Con textos de la cantata de 1978, se renovó compromiso por los Derechos Humanos en el frontis de la Catedral de Santiago
Hace exactos 41 años, un día sábado 25 de noviembre de 1978, las puertas de la Catedral de Santiago estaban acechadas por militares parapetados. Al interior del templo se llevaba a cabo un simposio internacional de Derechos Humanos convocado por el entonces arzobispo de Santiago, Raúl Silva Henríquez. Ese día se leía la carta de Santiago, el documento final que contenía las conclusiones y las reflexiones de tres días de trabajo junto a expertos en derechos humanos de todo el mundo. En ese texto se advertía el daño a las naciones y sus pueblos, al no respetar los derechos humanos, en los puntos que propone la declaración universal de estos.
Quienes participaron en el simposio de los derechos humanos, el 25 de noviembre de 1978, se comprometieron a renovar cada año el compromiso por el respeto de estos derechos fundamentales, encendiendo el mismo cirio que ayer, lunes 25 de diciembre se encendió en la Plaza de Armas, en el frontis de la catedral.
“Hoy, con profundo dolor por estar viviendo tiempos de injusticias y de ausencia de paz, realizaremos juntos el mismo rito”, dijo Ruth, trabajadora de la Vicaría, quien animó el momento.
Hoy, en esta Iglesia Catedral,
hemos encendido una luz de esperanza
en medio de un mundo que busca claridades.
Continuaremos caminando al resplandor de esta luz
para que nuestras acciones e inspiraciones,
nuestros proyectos y deseos,
renueven la esperanza
entre los oprimidos del mundo entero.
Cada 25 de noviembre
encenderemos la llama de este cirio
para unirnos de nuevo como hoy
a renovar nuestro compromiso de luchar
para que todo hombre y toda mujer tenga derecho a ser persona.
Santiago de Chile, noviembre 25 de 2019.
En ese simposio, también se estrenaba la cantata de los Derechos Humanos, escrita por el sacerdote de los Sagrados Corazones, Esteban Gumucio. Él tomó la figura de Caín y Abel para reflejar la manera en que los pueblos de América Latina se mataban entre hermanos, de la misma forma en que Caín mató a su hermano Abel. Parte de esa cantata también se interpretó en este acto sencillo.
“¿Quiénes son los Abeles del año 2019 en Chile?”, se preguntó en el acto. Para luego encender velas por quienes han sido conculcados en sus derechos: “223 personas con heridas oculares, Raúl, 18 años; Carlos, 37 años; Rodrigo, estudiante de pedagogía; Alejandro, camarógrafo; 43 personas heridas por balas; 1.015 personas heridas por perdigones; 5 personas muertas por agentes del Estado; José Miguel, 25 años; Kevin, 23 años; Romario, ciudadano ecuatoriano, 26 años. Porque Caín somos todos como sociedad. Llevamos años liquidando la vida de los más sencillos a través de la violencia diaria en que solo algunos tienen acceso a una vida digna. Hoy no volveremos a la ceguera, nos han querido cegar, pero nuestra sociedad buscará la justicia hasta encontrarla, y con ella, llegará la paz”, se escuchó fuerte en la principal plaza de la ciudad.
Monseñor Celestino Aós, Administrador Apostólico de Santiago, señaló que “como cristianos reconocemos la dignidad de toda persona humana y en todas las circunstancias, desde el momento de su concepción hasta que muere. Nos duele en la historia constatar cómo cada pecado ofende a Dios y al mismo tiempo lesiona la dignidad humana. Hoy estamos sometidos a la presencia del pecado, a la presencia del mal, que se hace violencia, que se hace injusticia, y por eso que hemos querido recordar el pasado, pero mirando también el presente, para renovar nuestro compromiso de ser todos agentes de paz, mensajeros de verdad y de justicia Ser instrumentos de Dios para crear un Chile nuevo y mejor”.
El padre Jorge Muñoz, Vicario de la Pastoral Social Caritas invitó a cada uno a “sembrar esperanza, paz, justicia. No nos cansemos de pedir esa paz que brota de la justicia”, señaló.
Entre las personas que participaron de este acto estuvo Patricia Recabarren, “estoy aquí por los jóvenes, por mi familia detenida desaparecida. En el año 1973 esta fue nuestra casa, la Vicaría de la Solidaridad”, dijo. En su mensaje también pidió que la Iglesia “se comprometa hoy, como lo hicieron hace años atrás. Debemos acoger al hermano, acoger a estos Abel que están exigiendo”.
El diácono René Alvarado y su esposa, María Ponce, miembros de la parroquia San Pedro y San Pablo también estuvieron en el encuentro, “esto es para renovar un compromiso con la dignidad”, dijo René
“Hay que hacer valer los valores de la vida”, dijo María quien llamó a la Iglesia “saque una voz más fuerte, tenemos que sacar la caridad del pecho, sacar la cara para defender a los chiquillos que están luchando por nosotros”.
Nike Muñoz, de la parroquia Sagrada Familia, de Quilicura, señaló, “es esencial y prudente que los pastores hagan visible la opción concreta de Jesús que son los pobres. La iglesia tiene que hacer presencia, estar visible, y decir que se están violando los derechos humanos”. El acto fue convocado por la Vicaría de Pastoral Social Caritas y la Coordinadora #PazDeJusticia, integrada por distintas congregaciones de religiosos, religiosas, y por numerosas laicas y laicos.
Fuente: Vicaría Pastoral Social Caritas – Comunicaciones Causa Esteban Gumucio