En la Iglesia Catedral de Valparaíso, Mons. Pedro Ossandón, Administrador Apostólico de la Diócesis de Valparaíso presidió la celebración de la Misa de la Cena del Señor en la Iglesia Catedral.
En su homilía, Mons. Ossandón señaló que “estamos ya en Semana Santa. La Iglesia nos ha invitado a participar del Tiempo de Cuaresma, donde hemos renovado esa gracia de la oración, de la penitencia y de la solidaridad para disponernos a contemplar y a recibir la gracia de Cristo que se ofrece por amor a nosotros. Hoy en la última cena, en la institución del sacerdocio, en la proclamación del amor fraterno, ya mañana compartiendo con él el misterio de su pasión. Vamos a ser testigos de la muerte de Jesús viendo que con cada dolor pareciera que triunfa el mal y que hemos quedado desolados; sin embargo, la Virgen Santísima nos invita a mirar con ojos de la fe la muerte de Cristo. Ella sabe que Jesús hace la voluntad de Dios Nuestro Padre. ¿Qué ve la Virgen Santísima? Ve el amor de Dios por nosotros, ve un Cristo que sacrifica su vida para perdonar nuestros pecados, derrotar al demonio y vencer a la muerte. A ella la sostiene la fe que recibe el amor de Dios por nosotros, por ella y por toda la humanidad”.
“Hacemos silencio el Viernes Santo y el sábado, y en la noche Cristo resucitará, es la Pascua del Señor, qué alegría más grande Cristo ha vencido nuestro orgullo, la soberbia, la prepotencia en nosotros y en los demás. Nosotros queremos morir con Cristo y resucitar con Cristo para renovar nuestra vida de fe, nuestra vida cristiana. Hoy el Señor nos entrega el Sacerdocio. El Señor para que podamos vivir este peregrinar como cristianos hacia la vida eterna nos deja el sacerdocio ministerial. Los sacerdotes hoy día renuevan sus promesas sacerdotales al Señor porque Cristo nos dejó el ministerio sacerdotal al servicio de toda la comunidad. Cristo inicia su ministerio público llamando a los doce para que estuvieran con él y lo acompañen en su tarea evangelizadora. Él nos dejó el sacerdocio, por eso tenemos que cuidar a los sacerdotes, rezar por ellos, colaborar en corresponsabilidad para que todos podamos ser fieles a la vocación que Dios nos regaló. Junto con el sacerdote, Cristo nos dejó la Eucaristía”.
“Cristo ha querido instituir la Eucaristía y la deja como alimento que sustenta nuestro peregrinar, nuestro crecimiento en la fe como cristianos y discípulos de Jesús. Celebremos con alegría esta fiesta de la institución del sacerdocio y de la Eucaristía. Miren cómo Jesús nos va a explicar en qué consiste ser cristianos, en qué consiste el amor fraterno. Lo va a hacer con un ejemplo: el gesto del lavado de pies a los discípulos. No hay cosa más necesaria y camino más fecundo para renovar nuestra Iglesia que dejarnos amar por Dios. Dejémonos lavar los pies por Cristo y lavémonos los pies unos a otros”.
El gesto del lavado de pies, Mons. Pedro Ossandón, lo realizó a agentes pastorales de la Iglesia Catedral. Al término de la Eucaristía, Mons. Ossandón llevó en procesión al Santísimo hasta el Monumento, hubo un momento de oración y después los fieles permanecieron en Adoración.
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Fuente: Comunicaciones de Valparaíso