituciones de educación superior para construir, a lo largo de Chile, espacios de encuentro comunitario, con el fin de gestar esperanza en torno a Cristo. Ellos construyeron un salón para su comunidad, que no ha podido reunirse durante este año debido al confinamiento. “Nos echamos mucho de menos, porque somos una comunidad muy amena, nos consideramos familia. Estamos un poco tristes, porque no nos hemos podido ver ni abrazar, y esta cuarentena nos ha tenido muy encerrados”, cuenta la animadora. El vínculo con los voluntarios se mantuvo con el tiempo, pues varios de ellos volvieron a ir al lugar. Este año, la iniciativa Activa Trabajo País, que tiene como fin formar a los jóvenes para acompañar virtualmente desde julio a zonas visitadas anteriormente, permitirá que todos - comunidad y voluntarios - se vuelvan a encontrar y puedan compartir lo que han vivido estos meses, a través de talleres online, pensados para niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. “Tomamos esto como un reencuentro entre todos, volver a vernos, volver a conversar con los voluntarios y la comunidad. Queremos que sea un puntapié para renacer en este tiempo. Esto es muy importante, porque para la capilla de Lourdes, los jóvenes de Trabajo País son una luz de esperanza”, afirma Patricia.
El jefe nacional de Trabajo País, Nicolás Bravo, comenta que “Activa Trabajo País nace de la necesidad de seguir viviendo la identidad de nuestro proyecto, que es construir espacios de encuentro, pero esta vez de una forma más remota. Construyendo encuentro desde la distancia”. Por eso, bajo el lema “Unidos en Cristo, seamos luz de esperanza”, 290 jóvenes acompañan, desde julio, a ocho comunidades visitadas en años anteriores, donde ya se construyó, y a dos nuevas zonas, que esperan poder visitar presencialmente en el futuro. “Al contactar a las comunidades del 2019 y preguntarles cómo estaban viviendo esta crisis, nos dimos cuenta de que hay mucha necesidad de acompañamiento. Hoy en día se hace necesario escuchar, ‘estar ahí’, crecer espiritualmente y seguir profundizando los lazos entre comunidades y voluntarios”, dice el jefe nacional del proyecto.
Otro proyecto que ha debido adaptarse es Siembra UC. Esta iniciativa convoca año a año a más de 250 universitarios y estudiantes de tercero y cuarto medio para entregar diez días de sus vacaciones al servicio de Dios y el prójimo, anunciando el Evangelio en distintos lugares del país. Con el desafío de la permanencia y la distancia, nació iSiembra, un espacio de misiones virtuales, donde cerca de 350 jóvenes han acompañado desde Semana Santa a 24 comunidades visitadas en 2019 y el verano de 2020, además de tres nuevas zonas, ubicadas en Puente Alto, donde el foco ha sido la cercanía con los adultos mayores, uno de los grupos más afectados por esta pandemia. Su lema, en esta versión, es “Con misericordia y esperanza, seamos luz de Cristo”.
“La formación es una clave de nuestro proyecto, especialmente en el tema de la vocación. Nuestros voluntarios están en una etapa de decisiones importantes sobre su vida”, afirma Elisa Granese, jefa general de Siembra UC. De esta forma, cada semana, los voluntarios han tenido, además, instancias para formarse durante todo el primer semestre. Elisa señala que el balance de iSiembra es positivo, pues se han superado con creces las expectativas para este año. “Ha sido increíble el impacto que hemos podido tener, quizás incluso más grande que si hubiera sido presencial”, concluye.
Con la consigna “Con el amor de Cristo, encendamos la esperanza”, el proyecto
Misión de Vida, que realiza cada invierno misiones en alianza con las pastorales de carrera, ha trabajado durante 2020 en distintos ejes. Desde marzo, uno de los focos ha sido la reflexión, con el fin de mirar la actualidad desde la fe. Para eso, han organizado conversatorios vía Zoom y entrevistas por Instagram live con diversos expositores. Otro eje ha sido el trabajo en el campamento Nueva Comaico, ubicado en Colina. Para ir en ayuda de esa comunidad, Misión de Vida organizó una campaña de recolección de fondos, y compró 75 cajas de alimentos, adaptadas según las necesidades de cada familia. Junto con ello, los voluntarios gestionaron una campaña denominada “#TeEscriboPorque”, con el objetivo de entregar cartas un mensaje de ánimo y esperanza en medio de esta pandemia, a los vecinos del campamento y al personal de la salud. Además, para esa y otras comunidades, editaron el folleto “El llamado a la esperanza”, con oraciones para distintos públicos.
Entre el 31 de julio y el 2 de agosto, se realizaron misiones virtuales. La jefa general de
Misión de Vida, Camila Fernández, plantea que “la idea fue que los voluntarios pudieran involucrarse y volver a las zonas del 2019, y reencontrarse con las personas, y saber cómo han vivido este tiempo, además de hablar de Dios, ya que muchos pueden estar más alejados ya no pueden ir a las iglesias”. Durante esos días acompañaron digitalmente a diez zonas, ocho anteriores y dos nuevas, que fueron hogares de ancianos. “Qué mejor forma de dar esperanza que poder conversar con personas que han estado mucho tiempo solas, especialmente los adultos mayores, que no pueden salir de su casa y tampoco tienen cómo distraerse. Fue para nosotros una oportunidad de estar cerca de ellos y encender la esperanza en nuevos corazones”, cuenta Camila.
Desde el proyecto
Pastorales de Carrera, que agrupa a estudiantes de una misma unidad académica para vivir la fe en comunidad, también se han gestionado iniciativas para ir en ayuda de quienes más sufren. Dentro de ellas, destaca el apoyo prestado por alumnos de la Pastoral de Ciencias Biológicas al comedor social San José, ubicado en la población Rosita Renard de Ñuñoa, y dependiente de la parroquia El Buen Pastor. Ahí, los lunes, jueves y sábado, colaboran en la preparación y entrega de almuerzos para los vecinos del sector.
Además, desde las pastorales de Agronomía, Odontología, Enfermería, College, Construcción Civil e Ingeniería Comercial han desarrollado campañas de recolección de fondos y alimentos, para ir en ayuda de familias de Puente Alto, La Bandera, La Pincoya y miembros de la comunidad UC.
Calcuta UC, que tiene como misión acompañar en el dolor en hogares, hospitales, cárceles y psiquiátricos, ha continuado con el acompañamiento - ahora virtualmente - a ancianos de la Fundación Las Rosas y a pacientes de hospitales. Además, semana a semana realizan 3 mil mascarillas para hospitales de Santiago y han escrito cartas dirigidas a personas privadas de libertad.
Teniendo como marco el lema #CristoSufreHoy, desde la Pastoral UC se han desarrollado otras iniciativas, que se encuentran detalladas en
http://pastoral.uc.cl/cristosufrehoy, divididas en tres pilares: la oración, la solidaridad y el encuentro. Esto, con el fin de ser mensajeros de esperanza y apoyar a los que más lo necesitan en esta pandemia.
Fuente: Pastoral UC