Juntos multiplicamos la Solidaridad
Juntos multiplicamos la Solidaridad

Comienza el Mes de la Solidaridad y el Arzobispo René Rebolledo en su artículo mensual, publicado en diario El Día, convoca "a realizar un esfuerzo extraordinario en el desafío de apoyar a las familias que lo están pasando mal, debido a las consecuencias del COVID-19".

Cada año, al inicio del mes de agosto, observo cómo se movilizan las comunidades - especialmente juveniles - mediante diversos programas en vista del 18 de agosto, Pascua de san Alberto Hurtado, Día Nacional de la Solidaridad. Es interesante notar el desarrollo que a lo largo de los últimos años ha tenido esta importante jornada. En efecto, desde un día -el 18 de agosto- se ha transformado en un mes. Es así que iniciando agosto comienza el Mes de la Solidaridad. Agradezco a Dios que se haya dado esta transformación, pues un día debe ser significativo de una vida vivida en el amor hacia los demás. Así nos enseñó nuestro Señor en su ejemplo y también san Alberto Hurtado y otros santos e igualmente numerosas personas en nuestras comunidades que nos dan un bello testimonio de servicio a los demás.

En esta perspectiva, bajo el prisma del ejemplo de nuestro Señor y del acompañamiento fiel de san Alberto Hurtado, son numerosas las personas, comunidades y agrupaciones que se esmeran a lo largo y ancho del país, en actividades y programas anuales. El amor a Dios, en efecto, está aparejado también con el amor al prójimo. Así leemos en Mt 25: vengan, benditos de mi Padre, a recibir el Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era emigrante y me recibieron, estaba desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y me vinieron a ver (Mt 25, 34-36). El Señor mismo se identifica con quien sufre: Les aseguro que cuanto han hecho a uno sólo de éstos, mis hermanos menores, me lo hicieron a mí (Mt 25, 40).

Observo que a los jóvenes les motiva notoriamente el servicio a los demás. Recordemos los días tristes que hemos vivido como nación debido a terremotos, tsunamis, incendios… cómo los jóvenes han salido al encuentro de los compatriotas que estaban sufriendo, recorriendo largas distancias, aportando con medios propios, trabajando sin descanso, llevando alegría y esperanza a numerosas familias. También nuestras parroquias y comunidades han dado respuesta generosa en tales circunstancias. No puedo ni debo olvidar el servicio prestado por los medios de comunicación social, en particular Radio San Bartolomé, que día y noche ha ofrecido sus servicios de información siendo fuente de comunicación e intercambio. Destaco, igualmente, la actitud de instituciones militares y de orden, también voluntariados y organizaciones sociales. Nadie permanece indiferente ante el sufrimiento que sobreviene muchas veces en modo repentino e inesperado. Que loable son tales actitudes. Para los discípulos misioneros del Señor, aún de mayor exigencia: si no ama al hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y el mandato que nos dio el Señor es que quien ama a Dios ame también a su hermano (1 Jn 4, 20-21).

En la Arquidiócesis, desde hace decenas de años, contamos con la Comisión Arquidiocesana Pastoral Social-Caritas. Este organismo desarrolla sus actividades anuales, a partir de un intenso programa que contempla formación en Doctrina Social de la Iglesia, en la atención prioritaria a adultos mayores, personas en riesgo social, ayuda a estudiantes, también acudiendo en situaciones de emergencia, entre otros. Son numerosos los agentes de pastoral involucrados en estos programas. Por otra parte, menciono el servicio que brindan instituciones eclesiales conocidas entre nosotros: el Hogar Redes, las residencias para adultos mayores “Nuestra Señora de Andacollo” en Las Compañías y “La Visitación de María” en La Serena. Meritoria es también la obra “Casa de la Esperanza”, que despliega enormes esfuerzos en la recuperación de jóvenes y adultos dependientes del alcohol y drogas. Gran sacrificio y entrega generosa demuestran las damas comprometidas en el servicio de los hospitales “San Juan de Dios” (La Serena) y “San Pablo” (Coquimbo). A ellos debemos sumar también las numerosas personas que se entregan generosamente a los demás en variados estamentos del Gobierno Regional, Provincial, Municipal y el liderazgo que ejercen en este sentido las organizaciones sociales presentes en pueblos y ciudades.

Para vivir este mes se ha escogido como lema a nivel nacional: Juntos multiplicamos la Solidaridad. Convoco a mis hermanos a realizar un esfuerzo extraordinario en el desafío de apoyar a las familias que lo están pasando mal, debido a las consecuencias del COVID-19. En nuestra región la escasez hídrica y el cierre de numerosas fuentes laborales, están provocando gran sufrimiento.

El texto bíblico inspirador para agosto es Lucas 9, 10-17, el milagro de la multiplicación de panes y peces que realizó nuestro Señor, acción generada desde el desprendimiento y solidaridad de entre la multitud que lo seguía. También hoy, sus discípulos misioneros, estamos llamados a promover el compartir generoso como signo de compromiso con Él y los hermanos.

Nuestra adhesión a la campaña organizada por la Arquidiócesis Nadie se salva solo, aportando generosamente a su objetivo, es también una respuesta a la palabra del Señor a los apóstoles: denle ustedes de comer (Lc 9, 13).

Fuente: Comunicaciones La Serena
La Serena, 02 de Agosto, 2020
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