La respuesta podría venir desde los orígenes de nuestra Iglesia. San Pedro y San Pablo son considerados fundadores de la Iglesia, patronos de Roma y representantes del Evangelio y desde sus orígenes, se les reconocen las virtudes cristianas que los transforman en dos de los más grandes apóstoles defensores del Evangelio.
A miles de kilómetros de Roma, en nuestra Catedral, la Iglesia chilena celebra y recuerda a estos dos santos cada 29 de junio. Representantes de todas las comunidades y movimientos de la Arquidiócesis de Santiago, además de autoridades civiles, se congregan para rezar por el Papa Francisco y sus intenciones.
Es esto quizás, lo que animó a Cristina Bastidas, venezolana con ochos años en nuestro país a representar a su natal Venezuela en la misa en honor a estos dos santos. Vestida son sus trajes tradicionales y acompañada de otros migrantes, Cristina se llena de emoción al contarnos esta experiencia: "Le hemos pedido mucho a Dios por lo que vive mi país. Vengo vestida así porque nunca debo olvidar de dónde vengo y tampoco olvidar que Chile es mi segunda patria que me ha acogido gratamente".
El Nuncio Apostólico, Ivo Scapolo, también recuerda la figura de estos dos santos, pero lo refleja en quienes más sufren los embates diarios de la vida: "Al rezar por el Papa, queremos pedirle a Dios que se cumplan sus intenciones e iniciativas y hacer de la Iglesia un lugar sano y seguro. Rezamos también por la intensión del Papa para que se acaben las guerras, las injusticias y los daños al planeta Tierra que es nuestra Casa Común. Que se respete la vida, las familias, los refugiados, los niños, migrantes y enfermos".
Reglón seguido, el Nuncio dio una clave fundamental para ser parte de lo anterior: "Hay una manera muy concreta de expresar esta comunión con el sucesor de Pedro. Es el apoyo material que los católicos de todos el mundo son llamados a ofrecer al Papa para un eficaz ejercicio de su servicio y de ayuda a los más necesitados. Como es por ejemplo, el Óbolo de San Pedro", explicó.
El Óbolo de San Pedro, como gesto de caridad ferviente, es una respuesta comunitaria de la Iglesia que invita al amor fraterno, al servicio humilde y generoso, a la justicia, a la misericordia con el pobre. Jesús ha indicado este camino de reconocimiento del otro para que todos puedan sentirse acogidos, amados y animados a vivir según la buena vida del Evangelio.
El Administrador de Santiago, Celestino Aós, extendió este anuncio de amor al prójimo al señalar que "amar a Jesucristo es también amar al Papa. Nosotros tenemos que amarnos los unos a los otros. Hoy es un día del testimonio de la fe y del amor a Jesús y cómo lo hacemos, lo hacemos orando por el Papa y sus obras".
Cristina Bastidas se va contenta. Le reza a la Virgen y contempla la imagen del Papa Francisco puesta en el altar. Quizás recuerda a su Venezuela querida, a sus hermanos migrantes que no encuentran salida a sus problemas. Pero sabe que en estos momentos de angustia, una bella sonrisa, es testimonio vivo que Dios no da problemas a quien no puede superarlos.
Fuente: Iglesia de Santiago
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